TACOA. APROXIMACIÓN AL MAYOR ACCIDENTE Y HOMICIDIO INDUSTRIAL EN VENEZUELA

Por Eric Omaña                                                                                                                                    Estas notas, fueron publicadas en la Revista Multidisciplinaria Saber Universitario Año IV, Nº 7, enero – julio 2022 de la Universidad Politécnica Territorial Norte Monagas "Ludovico Silva" (UPTNMLS), ahora con pequeñas y poco advertibles modificaciones que no le suman valor.


INTRODUCCIÓN

Cuando la producción de bienes y servicios busca solo el rápido incremento del capital, los procesos de trabajo se realizan sin planificación ni organización, sin condiciones y ambientes de trabajo adecuadas, sin la tecnología apropiada, sin que se empleen las herramientas adecuadas, sin los elementos de protección individual y colectivos apropiados, y sin la preparación y formación del trabajador y de quien le supervisa. 

Esa lógica de los capitalistas conduce a los accidentes industriales. En el estudio de los accidentes hay tres tipos de causas: inmediatas, contribuyentes y raíz. Por lo general, solo vemos la causa inmediata, pocas veces las causas raíz. Por eso es que los accidentes fatales no suelen investigarse a fondo, porque ponen en evidencia que ha habido una falla de las personas que administran y dirigen la empresa, por omisión, imprudencia y/o por negligencia, tipificado en la LOPCYMAT como muerte de trabajador. Federico Engels lo llamó homicidio industrial.
 
Con las pruebas documentales existentes, desarrollaremos la investigación retrospectiva del mayor accidente industrial ocurrido en Venezuela con afectación a la población, la Tragedia de Tacoa, porque persiste la convicción de que no se llegó a sus causas raíz y que la mayoría de las causas relacionadas con aquel terrible accidente aún persisten.
 
Numerosos accidentes industriales han afectado a la población. En Bhopal, India, la estadounidense Union Carbide (1984), causó con una fuga de isocianato de metilo la muerte de 5.000 personas, intoxicación a 500.000 más y a la fecha más de 25.000 fatalidades. En Chernobyl, Ucrania (1986), ocurrió el mayor accidente nuclear de la historia, aunque Fukushima, Japón (TEPCO, 2011), amenazó un invierno nuclear y producir una nueva extinción masiva de las especies.
En Venezuela tenemos varios accidentes que han tenido gran impacto en las comunidades, como: San Rafael de Laya (CORPOVEN, 1981), Tacoa (familia Machado Zuloaga, 1982), Las Tejerías (Abengoa, 1993) y Amuay (PDVSA, 2012).

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LA INVESTIGACIÓN DE ACCIDENTES 

Cuando ocurre cualquier tipo de incidente se debe investigar a profundidad, buscar sus causas y a partir del análisis crítico establecer las correcciones para que al menos un accidente similar no vuelva a ocurrir. En la investigación se determinan todos los factores que intervinieron en el accidente, la persona afectada, la causa inmediata, las causas contribuyente y la causa lejana o raíz, los testigos, la actuación inmediata para la movilización de la persona afectada, así como los eventuales daños a la propiedad. 

El comité de investigación inicia su labor acopiando toda la información disponible, siendo la primera, de acuerdo a la legislación vigente, determinar si al accidentado se le hizo la notificación de los principios de prevención, y si fue convenientemente formado. Para la época del accidente de Tacoa, los empleadores ya estaban obligados a tener un Programa de Prevención de Accidentes, en función del Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo (1973). A continuación el equipo de investigación puede repetirse la pregunta ¿porqué? al menos cinco veces, y es muy probable que con la descripción de los hechos anteriores al accidente, en la “línea de tiempo”, se puedan establecer las probables causas contribuyentes y la causa raíz.

POSIBLES CAUSAS INMEDIATAS DE TACOA 

En Tacoa ocurrió una explosión que voló el techo del tanque N° 8 dejándolo ignitado, varias horas más tarde, por efecto de un proceso llamado sobrecalentamiento o boil over, el tanque explotó como un volcán ingnitando al tanque N° 9, causando la mayor tragedia industrial conocida en Venezuela. Desde el primer momento, se colocó en el imaginario popular que la primera explosión ocurrida en el tanque N° 8 se debió a que uno de los operadores, que había subido al tanque para hacer un aforo del mismo había usado un fósforo, y sin ningún otro soporte, que no fuera que ese trabajador era fumador, se mantuvo la tesis en forma velada; así, en el informe de la Comisión que nombró el Presidente Luis Herrera, no se dice expresamente que fue la llama de un fósforo, la que produjo la explosión original, sino que se dejó expresado que uno de los operadores era fumador, para que el lector del informe sacara una conclusión sin soporte.

Ese informe, y otras acciones judiciales, como separar al Juez Penal que inicialmente se encargó del caso, y quien investigaba bajo la figura de negligencia empresarial, fue orientado para que la nueva jueza, de las tribus de los partidos gobernantes para la época tomara la decisión de cerrar el expediente y dejar impune la muerte de al menos 154 personas. 

Para ubicarnos en los aspectos técnicos de esta primera explosión, veamos que el citado informe, reconoce que la temperatura del combustible dentro del tanque N° 8 estaba fuera de las condiciones de diseño y por eso recomendó que el Ejecutivo Nacional, con un equipo de profesionales certificados evaluara si Tacoa operaba de acuerdo a sus condiciones de diseño. Ahora bien, el combustible fuel-oil no requiere de una fuente calórica externa para explotar, en los motores a diesel, el calor procede de comprimir el combustible. El fuel-oil hace auto-ignición a 260 °C. La energía mínima de ignición se encuentra en un rango de aproximadamente 10-5 Julios para el hidrógeno hasta algunos julios para determinados polvos [1]. ¿Cómo puede producirse una ignición?

CONTEXTUALIZANDO EL CASO TACOA

El autor de este ensayo dirigía el Programa Nacional de Higiene Ocupacional en la Dirección de Ingeniería Sanitaria del Ministerio de Salud, cuando ocurrió la primera gran tragedia del hoy estado La Guaira en 1982; la otra tragedia va a ocurrir en 1999, cuando una vaguada causó deslaves que sepultó a miles de personas. Por decisión de las autoridades del Ministerio se me incorporó como representante en una Comisión Técnica Inter-Ministerial, con Ángel Parejo y Omar Cardozo por Lagoven, José Espinoza del Ministerio de Energía y Minas, personal de COVENIN, y por el Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, el Comandante Ángel Freites. La comisión quedó a cargo Wintila Guacarán, Directora de Previsión Social del Ministerio del Trabajo.

Esta equipo nunca fue contactado por la Comisión presidencial que investigó ese accidente, ni por los fiscales del Ministerio Público, ni los jueces de la causa. La investigación que adelantamos, en lo único que fue tomada en cuenta fue en hacer la primera norma COVENIN de contingencias, del resto todo fue al foso de la impunidad, y eso causó mucha frustración y dolor. Luego hubo un intento de actualizar el Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo, pero con el cambio de gobierno, las nuevas autoridades desconocieron esa otra recomendación de la comisión técnica.

