EL PLANETA NO SOLO SE CALIENTA, ARDE!
El planeta no sólo se calienta, arde!
Por Eric Omaña
Contextualizando el tema.
Siempre comienzo recordando los pronósticos emanados de las computadoras del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) para los autores del Informe del Club de Roma en 1972, cuando aún cursaba Ingeniería Mecánica en la UCV y un viejo profesor, escapado del mundo de la guerra europea, que nos dictaba Acondicionamiento Ambiental, nos puso en contacto con ese documento llevado a la Conferencia de Estocolmo en aquel año.
De los estudiantes que cursábamos esa materia, luego eliminada del pensa de estudios, creo que fui el único que quedó impresionado por el citado informe, y la razón fue que en esa época participaba en un círculo de militantes estudiando a Rosa Luxemburgo, quien acuñara la expresión “socialismo o barbarie” (1916). Los autores de lo que ahora se conoce como “Los límites del crecimiento”, los esposos Meadows y colaboradores, indicaban que en las siguientes décadas sobrevendría el colapso ambiental; bueno estamos en los albores del mismo, o quizás bien adentrados a tal colapso.
Como ejemplo vemos que en estos días finales de agosto e inicios de septiembre de 2021, la situación climática de EE.UU. es la expresión mas elocuente de lo hasta ahora expresado, con incendios pavorosos en el oeste producto de la sequía continuada de varios décadas, que será el tema de esta nota, e inundaciones en el este, producto del huracán Ida, uno de los huracanes más intensos que haya asolado a esa región. Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de NN.UU. está indicando que los eventos climáticos extremos que se han generado en los últimos 50 años y que están asociados al cambio climático, han provocado el fallecimiento de más de dos millones de personas y daños económicos superiores a 3,6 billones de dólares. Para los investigadores de la OMM, los eventos climáticos extremos se han multiplicado por cinco en comparación con 1970.
Volviendo al citado informe originado en el MIT, los autores pronosticaron que si no quería llegar al colapso, los países deberían hacer un control y uso juicioso de la industrialización, la producción de alimentos y la explotación de recursos naturales desde momento, ya que en caso contrario alcanzaríamos el límite de sostenibilidad de la vida en la Tierra en los siguientes cien años (2070). En aquel entonces, los científicos no disponían de la data que ahora se posee, ni las computadoras tenían la capacidad de ahora, por eso, el tiempo estimado para alcanzar la hecatombe, se ha reducido entre 20 y 40 años!
En los setenta del pasado siglo ya se hablaba de la contaminación y sus formas de evitarla, del hueco en la capa de ozono y su impacto sobre la vida. Y aunque estaba el mundo petrolero entrando en el límite de fuentes de crudos livianos, es decir, el declive, lo que siguió en la siguiente década fue el financiamiento de la industria de automotriz con el propio petróleo, una paradoja que explica porque esa materia prima tiene mayor precio que los productos que con ellos se elaboran en las refinerías y petroquímicas.
Desde hace unos años para acá, el mundo viene recibiendo con asombro los informes del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), creado en 1988 por NN.UU. El actual, emitido este año apunta a unos escenarios sombríos, la barbarie como lo mencionaba Rosa Luxemburgo antes de caer asesinada por los nazis. El actual Secretario General de NN.UU. António Guterres, describió, asombrado, las conclusiones de este informe, en el cual, tras la revisión y análisis de más 14.000 artículos científicos, los autores concluyen que “las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían quebrar un límite clave de la temperatura global en poco más de una década” y que "no es posible descartar" una subida del nivel del mar que se acerque a los 2 metros a finales de este siglo.
Incendios forestales.
A ese calentamiento global se está asociando los llamados efectos climáticos extremos, desde los años en que los Meadows redactaron su texto, pese a la existencia de los “negacionistas” como el anterior presidente de EE.UU. quien incluso retiró a su país del Acuerdo de Paris, mediante el cual, la mayor parte de la naciones del mundo se comprometieron a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
No obstante los negacionistas y el encubrimiento de la mediática mundial del tema, mucha gente habla de ir a las tecnologías “verdes”, para generar energía a partir de la luz solar, los vientos y otras formas mas, pero se está demostrando que no son la solución, que incluso la construcción de sus equipos y sistemas generan mas contaminación, que hacen que el balance de ganancias y pérdidas exponga que las tales energías alternativas, no son más que una alternativa para seguir agotando los recursos del planeta y generando mas contaminación. De tal forma que la solución deberá ser más radical.
