ACCIDENTE FATAL EN LA UCV 1994

Cuerpo de Bomberos Voluntarios Universitarios de la UCV - Inicio | Facebook

 El 17 de junio de 1994, hace 27 años, tuvimos en los túneles de vapor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), un accidente fatal con 4 jóvenes que se preparaban para pasar a formar parte de los cuerpos de bomberos universitarios, que con carácter voluntario, existen en esta universidad y en la Universidad Simón Bolívar (USB). Como estamos en un nueva conmemoración de aquel triste episodio, en recuerdo y honor a las víctimas, repaso a continuación algunas situaciones relacionadas al caso, que conocí de primera mano porque en ese momento me desempeñaba como Jefe de la División de Ambiente, Salud y Trabajo adscrito al Rectorado, siendo el Dr. Simón Muñoz, Rector de la UCV.

 Caracterizar este incidente pasa por establecer que el mismo ocurrió en un espacio confinado. Se trata de los túneles construidos para llevar la tubería de vapor por gran parte de la universidad. Las calderas generadoras de este vapor están ubicadas detrás de la sede del Instituto Nacional de Higiene y al lado de la lavandería del Hospital Clínico Universitario; desde allí se suministraba vapor, por dos ramales, uno dirigido al hospital y a las instalaciones de que lo requerían de la Facultad de Medicina, y otro a las Facultades de Odontología,  Farmacia e Ingeniería. Hoy en día, la mayoría de las instalaciones académicas no usan vapor para sus actividades ya que han recurrido a calentadores a gas, por lo que gran parte de esta tubería está inactiva, pero sigue moviendo vapor en la línea.

 Siguiendo con la contextualización del evento debe mencionarse que para esa época el accionar del Cuerpo de Bomberos Voluntarios (CBV) de la UCV se desarrollaba sin procedimientos pre-establecidos para algunos casos, las prácticas se desarrollaban según la visión de quien las dirigiera. Tuve la oportunidad de ver a nuestros bomberos atacar un fuego en el interior de una edificación universitaria sin equipos de respiración autónoma, que resolvimos desde el Rectorado dotándoles de los mismos. 

 Ese voluntarismo, a mi parecer tenía mucho que ver con las comandancias, que eran ejercidas por los camaradas más impetuosos y al descuido que, desde el Rectorado se había llevado en cuanto al desarrollo del CBV. En ese sentido siempre recuerdo que cuando el terremoto de Cariaco de 1997, la Comandancia de los Bomberos de Distrito Federal se acercó a nuestros jóvenes para que se fueran en los aviones de la fuerza aérea a atender aquella tragedia, y casi todos atendieron al llamado. Luego entendí que se buscó a los universitarios, porque de parte de los bomberos profesionales no hubo tal diligencia para reportarse para el traslado.

 Para analizar este accidente sigamos el esquema causas inmediatas, causas contribuyentes y causas raíces. Laffe (2002), un miembro del CBV describe el evento así: "durante el desarrollo de prácticas habituales de rescate en espacio confinado en los túneles de la red de vapor de la Universidad, se produce la muerte de cuatro aspirantes a bombero, por causas no determinadas, presumiéndose la presencia de gases tóxicos en los túneles y/o la alta temperatura ambiental presente en los túneles como posibles causas. Los noveles miembros de la institución, Manuel Caraballo, Marcos Benedetti, Daniel Mosco y Luis Lares, quienes se preparaban con tesón para portar el uniforme azul de rojos ribetes, enfrentaron una fatalidad que fue esquiva a los Bomberos Universitarios por treinta y cuatro años".

 La causa inmediata fue el calor,  a los jóvenes los mató un golpe de calor por haber sido llevados a esa práctica con la dotación completa de los bomberos, cuyos trajes, así como sirven de barrera protectora contra el calor intenso del fuego, no están hechos para desalojar el calor que pueda entra por debajo de ese chaquetón, de allí que por condición ergonómica, los bomberos en los frentes de ataque a un incendio deben ser rotados permanentemente. Así, mientras la vanguardia, una fémina y la retaguardia, un caballero, llevaban ropa de habitual de bombero, el traje contraincendios que usaron los fallecidos se convirtió en una trampa de calor. Al día siguiente, a pocas horas del evento, conjuntamente con el colega Félix Flores hicimos mediciones de calor y gases descartando los segundos, coincidiendo con mediciones que hizo el colega Enrique Bart de los Bomberos de Distrito Federal con un equipo medidor de gases de otra marca diferente al nuestro, adicionalmente a ello, se tomó muestras del condensado existente en el sitio, las cuales fueron procesadas en dos laboratorios de la UCV determinándose que era agua "destilada" sin contenido de químicos. Las autopsias realizadas por el cuerpo de forenses ratificaron el golpe de calor como la causa de las muertes.

 En un golpe de calor las temperaturas corporales que se han elevado por encima de los 40°C causan rigidez muscular, alteraciones del sistema nervioso central y muerte inmediata por un fallo multiorgánico, si no se atiende a los primeros síntomas y no  se reacciona para combatirlo. Todo ello ocurre porque el órgano llamado tiroides, que  forma parte del complejo metabolismo del ser humano y que ayuda a regular la temperatura corporal, a través de la hormona tiroidea, cesa en su función de mantener el calor adecuado del cuerpo. Al principio cuando esa temperatura fue en aumento, acelera la sudoración para deshacerse del exceso de calor, hasta que este sistema colapsa, casi paralelamente aumenta el ritmo cardíaco con igual intención, y cuando no logra su cometido, la hormona hace que en diversas partes del cuerpo empiece a darse temblores. Es un proceso que debemos conocer, esa es la lamentable lección que nos deja el accidente en estos túneles de vapor de la universidad.