Nuestra equipo consideró que este accidente debió alcanzar solo a las dos fatalidades originales, quienes se llevaron con ellos la causa del primer accidente, y que la magnitud que alcanzó tenía que ver, entre otros elementos, con el hecho que el sistema de extinción de fuegos que se generan en estas circunstancias, que requieren espuma química mezclada con agua, no funcionó, sistema que había sido instalado por una “prestigiosa” empresa de consultoría del fuego, pero que además había sido aceptado por la Gerencia de la Electricidad de Caracas. Así que sin espuma y sin agua, los bomberos iniciaron el ataque al incendio aquella mañana del 19 de diciembre de 1982, pero además sin conocer acerca del boil over.

En nuestra investigación de campo conseguimos que los indicadores de temperatura y de altura de los tanques que no ignitaron estaban fuera de servicio, situación que se mantenía desde hacía bastante tiempo, y que obligaba al personal relacionado con la recepción de combustible, a subir a chequear el contenido del tanque cuando el fuel oil era bombeado desde el barco de suministro. Además, la vía de ingreso a los tanques solo podía permitir la movilización al jeep “Willis” de los operarios. Por eso el carro-tanque de los bomberos que se llevó al lugar no pudo entrar en acción, ya que por angosto de la vía simplemente quedó atascado. Debe agregarse que los bomberos integrantes de la comisión se enteraron que los tanques de combustible no se drenaban, por lo cual contenían agua mucho antes que los bomberos llegaran con sus mangueras al sitio.

Esta comisión inter-ministerial tuvo entre los documentos revisados, un reporte de las violaciones por parte de la C.A. Electricidad de Caracas al Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo, elaborado por funcionarios de la desaparecida Dirección de Medicina del Trabajo del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en relación a las condiciones de estos tanques.

A todo esto se suma el desconocimiento de la forma de actuar frente a estos fuegos en tanques con hidrocarburos, tanto por la empresa y su personal de seguridad industrial, como por los cuerpos de bomberos que acudieron a la terrible cita confiados en que los sistemas de seguridad de la empresa funcionaban. En el sector petrolero, ante eventos similares, drenan el hidrocarburo hacia tanques ubicados alrededor del que se está incendiando y enfrían las paredes a estos, para confinar el fuego y restarle posibilidades de propagación. Pero en Tacoa, ese sistema de enfriamiento estaba fuera de servicio. Un tercer factor que contribuyó a magnificar el accidente, fue la ausencia de una norma que permitiera coordinar a las instituciones actuantes: la empresa, como “dueña” del incendio liderizando a los cuerpos de bomberos, protección civil, Guardia Nacional, policías y demás cuerpos de inteligencia, tanto civil como militar que allí hicieron acto de presencia.

En el fondo, la impunidad ante lo sucedido sigue vigente. Pese a contarse con todos los elementos probatorios, ni los ingenieros de construcción de la ampliación, ni los de mantenimiento de Tacoa, ni la Gerencia de Tacoa, ni la Directiva de la C.A Electricidad de Caracas, ni mucho menos sus propietarios fueron judicializados, pese a que hubo una investigación penal. El aparato jurídico abrió juicio a 8 funcionarios de la empresa, dos de ellos, profesionales de seguridad industrial, pero las boletas de captura se emitieron cuando la empresa los había enviado a todos a Curazao, luego uno de ellos, el de más bajo rango, regresó, se puso a derecho, pasó un mes detenido y entonces, sin otro elemento más que pensar, que no fuera la eterna corrupción del sistema judicial burgués, al actuar sin contemplaciones contra los pobres y muy celestina con los que tienen el poder económico, se cerró el procedimiento. Sin duda alguna, Tacoa tiene todos los elementos para ser considerado como un homicidio industrial impune.

Para ratificar alguna de las apreciaciones desarrolladas en la comisión inter-ministerial, tomamos unas declaraciones de un bombero sobreviviente de Tacoa, en la cual se han subrayado algunas expresiones relacionadas con lo hasta ahora expuesto.

TESTIMONIO DE UNO DE LOS BOMBEROS SOBREVIVIENTES

Roberto Núñez Rodríguez es uno de los Héroes Sobreviviente de Tacoa. A 28 años de la Tragedia le pedimos, a través de los bomberos voluntarios de la UCV, diera su testimonio para la red_seguridad_y_salud_ocupacional@yahoogroups.com [2]. El testimonio va sin ningún cambio que no sea nuestros subrayados. El mismo fue solicitado por el Br Bombero Voluntario Elio Pimentel.

“El Domingo 19 de diciembre de 1982, me presenté a las 07:30 horas al Cuartel Central "Victoriano Jordan" a recibir la guardia correspondiente, cuando encontré un alboroto en los sótanos del Cuartel Central, me informaron, que debía cambiarme rápidamente y presentarme en la formación con el equipo de combate de incendio, porque a las 08:10 salía una unidad vehicular con material de apoyo a la planta de Tacoa ya que se estaba suscitando un incendio desde las 05:30 de la mañana. Al mando del Sgto Chacón (†) y la tripulación se encontraban: el Bombero Franklin Flores (†), el Bombero Edgar Pérez, mi persona y otros bomberos que al momento no recuerdo sus nombres, y nos dirigimos al lugar. 

Recorrimos la planta para localizar los hidrantes y medir la presión de los mismos, que para aquel momento era de 60 a 80 libras de presión, era como escupir en el mar, ya se notaba bastante derrame del petróleo en las calles y desfiladeros, lo cual impedía el desplazamiento a pie y en los vehículos. 

Pasadas las horas, nos dirigimos a la entrada de la planta en el sector de unas casas quintas que servían de estadía a los ingenieros del complejo, subimos y nos encontramos con el carro químico, el cual el Mayor (B) jubilado Octavio Nieto trataba de llevarlo a una loma, pero el terreno de acceso era muy estrecho y peligroso, ya que un error en la conducción podría ocasionar que cayera al vacío. Con todas las dificultades, Nieto logró encaramarlo en la loma con el objetivo de inyectarle al tanque incendiado desde esa altura, agua y espuma. En el sitio se encontraba un comando de operaciones (Mayor (B) Basan, Tte (B) Pernía, Cap (B) Voluntario Pérez y otros), continuamente se comunicaban vía radio transmisor con un helicóptero de la empresa Maraven, donde especialistas en incendios de esta índole monitoreaban y daban recomendaciones al personal en tierra. 

El Sgto Chacón recibió la orden de bajar con mi persona en la unidad de Recursos Hídricos a verificar las compuertas del tanque 8 incendiado; en el sitio, el ruido y la presión existente daba indicios que las compuertas iban a ceder, situación por la cual el Sgto Chacón me indicó que subiéramos inmediatamente. Al subir a un sector de la loma, encontramos a bomberos y oficiales bajando y transportando equipos a la terraza del tanque 8, donde personal de mantenimiento de la planta habían cortado con equipos oxicorte varias tuberías de 15 " con la finalidad de inyectar a través de esas tuberías agua y espuma. 

Aparqué la unidad a unos 150 metros de la escalerilla por donde un grupo de bomberos bajaba el material a la terraza del tanque 8 y adyacente estaba el carro químico, cuando me disponía a bajar del vehículo y desabrochar el chaquetón ya que el grado de temperatura era insoportable, fue el momento que escuché un estallido acompañado de un ruido como cuando se desprenden los gases a través de la válvula de alivio en una olla de presión en cocción. 