En ese marco acudimos en los últimos años a un incremento inusitado de incendios forestales, que los tomamos como naturales porque han acompañado a nuestra especie desde que ella se asentó y distribuyó por todo la Tierra. Además, existen plantas que requieren del fuego para reproducirse, es el caso del pinus contorta, un árbol perennifolio común en el oeste de EE.UU. que necesita del calor para liberar sus semillas. En el África Subsahariana los ecosistemas de la sabana justo al norte y al sur de los bosques tropicales de África se incendian de manera predecible cada dos o tres años. Pero esas son las excepciones. La mayoría de los incendios forestales tienen otra explicación.
Partiendo de la teoría del fuego, recordamos que un fuego es el resultado de la síntesis de un combustible con calor y oxígeno, catalizada por una reacción química, así que revisemos que la mayor parte de los fuegos forestales se origina por una o más de las siguientes causas: tormentas eléctricas, rayos, intervención humana controlada (como la realizada por los pueblos ancestrales de la Amazonía), intervención criminal (como la realizada para sembrar granos para alimentar ganado, caso Brasil y Bolivia), la intervención de las madereras, la minería, y ahora le agregamos el Cambio Climático y el Calentamiento Global (ojo que no son sinónimos pero sí coadyuvantes), que pese a los negacionistas está contribuyendo enormemente al aumento de los incendios, ya que, como en el caso del oeste de EE.UU vemos que se concentran principalmente por el aumento de territorios que se encuentra bajo déficit hídrico, la sequía deja sin humedad a los bosques.
En nuestro país se registran incendios forestales por todas esas causas arriba citadas, en especial en las temporadas cuando el fenómeno de El Niño ha sido el dominante climático. El más grande ocurrió en Gran Sabana en la década de los 80 y la atravesó cual ancha es ella. Los parques nacionales y áreas protegidas cercana a centros urbanos suelen tener muchos incendios forestales, producto de la intervención humana, como es el caso del Henry Pittier que fue ser primer Parque Nacional decretado como tal en Venezuela, en 1947 y cuyos 1.078 km2 de montañas, costas y bosques nublados, se ven amenazados cada vez más y con ellos las 580 especies de aves, 97 de reptiles, 38 de anfibios, 140 de mamíferos, 150 de árboles y más de un millón de especies de insectos que conforman sus ecosistemas.
Incendios con nombres.
Es tal la magnitud, duración y recurrencia de los incendios forestales alrededor del mundo, que en el oeste estadounidense en los últimos años le han estado asignándoles nombres, como se hace con los huracanes. California es el estado más afectado porque lleva más de dos décadas en una sequía continuada, pero no es el único.
Nombres como Caldor y Dixie son algunos de los usados en los incendios en desarrollo en este año en California, para principios de agosto, Dixie pasó a ser el segundo incendio forestal de mayor importancia de todos los tiempos, con mas 190 mil hectáreas (ha) de tierra arrasada, unos 19 mil kilómetros cuadrados (km2), un poco menos que el territorio de nuestros estados Cojedes y Yaracuy juntos.
Dixie desplazó al Mendocino Complex de 2018 que arrasó 16 mil km2 y al August Complex de 2020, que se llevó 4,2 mil km2, considerado por los periodista del Angeles Time, un megaincendio. Para el momento en que preparó esta nota para el blog, ya el Dixie había destruido más de 404 estructuras, entre ellas al histórico pueblo de Greenville, famoso por la fiebre del oro, y amenazaba las viviendas de las ciudades de Crescent Mills y Hunt Valle.
En 2020 el incendio Bobcat no sólo tiño el cielo de negro y rojo, y paralizó la aviación comercial, sino que estuvo a punto de arrasar con el Observatorio del Monte Wilson, construido en 1904 y famoso porque con su telescopio Hooker de 254 cm de diámetro demostró la existencia de otras galaxias en el universo.
Vean estos nombres y algunos datos interesantes, tomado de fuentes periodísticas de 2018. El incendio El Dorado “que ha crecido a más de 4.000 hectáreas, se inició cuando una familia utilizó un dispositivo pirotécnico para anunciar el sexo de un nuevo bebé; el mortal incendio Camp fue causado “por líneas de transmisión de energía de los equipos de Pacific Gas and Electric”; y así las historias son largas.