 Sobre las causas contribuyentes, figuran aspectos como impericia, como un factor a considerar, es decir, la falta de conocimiento sobre los peligros a enfrentar, de experiencia y habilidad para minimizar los riesgos, pero  para este escribidor, la causa contribuyente mas importante fue de tipo psicosocial. 
La práctica se inició entrando por el respiradero que está en la esquina sur-oeste del edificio de la Facultad de Farmacia rumbo al respiradero que está en la entrada de la Escuela de Medicina "Luis Razetti". Los bomberos decidieron esa práctica sin contar con el apoyo de sus camaradas y en desconocimiento de la vigilancia de la UCV, que debe considerarse como contribuyente a la tragedia

 Los aspirantes a bomberos voluntarios involucrados en el accidente eran cinco, cuatro jóvenes y una joven. La variable psicosocial debió surgir, a mi parecer, y asumo la responsabilidad de la hipótesis, cuando la aspirante a bombera voluntaria, entró en pánico al iniciarse la travesía del túnel, que al principio permite caminar erguido, pero que luego obliga a pasar lo más agachado posible, en el tramo del túnel que pasa por debajo de la calle que une al hospital con la llamada Puerta del Clínico, además de lo anterior, el paso era a ciegas, ya que no llevaban linternas. Explicable así, el pánico para cualquier persona. 

 Siendo la retaguardia un varón, optaron por sacar a la bachiller, y que los demás siguieran en la práctica, no sin antes, los bachilleres que luego fallecerían le dijeron cosas ofensivas a esta joven, relacionadas con su falta de valentía. Eso fue lo que ella declaró en el tribunal que inició la investigación y a cuyo expediente tuve la oportunidad de tener acceso por mi rol de responsable de seguridad e higiene ocupacional de la UCV. La vanguardia de esa práctica era una fémina y yo me imagino que en la medida que avanzaban por el túnel, a esa hora de la tarde noche, con un calor aniquilador producto de las fugas de la tubería en su recorrido, usando el traje de bomberos para combatir incendio los fallecidos, trajes que se convirtieron en una trampa de calor, nadie que se haya sentido mal, que además no estaba preparado para reconocer los síntomas del golpe de calor, se atrevió a pedir que lo sacaran también, ante el temor de quedar como carente de valentía, el silencio pudo haber sido la expresión psicosocial que comento. 

Sobre las causas raíz de aquel trágico incidente, tuvo mucho que ver con la forma de organizarse nuestro cuerpo voluntario, porque a cuenta de voluntariado y más el ímpetu de la juventud de sus integrantes, se decidían cosas que el Rector, a pesar de ser por reglamento el Comandante nada sabía. Para ese momento, producto de haber estado en escena con los bomberos en un par de eventos, advertí que requerían de comandantes cuarteados en esa disciplina, incluso así lo hice saber al Rector, pero mi propuesta no fue atendida por mucho tiempo. El mismo Laffe (2002) nos lo expresa contundentemente cuando escribe: "Este hecho indeseado, que hizo recordar nuevamente los terribles peligros implicados en esta honorable actividad, generó una oportunidad de reflexión sobre las condiciones de seguridad en que se debe prestar el servicio. Como resultado, nuevas normas de instrucción fueron elaboradas, en las que se obliga a todo instructor a tomar todas las medidas de seguridad apropiadas a la actividad de entrenamiento o ejercicio señalada, y la disposición de suspender cualquier actividad de practica para la cual no se hayan completado todos los preparativos de seguridad indispensables" .

Para culminar recuerdo que sobre el sitio del evento, se construyó una cancha que quedó obstruyendo la boca de visita dela tubería de vapor, pese al conocimiento que tuvo todo el mundo universitario de este fatal incidente. La hoy rectora, entonces Secretaria de la UCV y la gente de Servicios Generales de la UCV, no solo violentaron la norma de ingeniería correspondiente, sino que con esa estructura contribuyeron a borrar de la memoria aquel evento que los ucevistas nunca debemos olvidar y a cuyas víctimas hoy y siempre debemos honrar.

Con el tiempo, los graduados empezaron a ser fuerza en el rol de comandantes del CBV-UCV, en parte porque la conciencia social que se desarrolla siendo bombero voluntario es muy alta. Así tenemos que en los últimos años se ha logrado eso que propuse luego de esta tragedia, que fueran comandantes, hombres y mujeres con experticia en el campo bomberil. No quiero cerrar esta nota sin un dato de la actualidad. Por COVID ha fallecido nuestro Comandante del CBV-UCV, el Lic. Alejandro Montes, profesor del área de seguridad e incendios. Honor y Gloria al Comandante Montes.

Referencias.

Carlos H. Laffe (2002). Las boinas azules: una casta muy especial, disponible en  https://dokumen.tips/documents/una-breve-historia-del-cbvu.html

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