De inmediato nos encontramos debajo de un techo de candela, todo alrededor lo veía amarillo, oía como el crujir de lo quemado y consumido y voces que gritaban como si fuera un solo lamento o un solo eco, se percibía un olor a carne quemada, todo fue en fracciones de segundos. El instinto, sin saber que pasaba, me indujo a correr cerro abajo hacia la carretera principal por donde había ingresado horas antes, al igual que todas las personas que se encontraban en el área. En el trayecto cerro abajo por el sector de las quintas, recuerdo solamente cuando inicié la carrera y ver personas caer al suelo, luego no recuerdo como llegué a la carretera, perdí la orientación. Me dijeron, que se debió al grado de temperatura existente y que no había el oxigeno suficiente. 

Al encontrarme en la carretera, logré recobrar el sentido y poder respirar mejor, me percaté que había perdido el casco, el chaquetón, la camisa, y tenía desgarrada parte de la piel del brazo izquierdo y derecho, orejas quemadas, la espalda me ardía y las piernas estaban sofocadas por el calor. Me encontré con el Sgto Chacón el cual bajaba del cerro y me indicó, que arriba no había quedado nadie vivo, igualmente el Sargento tenía desprendimiento de las capas de la piel y no se podía mantener de pie. Desde la carretera detallé, que de la loma bajaban habitantes del sector con quemaduras en la piel, desgarradas por efecto de la onda calorífica y observé hacia una edificación tipo castillo medieval, a Octavio Nieto quemado y desesperado, el Sgto Chacón y mi persona le hicimos señales para que bajara pero no era posible oírnos y de pronto se nos desapareció de nuestra vista. 

La suerte estuvo de nuestro lado, ya que el sector donde nos encontrábamos el residuo derramado por el tanque fue en menor cuantía, el grueso de full oil cayó hacia una parte de la carretera principal y orilla de playa, además se llevó a las personas que estaban montadas en la cornisa adyacente al aliviadero del tanque, allí había personal bomberil, rescatistas, periodistas y personas que no debían permanecer en ese sitio. El sobrevivir a esta catástrofe da muchos códigos de enseñanza. Siempre he tratado de olvidar este pasado para que mi mente no entre en conflicto y es la mejor manera de seguir adelante, pero no es fácil olvidar a los compañeros de trabajo desaparecidos los cuales horas antes de su partida convivimos en labores de trabajo y en apenas unos segundos se fueron para no volver…”

CRONOLOGÍA:

La cronología intenta dar una línea de tiempo de un accidente, la cual es una herramienta valiosa que permite contextualizar los eventos antes, durante y después del accidente. Nos da la historia del proceso industrial, del evento propiamente dicho y de sus consecuencias y eventuales desenlaces. 

A finales de los años 40 del siglo XX se construyó la planta termoeléctrica de Arrecife, y en los 50 la planta de Tacoa, está, en un franja de terreno entre la playa y el cerro, para aprovechar el agua del mar en el sistema de enfriamiento requerido, este cerro tiene una pendiente no apta para grandes construcciones, en donde se instalaron los tanques de almacenamiento de combustible, sin considerar la variable accesibilidad para vehículos bomberiles. 1970: Son construidos los tanques N° 8 y N° 9 para almacenar Fuel Oil N° 6 cumpliendo con Norma NFPA N° 30. Características: techo cónico débil, con venteador, separación adecuada entre tanques, fosa adecuada, sistema de extinción a base de espuma, detección neumática y tres (3) monitores de 500 galones por minuto. 

25-2-1980. Es entregado a la Gerencia de la Planta Tacoa a cargo de la construcción de la ampliación, un informe preparado por varios técnicos encabezados por el ingeniero Antonio José Monagas Moya. El contenido de ese informe se hará público el 18 de enero de 1983, cuando el citado profesional fue invitado por el representante del Consejo Supremo Electoral (CSE) Luis Salas y el Diputado del MEP, Salón Meza Espinoza a exponer ante al país, en una conferencia de prensa, su grave alegato de que la tragedia de Tacoa era una catástrofe anunciada [3]. 19-12-1982: Cuando se bombeaba combustible fuel-oil Nº 6 desde el buque Murachí al tanque Nº 8, se produce una explosión en horas de la madrugada y la voladura del techo del tanque, en la que fallecen dos operadores que se encontraban realizando el aforo del mismo y se le causan quemaduras a un tercero, conductor de la unidad con que los tres hombres se había acercado al tanque Nº 8. 

Este tercer hombre, Alexis Alzaul, 28 años después declaró para la edición del Correo del Orinoco, del 19-12-2010 siendo aún empleado del complejo termoeléctrico que ahora lleva el nombre de “Josefa Joaquina Sánchez Bastidas”, que logró salvar su vida al lanzarse cerro abajo por “una compuerta de desagüe del dique, único lugar donde no vi fuego, salí corriendo hasta llegar a la planta” [4]. A las 11:45 am aproximadamente se produce la segunda explosión del tanque N° 8 por boíl over, que expulsó al combustible, actuando cual si fuera un verdadero volcán. Comenzó así una gran tragedia colectiva con la explosión y la también ignición del tanque N° 9. 

21-12-1982. Se contabilizan en el Cuartel General del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal “Victorino Jordán” la cantidad 40 efectivos fallecidos en la tragedia de Tacoa, 14 de ellos bomberos marinos. En su momento se consideró que era la cifra más alta de bomberos perdidos en una sola acción en todo el mundo. Entre los sobrevivientes, se mencionan a Roberto Núñez, Joel Soto y Germán González 

21-12-1982. Los dirigentes sindicales Fray Ávila, José Rodríguez Medina, José Luis Hernández, Juvenal Cadenas y Manuel Pérez, le salen al paso al rumor de que la causa inmediata del incendio fue el “encendido de un fósforo” por parte de una de las dos primeras víctimas de la tragedia, en ese sentido declararon (JRD, El Nacional C-2 21-12-1983) que “hasta el momento no se puede hablar de culpables”, “los trabajadores estamos muy bien entrenados para cumplir con las normas de seguridad industrial”, “hasta los mismos trabajadores se les registra totalmente para entrar al área” [5]. 

Este rumor, que corrió con mucha facilidad fue explotado por la empresa, a través de los medios de comunicación, como un acto inseguro de las primeras víctimas, y fue tal el uso de ese argumento que a ser párrafo de entrada del informe de la Comisión designada el Presidente de la República, y que sirvió sin duda alguna para cambiar las decisiones judiciales por la investigación de un caso de homicidio culposo que se cerró, muy sospechosamente en 1984. 

 Ese día, aporta Humberto Álvarez (El Nacional Cuerpo D 21-12-1982) que expertos internacionales en extinción de incendios petroleros que laboran para las compañías venezolanas fueron incorporados a la lucha contra el incendio de Tacoa –dato que corroboraré con Alex Aguado y Pedro Díaz de PDVSA–. Para esa época, ya los petroleros venezolanos sabían que los incendios de tanques con hidrocarburos no pueden ser extinguidos, Ibrahim Ferrer quien laboraba para Lagoven, fallecido en la Tragedia, seguramente trató de advertir de esta situación. 

23-12-1982. Con el título “Hipótesis de los bomberos. La falta de drenaje convirtió a los tanques en calderas” [6], el periodista Luis Buitrago Segura presenta en la página D-26 del diario el Nacional las declaraciones del Teniente Coronel José Octavio González Balsa, Comandante del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, quien expresó que “Nosotros fuimos confiados a combatir las llamas porque sabíamos que los tanques tienen sus sistemas de seguridad consistentes en dispositivos de flotación de las tapas para impedir que se cierren herméticamente, en sistemas para el drenaje periódico del agua que va acumulando el mismo petróleo, y en sistemas de bombeo de aguas para combatir las llamas en caso de incendio y para refrescar los tanques con el objeto de que no se dilaten por el calor y estallen. Pero nada de eso estaba funcionando”. 