En 2007 aún no habían empezado a ponerle nombres a los incendios en EE.UU. pero ese año varios incendios se juntaron, arrasaron con 2.000 km2, obligando a desalojar un millón de personas de sus viviendas, destruyó 1.500 estructuras y puso el tema incendios-sequías en el tapete.
Incendios en Siberia.
Siberia es la parte “más” fría de Rusia, en invierno su temperatura llega a -40 °C. Allí se han reportado incendios de importancia en los últimos años que amenazan su permafrost o “suelo congelado” bajo el cual se encuentran 1.500 millones de toneladas de carbono. El calentamiento del planeta está descongelando ese suelo a pasos agigantados y los incendios contribuyen a ello, de allí su principal importancia. Se estima que con el 10% del carbono que se descongele, se liberarán probablemente entre 130.000 y 150.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo cual es equivale a la tasa actual de emisiones totales de EE.UU.
Los incendios en la Federación Rusa han ocupado titulares desde 2010 cuando una ola de calor que azotó a toda Europa afectó de manera tal a la población, que produjo un incrementó de fallecimientos de 54.000 personas con relación a 2009, además de un incremento de incendios en todo el país.
Para este 2021 los incendios en Rusia han llevado a ese país a movilizar tropas como si de una guerra se tratase, una guerra no convencional, que en la región Yukuti ya ha arrasado con 34 mil km2 de territorio y los incendios en toda la región siberiana son de tal magnitud que se informa que el humo ha alcanzado por primera vez conocida, al mismo polo norte, atentando contra el permafrost, esa centenaria capa helada del subsuelo. Los expertos estiman que los incendios de este año 2021 superan los de 2012, que hasta ahora habían sido considerado los peores en la región,
Australia 2019, el incendio forestal de mayor impacto conocido.
En febrero de 2019 comenzó en Australia el incendio que ha contabilizado el mayor impacto en los ecosistemas de todo el planeta conocido, por ahora. Para empezar 3 de cada 4 ciudadanos de ese país se vieron impactados en su salud física y mental por este supermegaincendio, 13 millones de hectáreas, es decir, 130.000 km2 equivalentes al territorio de Cuba y Haití juntas, de vegetación fueron devoradas por las llamas y se estima que más de 3.000 millones de animales desaparecieron calcinados por el fuego, incluido mas de 100.000 cabezas de ganado en pie, del cual Australia es uno de los mayores exportadores del mundo.
El impacto sobre la biodiversidad de ese continente-país es de tal magnitud que es poco probable se puede recuperar, dado que las causas que originaron aquellos fuegos se incrementan cada año con el cambio climático y el calentamiento de la Tierra. Para algunos científicos el impacto sobre los ecosistemas es aún mayor porque entre las especies que fueron afectadas, solo se había contabilizado a los vertebrados, como mamíferos, aves y reptiles, y no se incluyó a los invertebrados, que haría la cifra total de envergadura colosal.
Fue tan grave el incendio de 2019 que los efectos se asemejan a los causados por un volcán, porque entre otras cosas, los humos alcanzaron la estratosfera y aumentó en cifras el record de la cantidad de material particulado en la atmósfera del hemisferio sur en tasas jamás vistas hasta ahora, llegando a ser tres veces mayor que la tasa promedio, que según científicos del Instituto Weizmann de Israel, eclipsaron "los niveles de aerosoles registrados tras la erupción volcánica del monte Pinatubo en 1991, la más grande de los últimos 100 años” y se determinó que en lugares tan lejanos como Chile, "la gente respiraba partículas de los fuegos" de Australia porque una vez que las partículas ingresan a la estratosfera se esparcen "lentamente alrededor de todo el hemisferio", y a su vez "permanecieron en el aire" más tiempo del que suelen estar en la capa atmosférica inferior, donde se disipan en pocos días.
La historia se repitió en 2020 cuando Australia tuvo que soportar una serie de incendios forestales catastróficos durante su periodo más caluroso y seco registrado en la historia reciente, que fuera llamado "Verano Negro" y que arrasó con mas de 18 millones de hectáreas (180.000 km2) su fauna incluida, dejó 33 víctimas humana fatales. El territorio arrasado en estos incendios del pasado años es equivalente al ocupado por Cuba, República Dominicana, Haití y Puerto Rico juntos.
Los incendios de la Amazonía.