Las bombas no funcionaron ni automática ni manualmente, para cumplir su doble misión de atacar las llamas y refrescar las paredes de los tanques para evitar la explosión. Por falta de mantenimiento, el agua de los tanques no fue drenada oportunamente, por el alto calor interno entró en proceso de hervor y por la fuerza del vapor se trabó la tapa del tanque y quedó convertido en una caldera de vapor y gases que estalló por la sobrepresión. Comenta el periodista, que estas declaraciones del Comandante de los Bomberos del DF coinciden con las declaraciones dadas por el Ministro del Ambiente, quien denunció “Las bombas de agua no funcionaron”. 

5-1-1983. Luis Buitrago Segura de El Nacional D-15 publica la declaración del Ministro del Ambiente, quien al llegar a Tacoa aquel trágico día observó los siguientes hechos [7]: obreros haciendo esfuerzos por conectar un tanque que contenía agua con un camión cisterna de los bomberos (seguramente para usar la bomba del camión para impulsar el agua hacia la zona de los tanques 8 y 9), pero hasta el momento no lo habían logrado. “Eso me pareció muy grave porque todos sabemos que por razones de física elemental se podía reducir el peligro con adecuado enfriamiento de los tanques”; a las 10:30 am de la mañana, llegada en una camioneta con dos barriles de doscientos litros cada uno, que contenían espuma, según le informaron; gente trabajando con “soplete a muy pocos metros del tanque incendiado arreglando una tubería a ver si podían sacar agua y eso me pareció muy peligroso”; “observé que los muros alrededor de los tanques de almacenamiento de combustible eran muy bajos y no podían cumplir la función de retener el petróleo en caso de derrame por rotura o explosión del tanque. 

El Ministro optó por retirarse de la escena en vista de que él considero que a las 10:30 am “no había remedio para la situación” y “le dije al capitán Leal que nos fuéramos del sitio para que la Guardia Nacional recibiera instrucciones de evacuar urgentemente la zona de peligro”. Culminó este reportaje indicando que el Ministro Febres Poveda, el día anterior (4-1-1983) había entregado al presidente Herrera Campins su informe, con sus conclusiones y recomendaciones, entre las que se destacaban la responsabilidad de la empresa en la magnitud de la tragedia por no estar preparada para un evento como el ocurrido en Tacoa. 

El autor de este ensayo pudo corroborar con familiares cercanos al fallecido Ministro Febres Poveda, que ese informe fue la causa de su renuncia al cargo, seguramente al ver como el poder económico de los Machado Zuloaga se imponía sobre el poder judicial y el poder político. En esa misma fecha, 5-1-1983, Humberto Álvarez, en la página D-1 de El Nacional informa de la inspección ocular realizada por la Comisión de Investigación de la Tragedia de Tacoa, integrada por su secretario, el abogado Asbrúbal Aguiar, los Comisarios de la PTJ, Eleazar Cutto Rondón, Eduardo Rojas Ochoa y Pablo Simoza, de la Disip, Camilo Cusatti, por el coronel Luis José Rodríguez Salazar del Ministerio de la Defensa, y por representantes de Lagoven, Maraven, Cadafe y Bomberos. 

La comisión tuvo pocas posibilidades de ingresar a los tanques siniestrados porque la vía estaba intransitable, aún existía combustible en las fosas y se planteó que en cuanto se pudiera ingresar a las fosas de los tanques 8 y 9, la PTJ debería rescatar las válvulas (de drenaje) de los tanques, para que se realizaran los correspondientes experticias, situación que no se tiene información si se pudo realizar, porque pudo haber ocurrido que las válvulas se hubiesen derretido, o si se logró la recuperación de dichas válvulas, el reporte del análisis del laboratorio, “sospechosamente” se haya perdido.

En esta visita, la Electricidad de Caracas, se hizo representar por el abogado José Ramón Quintero, quien afirmó que “los equipos de enfriamiento funcionaron perfectamente en el tanque 9”, y que los tanques tienen en su fondo una base de agua de 10 a 20 centímetros, la cual hace ebullición al no haber drenaje en el recipiente y alcanzar una temperatura superior a 700 grados Farenheit, se conoció que los bomberos utilizaron 1.800 metros cúbicos de agua para la extinción del incendio del tanque 8. 

Estas declaraciones del abogado Ramón Quintero, orientaban una matriz de opinión que buscó responsabilizar a los bomberos de la segunda explosión, la que contribuyó a la gran catástrofe, y van ser las primeras de este tipo que buscan desviar la investigación hacia el terreno de la neutralidad, en el que finalmente cayó la comisión presidencial, que terminó su informe sin elementos concluyentes, sobre el origen de la tragedia, y sobre las posibles responsabilidades sociales y penales de la misma. 6-1-1983: 

En el cuerpo D de El Nacional se reporta que el empresario Óscar Machado Zuloaga, estuvo declarando en la sede de la PTJ ante los fiscales del Ministerio Público, con una foto muy elocuente del empresario y sus acompañantes realizando el gesto típico de quienes se oponen a ser fotografiados, allí Machado Zuloaga desmentía a voceros de su empresa, no claramente identificados, que lanzaron versiones, recogida por la prensa, en las cuales se responsabilizó a los bomberos por la tragedia. Textualmente se recogió de esos supuestos voceros que “el agua que estaba acumulada en el tanque, que produjo el boil over, era consecuencia de la acción de los bomberos”. Ese mismo día, en El Nacional, Luis Buitrago Segura indicaba que el Juez Primera Instancia en lo Penal de La Guaira, Carlos Soucre, estaba por recibir el expediente del caso de manos de los fiscales designados para el caso por el Ministerio Público. 

7-1-1983. Con noticia firmada por H.A. (El Nacional D-19) [8] se trae una información que fue pasada por alto, y es que “serias fallas e irregularidades fueron detectadas por la Comisión Investigadora de la tragedia de Tacoa, en la planta Electricidad de Caracas, en Arrecifes, (que ocurrieron) días antes del siniestro”. El vocero que datea al periodista, le informa, según esta nota, que el día 18 de diciembre de 1982, es decir, el día anterior al accidente, se estaba produciendo una elevación de la temperatura. El tanque 8 disponía de 6 calentadores internos, 4 de salida y 2 de fondo, ya que se trataba de un hidrocarburo pesado. La información indica que entre las 3 am y 11 am comenzó este calentamiento indeseado, por lo que los operadores procedieron a poner fuera de servicio a uno de los calentadores. 

Según el periodista: “Ese mismo sábado 18, -manifiesta el informante- en la guardia de 1 pm a 11 de la noche se reportó otra elevación de temperatura en el estanque número 8”. Esta elevación de temperatura se conoce a través de los tableros que funcionan en la planta, donde repica una alarma y se enciende una luz roja, la alarma fue apagada por algún técnico de guardia, pero a la comisión investigadora no se la ha informado quien constató la elevación de temperatura en el tablero. Para el momento de la explosión, el tanque contenía 20 pies cúbicos de combustibles con una elevación previa de la temperatura más la turbulencia propia del suministro de combustible que estaba arribando al tanque desde el buque petrolero, se debieron haber desprendido vapores de hidrocarburos, que seguramente no se ventilaron adecuadamente o en la cantidad suficiente por el ducto que disponen todo tipo de tanque para permitir desalojar aire y vapores, es lógico estimar que estos vapores fueron el combustible necesario para un incendio, había oxígeno en el ambiente, que es el otro componente, siempre lo hay, faltando una fuente de calor. 

También el informante dijo al periodista que hay que hacer notar que los rociadores automáticos que tienen los tanques no funcionaron, porque cuando hay incendio en uno de ellos, automáticamente rodean de espuma al incendio y de agua al adyacente. En esa misma fecha, el Ministro Carlos Febres Poveda, declaró como testigo ante la PTJ. 8-1-1983: Luis Buitrago Segura (El Nacional, Página D-17) presenta declaraciones de otro testigo clave de la tragedia, el Sr. Tito Olivares, Prefecto de La Guaira, quien con su presencia desde los primeros momentos de iniciarse el fuego, luego de la primera explosión, apreció tres aspectos concordantes con lo que a su vez vio el Ministro Febres Poveda, esos hechos fueron: “la vialidad a los tanques no era la adecuada para el tránsito pesado, pues los tramos carreteros son trochas para jeeps”, “tres tanques de almacenamiento de agua pintados de verde, estaban vacíos y las llaves de paso estaban oxidadas por el salitre” y “no había luz en el tanque y esto hace suponer que no había fuerza (eléctrica) y por eso no funcionaron los sistemas de seguridad”. 

Observó Tito Olivares que los bomberos trazaron la estrategia de aplicar espuma al tanque 8 y el enfriamiento de las paredes del tanque 9, pero sin poder colocar los camiones de los bomberos cerca de los tanques, sin agua y sin espuma nada se pudo hacer, de hecho “En caso de que se hubiera encontrado agua almacenada, la tubería no tenía conexiones para hacerlas con los carros de los bomberos”. Concluye el Prefecto de La Guaira aclarando que no le consta si existían dispositivos de seguridad para cubrir con espuma las llamas una vez que se originaron, “si existen, no funcionaron”. Aclaró que si le consta es que las 10 y 30 de la mañana llegó una camioneta con dos barriles de espuma, suficiente para apagar el fuego en un “Nacimiento navideño”, y no un incendio de esa magnitud, además de lo paradójico que en la fábrica de luz no había luz en los tanques, esto hace suponer que no había fuerza (eléctrica) y esto lleva a otra suposición: por falta de fuerza no trabajaron los sistemas automáticos de extinción y por falta de mantenimiento, no pudo hacerlos funcionar mecánicamente. 

1-1-1983. Con la firma de Huberto Álvarez, El Nacional trae unas declaraciones del Director de la PTJ Lugo Lugo relacionados con los testigos que han acudido a la Comisión Investigadora de la Tragedia de Tacoa ese día, el general José Armando Guillén Dávila, Director Nacional de Defensa Civil, el general Rafael Aníbal Rivas Ostos, Jefe del Comando Regional Nº 5 de la Guardia Nacional y del operador de la Electricidad de Caracas, Luis González, quien estaba de guardia en la consola de control la noche del 18-12-1982, previa a la tragedia. 

El director de la PTJ explica lo importante de los declarantes a la comisión, dado su rol durante el día de la tragedia, pero aunque indica algunas de las cosas que se preguntaron, no dice nada de las respuestas, pero el periodista las sintetiza en que la Comisión los interrogó para conocer por cuál motivo se apagó la alarma del tanque 8, porque cuando eso sucedió Luis González debió advertirlo, porque además se prenden unas luces en ese tablero, y ellas continuaron titilando, cuando se produjo la elevación de temperatura en el interior del tanque, y sobre todo para conocer por qué la anormalidad no fue reportada, y por qué no había personal de guardia. 

18-1-1983. Con las iniciales HA aparece en El Nacional (página D-14) el rechazo de directivos del Colegio Nacional de Bomberos, teniente coronel Carlos Viera De Aponte y capitán Enrique Bart [9] a las declaraciones dadas por una “Asociación de Bomberos” fantasma que quiso enlodar el tema al propagar la versión que el “boil over” se había producido por el agua que los bomberos rociaron sobre el tanque 8 durante las tareas de sofocación del incendio.

En su declaración apuntaron: “Queremos dejar constancia ante la opinión pública que conformamos un bloque monolítico de solidaridad con los cuerpos de Bomberos del Distrito Federal, Aeronáuticos y Marinos que actuaron en el siniestro de Tacoa y que estaremos atentos al desarrollo de las investigaciones en la seguridad de que los resultados finales contribuirán a demostrar el alto nivel de capacidad profesional, así como la disciplina y la abnegación que siempre ha caracterizado a los miembros de los cuerpos de bomberos de Venezuela”. Para estos comandantes, era evidente que existen grupos económicos e intereses personales que lanzan acusaciones en contra de la institución bomberil y se trata de crear una atmósfera de culpabilidad alrededor de los bomberos. 

18-1-1983. En la misma página del diario El Nacional, el ingeniero Antonio José Monagas Moya, según reseña el periodista Luis Buitrago Segura, presenta en la sede del Congreso Nacional a las directivas del Colegio Nacional de Periodistas y del Cuerpo de Bomberos un informe, cuyo relato comenzó con dos hechos dignos de mencionar. 

En primero es que Monagas fue localizado por el miembro del CSE Luis Salas, quien por ser su amigo personal estaba muy preocupado de su paradero, ya que la casa que habitó Monagas Moya mientras fue empleado de Tacoa, había quedado reducida a cenizas, enterándose por esa circunstancia que el ingeniero y toda su familia habían salvado su vida, gracias a que este había renunciado a la empresa. Luego en su reencuentro, se enteró Luis Salas que la causa de la renuncia se debía precisamente a que la empresa había hecho caso omiso a las advertencias de Monagas y un grupo de profesionales en relación al tema de la seguridad de los tanques siniestrados. El otro hecho, mas coyuntural se produjo por un error de la invitación al evento que indicaba que el informe a hacerse público, que compromete la responsabilidad de la empresa fue preparado por el ingeniero Monagas Moya y los profesionales Foción Contreras, Milton López, Francisco Pimentel, César Ramírez y Luis Capechi. 

Esto motivó a que los citados profesionales se presentaran al evento con una declaración en la cual indicaban que los aspectos indicados en el reporte de Monagas Moya habían sido atendidos. Milton López expresó que ellos no habían firmado ese documento que traía al parlamento Antonio José Monagas, que los sistemas de seguridad de Tacoa funcionaban correctamente y que se hacían cursos permanentes de seguridad industrial. El ingeniero Francisco Pimentel leyó una declaración en ese sentido, pero los periodistas hicieron preguntas a ambos que no quisieron o no pudieron responder. 

El reportero de Radio Continente, Fernando Díaz Martell, indicó que a las 10:45 am del día del siniestro entrevistó al ingeniero Cabudare, de Seguridad Industrial, uno de los fallecidos y él manifestó que había fallado el sistema de espuma, que el incendio se produjo porque no fue purgado con hidrógeno el tanque para disolver los gases, pues la planta no estaba funcionando, y compraban el hidrógeno a “Gases Industriales”, pero que en ese momento no lo había, y que al conectarse la mangueras del tanque con las del barco para cargar 13 mil toneladas de petróleo, el fluido produjo la explosión y preguntó ¿Estaban funcionando correctamente los sistemas de seguridad? 