Este aspecto ya lo hemos tratado en otras notas de este blog, pero vale la pena establecer que sus causas principales son completamente diferentes a los incendios forestales de otras zonas del planeta, porque se trata de bosques húmedos, que por interesantes principios termodinámicos atren la humedad del Atlántico. Antonio Nobre en su libro “El Futuro Climático de la Amazonía” indica que antes el Amazonas tenía dos estaciones, la húmeda y la muy húmeda, en la actualidad desapareció la muy humedad, y ahora la Amazonía tiene las dos estaciones como Venezuela, la humedad o lluviosa y la seca, que acá llamamos "verano".
Los incendios en el Amazonas, si bien tienen la influencia del cambio climático, la destrucción de sus bosques se relaciona con la ganadería, de la cual Brasil es el mayor exportador del mundo, con los cultivos de soja para alimentar a ese ganado, con la minería, y en los últimos años con la flexibilización total de las leyes que protegen los bosques amazónicos y la eliminación de las instituciones gubernamentales que en el pasado fueron creadas para vigilar y controlar el problema, por parte del actual mandatario, Jail Bolsonaro. La cosa es tan grave que ganaderos y productores agrícolas crearon el “Día del Fuego” en una ceremonia a la que asistió el jefe de la cartera de ambiente de Brasil.
Los incendios forestales en la selva amazónica no son únicamente en Brasil, sino que incluyen a Colombia, Bolivia, Guyana Francesa, Ecuador y Perú, y han crecido en cantidad y extensión desde 2010. Así, en 2019, el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) un instituto brasileño al cual Bolsonaro le ha quitado todos los fondos y que se mantiene con apoyo internacional, monitoreando con satélites la situación en la amazonía ha reportado:
- 91.893 incendios en todo Brasil, lo que representa un aumento interanual del 67 %
- 20.266 incendios forestales en Bolivia, representado un aumento interanual del 76 %
- 14.469 incendios en Colombia representando una disminución interanual del 12 %
- 397 incendios en Ecuador representando una disminución interanual del 48 %
- 903 incendios en Guyana representando un aumento interanual del 141 %
- 11 incendios en Guayana Francesa representando un aumento interanual del 10 %
- 7.476 incendios en Perú representando un aumento interanual del 44 %
- 162 incendios reportados en Suriname representado un aumento interanual del 121%
En la otra parte del mundo, en Indonesia está ocurriendo con sus bosques lo mismo que está pasando en la Amazonía, los incendios son provocados, en procura de tierras para producir aceite de palma y bases de dulcería como la nutela, así como la ganadería y la minería.
La crisis en la Amazonía es un ejemplo de fuegos que se prenden de manera deliberada, y que tienen un peso muy grande sobre las comunidades indígenas..
¿Qué debemos hacer ante este problema de los incendios forestales?
Veamos, no hay una sola respuesta, sino un catálogo de respuestas…Y un catalogo de responsables de ejecutarlas. No es mi intención dar todas esas respuestas, no tengo la capacidad para ello, pero sin duda la primera es que todos y todas concienticemos lo que está pasando con el planeta, y logremos correr esa cortina impuesta por los medios de comunicación, que sin duda están al servicio, porque de ellas se alimentan, de un centenar de corporaciones cuyas proyecciones están incluso por encima de los países que les sirven de base, que incluye a las petroleras, a las químicas (plaguicidas, medicamentos), alimentos, y al exclusivo sector financiero que controla por ahora casi todas las transacciones económicas que se realizan en el mundo. No es casual que todas estas grandes corporaciones estén plagadas de negacionistas que falsariamente acuden a las citas internacionales a decir no al cambio climático, pero actúan en la dirección opuesta.
CCS, 03.09.2021
Referencias.
https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210809-incendios-forestales-en-siberia-se-agravan-mientras-el-humo-ya-alcanz%C3%B3-el-polo-norte
https://www.swissinfo.ch/spa/australia-incendios_los-fuegos-de-australia-causaron-un-impacto-atmosf%C3%A9rico-similar-a-un-volc%C3%A1n/46460376
Antonio Donato Nobre. El Futuro Climático de la Amazonía. Informe de Evaluación Científica 1ª edición. Libro en línea.
Referencias.
https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20210809-incendios-forestales-en-siberia-se-agravan-mientras-el-humo-ya-alcanz%C3%B3-el-polo-norte
https://www.swissinfo.ch/spa/australia-incendios_los-fuegos-de-australia-causaron-un-impacto-atmosf%C3%A9rico-similar-a-un-volc%C3%A1n/46460376
Antonio Donato Nobre. El Futuro Climático de la Amazonía. Informe de Evaluación Científica 1ª edición. Libro en línea.
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