Por su parte, Luis Buitrago Segura de El Nacional inquirió lo siguiente: 1°) El tanque 8 debía tener 8 mil kilos de espuma. Si la tenía ¿Por qué no fue usada para apagar el incendio? 2°) Ustedes dicen que el entrenamiento del personal es excelente. ¿Existía algún plan de contingencia y como entró a funcionar en coordinación con los bomberos? 3°) ¿Tenían los sistemas de distribución de aguas las conexiones para los carros de los bomberos? 4°) La vialidad hacia la planta y entre los tanques permite el acceso a grandes vehículos de extinción de incendios? 5°) ¿Por qué no fue drenada del tanque el agua que produjo el “Boil Over” de la hecatombe? 6°) ¿Por qué se acumularon gases dentro de los tanques? 7°) 

Si es cierto que el tanque avisó que estaban fallando los sistemas de calentamiento, cuestión que pudo producir el desprendimiento de los gases de petróleo, ¿Por qué no fue atendida esa alarma? 8°) ¿Son realmente eficientes los sistemas de mantenimiento? La respuesta de los ingenieros Milton López y Francisco Pimentel, voceros del grupo fue de total silencio. Después se aclaró que realmente, este grupo de profesionales de la Electricidad de Caracas no habían firmado el reporte de Monagas, sino que al contrario, la mayor parte de ellos, habían sido los receptores del citado informe. 

Luego intervino Monagas Moya, quien enmarcó su denuncia en tres elementos, y cerró con una propuesta. En primer lugar se refirió a que Tacoa se adquirió como un paquete tecnológico, casi nada desagregado, es decir, con los peligros propios de los procesos de generación tan vinculados unos a otros, que era fácil estimar un impacto negativo de ocurrir una contingencia, y que viene a consolidar una situación de dependencia con respecto a la transferencia de los resultados ya elaborados por la tecnología foránea con todos los aspectos negativos que esto acarrea. 

En segundo lugar indicó que la Electricidad de Caracas “difícilmente se ha dedicado a entender los problemas que generan los sistemas complementarios y de seguridad para entretenerse con aquellos que directamente hacen producir la energía”. Por eso nunca se crearon los sistemas y planes de contingencia, ni siquiera se contaba para el momento de la tragedia de un plan de evacuación, aunque pareciera absurdo. 

En tercer lugar, y como un hecho de lo más grave fue que con respecto a los sistemas de protección contra incendios de los tanques, que nunca fueron probados desde el momento de su aceptación por la Electricidad de Caracas, a la empresa proveedora Walco Industriales. Como propuesta, Monagas Moya, apuntó que la empresa solo produce 500 MW mientras que las empresas eléctricas del Estado en la región aportan 600 MW por lo que rescata la propuesta de Juan Pablo Pérez Alfonzo, que en su texto “Como opera el Pulpo Eléctrico” editado en 1969 por la Municipalidad del Estado Sucre, nacionalizar a la Electricidad de Caracas, ya que esta situación de desprotección de los tanques de combustible muestra que un servicio tal vital no puede estar en manos privadas. 

19-1-1983. Luis Buitrago Segura reseña las declaraciones del Capitán de Bomberos, el licenciado Enrique Bart, en la página D-1 de El Nacional, quien en un Foro sobre la Tragedia de Tacoa realizado en la Universidad Central de Venezuela, que fuera auspiciado por el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la UCV y la Dirección de Cultura donde expresó como Vicepresidente del Colegio Nacional de Bomberos una serie de planteamientos, apoyado en numerosas fotografías, que hubo fallas de seguridad y de mantenimiento en los sistemas de extinción de incendios de la Electricidad de Caracas, defendió vigorosamente la actuación de los bomberos y su sacrificio humano en un holocausto sin antecedentes y explicó su trabajo para evitar el recalentamiento del tanque 9 y después para cortar el “rio de fuego” (sic) que le estaba enviando a su fosa el tanque 8, hasta entonces, el único siniestrado. 

Continuó el capitán Bart explicando que paralelamente los bomberos trabajaban desesperadamente por establecer una conexión entre los carros bombas de los bomberos y los sistemas de distribución de aguas.”Los tres tanques de agua, debían de tener un millón doscientos mil (1.200.000) litros de agua, pero no había un litro de agua”, la falta de agua impidió usar la espuma, pues “cada litro de espuma concentrada requiere 97 litros de agua, “sin agua la espuma no presta ningún servicio”, los monitores de espuma del sistema contra incendios de la compañía, que han debido rociar alrededor de 800.000 litros de líquido espumoso, suficiente para apagar el incendio, no habían funcionado. “El sistema de bombeo contra incendio no funcionó aunque el incendio del tanque 8 no alcanzó a afectarlo. Fue el incendio del tanque 9 el que lo afectó”. 

21-1-1983. El periodista Luis Buitrago Segura (El Nacional, cuerpo D, pag. 17) precisa las palabras del ingeniero José Monagas, quien comienza su declaración indicando que los ingenieros de la Electricidad de Caracas Foción Contreras, Gerente de Plantas de el Litoral, Milton López, Gerente de Servicios Generales, Francisco Pimentel, coordinador de Construcción, César Ramírez, Gerente de Seguridad Industrial y Luis Capechi, Técnico de Seguridad Industrial, en su intervención en el parlamento habían manipulado las cifras para ridiculizarlo y defender a la empresa, y que además le atribuyeron un error que él no cometió. 

En su informe, Monagas recomendaba instalar extintores de incendio de polvo químico seco de 250 libras de presión para los tanques de almacenamiento de combustible porque no funcionaba el sistema de extinción de espuma, y extintores de 20 libras para otras áreas. Los citados ingenieros dijeron que Monagas había propuesto extintores de 20 libras para los tanques, seguramente para justificar porque no había extintores de incendios en los tanques para el momento de la tragedia. Para el ingeniero Monagas, la raíz del problema estuvo en el diseño de la Planta de Tacoa, dado que el espacio físico es muy reducido, por eso quedaron las residencias de los empleados tan cerca de las áreas críticas de alto riesgo, la vialidad, con la ampliación siguió siendo la misma que con la vieja planta, que ya era deficiente, con acceso a una carretera de turismo de pendiente superior a la de Tazón y sin derivaciones de escape. 

La vialidad entre los tanques 8 y 9 es una trocha difícil, solo para la penetración con vehículos automotores de doble tracción. Uno de los pocos aspectos corregidos de los observados por Monagas fue la instalación de los hidrantes, que son los puntos de toma de agua para eventuales eventos, dentro de las fosas de los tanques 8 y 9. En cuanto a seguridad industrial propiamente dicha, las desviaciones que presentaron en su informe, Monagas y otros profesionales fueron: fallas en la identificación de las tuberías de acuerdo a las respectivas normas Covenin, que relación el color de la tubería con el tipo de fluido que permiten movilizar, lo cual fue corregido parcialmente; ausencia absoluta de tomas de agua para los bomberos que permiten hacer conexiones con sus camiones, los cuales la impulsan con las motobombas que poseen, y de requerirse, como fue en Tacoa, adicionar la espuma, por eso los bomberos no pudieron usar la espuma que llevaron, ausencia de sistemas de detección de incendios que enviaran la señal a la planta, por eso el tiempo de reacción fue tan grande, presencia de puntos de ignición por los circuitos eléctricos de las luminarias en las fosas de los tanques, que eran peligrosos, es decir, presentaban lo que se llama “línea viva” al momento de la inspección, lectores de los niveles de combustible en el tanque que no funcionaban automáticamente, por eso había que subir al tanque para hacer lo que se llama el aforo del tanque con una vara, nunca se compró el carro de bomberos que había sido propuesto en un informe anterior al comentado en la conferencia propiciada por el Diputado Mesa y el miembro del CSE, Luis Salas, por eso tampoco hubo el curso de formación, ambos procesos, la adquisición del camión de bomberos y los cursos, fueron propuestos por Monagas y por el ingeniero Edgar Palacios, muerto en la tragedia. 

En relación al mantenimiento de las instalaciones de Tacoa, a cargo entonces del ingeniero Rafael Canelón, en su rol de Superintendente, reconoció Monagas que los sistemas de protección contra incendios eran modernos, diseñados para funcionar automáticamente, cumpliendo con las normas nacionales e internacionales en la materia, y todo eso lo certificó Monagas, tal como lo informaron en su intervención los señores Contreras, López, Pimentel, Ramírez y Capechi durante la conferencia de prensa del día 18 de enero ya reseñada.

Pero lo que no dijeron estos señores, indicaba José Monagas es que este sistema solo funcionó, pero deficientemente, en la oportunidad de chequeo, y así quedo consignado en el acta de aceptación provisional que Monagas firmó y que dice textualmente: “Suministro e instalación de equipos de espuma contra incendios, encontrándola en general conforme a los planos y especificaciones, a excepción a los puntos anotados a la lista de inspección anexa” y donde se detallaban las fallas de origen por las cuales este sistema no funcionaba. 

De esta forma, Monagas certificaba la existencia del equipo, mas no certificó en ningún momento su funcionamiento. Para reforzar su tesis de que el sistema nunca fue aprobado en su funcionamiento, luego de su renuncia a la empresa, Monagas se apoyó en las versiones del propio Ministro del Ambiente y de los bomberos, en el sentido que la espuma nunca pudo usarse, indicando que lo que debe haber sucedido, sin duda alguna es que los motores del sistema se “pegaron”, se oxidaron sus elementos de arranque por falta de uso, y lo mismo ocurrió con las bombas de aguas marinas incorporadas al sistema de extinción de incendios, que tampoco funcionaban, por eso es había poca agua en el tanque de aguas de incendio. 

En cuanto a las causas de la primera explosión, para Monagas, hay dos posibles explicaciones, que el combustible haya sido contaminado en el proceso de refinación del crudo y transporte, por lo cual sus variables hayan cambiado, como la temperatura de evaporación y consecuentemente la de inflamación, que pudo ser menor a la especificada, o la temperatura de ignición, que igualmente pudo ser menor a la especificada, o que haya habido fallas en los sistemas de calentamiento del tanque, que hayan podido elevar la temperatura del tanque ocho, y consecuentemente haber producido gases, que pudieron haberse acumulado en el tanque porque el dispositivo de descarga de vapores de esos tanques pudo haber estaba obstruido, ya que lo contrario se liberan los gases. 

Una tercera posibilidad, considerada por el autor de este ensayo, a la luz de la información actual, es la ocurrencia, en forma conjunta de ambos fenómenos. Finalmente Monagas explicó, en relación al fenómeno de boil over que el combustible siempre trae consigo agua, desde la refinería o desde el tanquero que lo transporta, por el lastre del barco. Por eso los tanques tienen válvulas de drenajes, para liberar esa agua, lo cual hay que hacerlo periódicamente. “El agua de esos tanques no fue drenada” y a las altas temperaturas que se desarrolló por el incendio, el agua entró en ebullición. 

En esas condiciones un litro de agua se convierte en 1.600 litros de vapor de agua, y es de imaginarse la presión que sobre las paredes de los tanques y el propio combustible, ejercieron los vapores de agua, ya que al ser la alimentación del tanque por la parte inferior, quedaba en el tanque, ya de por si cerrado, el combustible en la parte superior y el agua sin drenar en la parte inferior. Culminó Monagas informando no renunció a la empresa, sino que lo “renunciaron”, cinco meses después de presentado el informe a las autoridades de la empresa. Las deficiencias nunca fueron corregidas, pero Monagas fue sancionado por advertirlas, y en realidad, por haber puesto al descubierto presuntos hechos dolosos, ignorados por la desidia del Colegio de Ingenieros de Venezuela, la tolerancia del gobierno del Presidente Herrera Campins y sobre todo por el poder económico de la familia Machado Zuloaga, responsable de la raíz de todo lo allí acontecido. 

01-03-1983. El periodista Humberto Álvarez reseña (El Nacional, cuerpo D, pag. 16) que el empresario Óscar Machado Zuloaga entregó el informe del accidente, elaborado por la empresa, a la comisión investigadora encabezada por el director de la PTJ, Gabriel Lugo Lugo, en las instalaciones de Lagoven, en Caracas. Tanto el empresario, como el encargado del informe, Asdrúbal Aguiar, se retiraron sin emitir ninguna información a los periodistas, pero entre ellos circuló la versión, que se habían realizado maniobras no muy claras para despojar al Juez instructor Carlos J. Soucre del expediente de Tacoa. 

15-12-1983. A casi un año de la tragedia, en la página D-25, El Nacional publica extractos del Informe de la Comisión Asesora del Accidente de Tacoa [10] presidida Comisario José Gabriel Lugo Lugo, con 300 horas-hombre de investigación, aclarando que no se había hecho público antes este informe para “no interferir en la labor de los tribunales”, y aunque se desconoce el origen de la primera explosión, reconoce el informe que “la temperatura del combustible estaba por encima del punto de inflamación, en consecuencia debió generarse previo al accidente, un volumen de gases (sic) que, mezclado con el oxigeno del aire, constituía una mezcla explosiva y peligrosa”. 

Resaltan las palabras “fósforo, yesquero, etc.”, sin decirlo directamente como la fuente de la llama abierta para seguir directo hacia la inculpación de las primeras víctimas cuando resaltan “uno de los operadores era fumador y en ese momento, a las 5:58 a.m. la visibilidad era escasa” Lo demás quedaría a imaginación del lector del informe. Luego sigue la inculpación a los agentes externos que actuaron en la contingencia en la magnitud de la tragedia, cuando expresa que luego que se produce la primera explosión y vuela la tapa del tanque, con el agua que estaba en su interior, “era de esperarse el boil over” y “las personas u organismos que actuaron con gran dedicación, pero sin una coordinación efectiva”. 

Sigue indicando el informe que como resultado del siniestro fallecieron 154 personas, quedaron 300 damnificados con pérdidas de 11 millones de bolívares, y de 2,5 millones de dólares por parte de la empresa. En las recomendaciones se sigue exculpando a la empresa al aseverar en las recomendaciones que las estructuras organizativas y los instrumentos legales con que contaba la República no eran los mas eficientes para controlar este tipo de problemas de seguridad y sugiere al ejecutivo nacional una revisión de esta situación y los aspectos legales sobre el manejo, almacenamiento y uso de sustancias y materiales peligrosos, todo ello, sin considerar que desde 1968 existía el Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad, reformado en 1973, que contenía y contiene, todos los aspectos que fueron violados por la empresa C.A. Electricidad de Caracas.

El único punto aceptable de esa comisión fue haber sugerido al ejecutivo nacional que “instruya al despacho competente para que verifique las condiciones operacionales del complejo eléctrico Arrecife-Tacoa, de acuerdo a los manuales de operación y mantenimiento, con el objeto que se cumplan las condiciones de diseño”. Es la única parte del resumen ejecutivo en que los miembros de la comisión dejan ver que posiblemente hubo fallas relacionadas con el diseño, pero más nada. El resto de las recomendaciones apuntaban a sugerir al ejecutivo tomar en cuenta un documento presentado por el ingeniero Brígido Natera (PDVSA) en el cual se advierte de la invasión progresiva de viviendas en terrenos adyacentes de algunas instalaciones petroleras existentes dentro del territorio nacional.

Igualmente se sugiere que el poder municipal propicie la coordinación de los cuerpos de bomberos, a fin de facilitar el progresivo mejoramiento de sus estructuras operacionales, dotación de equipos y preparación de sus integrantes, y como para no dejar dudas que la responsabilidad en la magnitud de la tragedia estuvo más relacionada con la actuación de los entes externos que acudieron a controlar y extinguir las llamas, se recomienda que “como medida inmediata, el establecimiento de programas para familiarizar a los cuerpos de bomberos con las condiciones de peligro inherentes a las industrias de alto riesgo de sus respectivas jurisdicciones” y la reorganización del sistema nacional de Defensa Civil, así como pronta aprobación del reglamento de la Ley de Seguridad y Defensa y que el ejecutivo nacional intensifique las campañas educativas para crear conciencia en la ciudadanía de los riesgos de ubicarse en áreas próximas a instalaciones industriales que revistan alto grado de responsabilidad. 

Ni una palabra sobre por qué los tanques no se drenaban, o por qué no había agua ni espuma para combatir incendios, por qué no había conexiones para los carros-bomba, por qué las vías internas no eran las adecuadas para el paso de las unidades de los bomberos, por qué no funcionó el sistema de bombeo que casi un año atrás los mismos bomberos le habían certificado a la empresa, aspectos todos del dominio público, por las declaraciones del Ministro Febres Poveda, los Comandantes de los Bomberos y sus autoridades del Colegio Nacional de Bomberos, del Prefecto de La Guaira Tito Olivares, y sobre todo del ingeniero Monagas. 

30-10-1984. Con las iniciales GB se publica en El Nacional los acuerdos alcanzados en una sesión del Concejo Municipal de Caracas, donde todos los ediles por unanimidad acordaron invitar a cabildo al Síndico Procurador, con el objeto de pedir asesoramiento jurídico para proceder legalmente contra la Compañía Electricidad de Caracas, si hubiera lugar, luego de escucharse las graves denuncias del edil Ángel Mouchet del MAS, en el sentido que las empresas aseguradoras habían cubierto los daños y gastos ocasionados por el accidente a la empresa, y que los únicos que perdieron allí, fueron los familiares de los que murieron, y del edil Marcos Martínez (MEP) que a través de un juego de interrogantes, pone en claro la responsabilidad de la empresa por su actuación negligente, antes, durante y posterior a la tragedia. 

19-12-1984. A dos años de la Tragedia de Tacoa se reseñan en la página D-10 del diario El Nacional, varias informaciones sobre la decisión de la Jueza Superior XIII Penal, Dra. María Teresa Salazar de Rodríguez Corro, de dictar 8 autos de detención a funcionarios de la Electricidad de Caracas, entre ellos al Gerente de Seguridad Industrial, ingeniero César Augusto Ramírez, y al Gerente de la Planta, Foción Augusto Contreras, además de Salvador Mario de Armas, Alfonso Celda Contreras, Valdemar Enrique Fuentes y Angel Soto, por los delitos probados de “incendio, homicidio culposo, previstos en los artículos 357 y 411 del Código Penal” [11]. 

Para el abogado Franco Puppio, quien para el momento adelantaba demandas por daños materiales y daños morales de algunas víctimas de las 154 reconocidas legalmente, la decisión de la jueza demuestra que “hubo responsabilidad penal por parte de la empresa”, denunciando que el también abogado Perret Gentil, quien está demandando a la Electricidad de Caracas por la misma situación, se ha conseguido que los abogados de la empresa han recurrido a toda suerte de tácticas dilatorias, entre ellas las partidas de defunción de las víctimas, las cuales al haber sido pasto de las llamas no aparecen, y por eso los familiares no pueden obtener en el inmediato tales partidas de defunción. 

En igual dirección se pronunció el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa indicando que el auto detención a los altos gerentes de la Electricidad de Caracas sienta un importante precedente por su responsabilidad en la Tragedia de Tacoa, recordando que el Juez Carlos Soucre, había señalado una serie de responsabilidades, destacando la negligencia de la compañía en materia de seguridad y acordó mantener abierta la averiguación, “se confirma lo que en diversas oportunidades, desde que se produjo la tragedia manifestamos: negligencia de la Electricidad de Caracas en materia de seguridad industrial e incumplimiento de todas las medidas”. 

Esta opinión fue expuesta desde el primer momento por el entonces Ministro del Ambiente, Carlos Febres Poveda, por lo que de inmediato fue destituido por el ex-presidente Luis Herrera Campins. El   6-1-1985: Electricidad de Caracas publica un gran aviso en El Nacional que con letras gigantescas titulaba: “La verdad sobre Tacoa. Así es y así funciona la planta Tacoa” (12). En el medio iba una foto aérea de la planta que ocultaba completamente la zona de viviendas. En la parte inferior, con letras gigantescas preguntaba ¿Por qué los bomberos otorgaron el certificado de conformidad? Por la parte izquierda, el aviso trae una declaración de la empresa de “romper el silencio, ante la avalancha de infundios, mentiras y acusaciones interesadas” tras dos años de silencio, impulsada por “una decisión judicial absurda” relacionada con las figuras de incendio y el homicidio culposo de sus mejores profesionales.

La mayor parte del texto es dedicado a la historia de la empresa, desde 1895, cuando fue fundada, pasando por diversas etapas de crecimiento, entre ellas la relacionada con el inicio de la Planta de Arrecife en 1974. Se indicaba que para la construcción y puesta en marcha “se tomaron en cuenta todas las previsiones técnicas y logísticas necesarias”. 

Sigue con esta aseveración: “Especial atención mereció el sistema contra incendios que fue concebido para proteger adecuadamente las instalaciones de todas las áreas de la planta, conforme a normas nacionales e internacionales”. Lo que más llama la atención de este remitido es que la empresa allí indicaba que “todas las instalaciones fueron aprobadas, conforme a la ley, por el Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, como se desprende del Certificado de Conformidad de fecha 20-11-191, firmado por el Jefe de Edificaciones y Proyectos, Ingeniero y Capitán de Bomberos, José Fernández, el Jefe de la División de Prevención e Investigación, Teniente Coronel Humberto Gerardo Ovalles, Comandante General”. 

Concluye la galera con la idea que el Conjunto Generador Arrecife y Tacoa ofrecen un servicio eficiente a la ciudadanía y como el combustible se bombea desde buques cisterna hasta los tanques de almacenamiento, aportando como dato que la temperatura de uso del combustible es 120 ºC, temperatura requerida por el quemador de la caldera, para producir el vapor que mueve las calderas y así, termina recordando al lector la complejidad industrial que se encuentra “detrás del simple hecho de accionar el interruptor de la luz o encender el televisor”.

SOBRE EL BOIL OVER 

La primera vez que este tipo de incidente fue observado ocurrió en Bahía de Monterrey (EEUU), el 14/9/1924, cuando un tanque -sin techo- de almacenaje de petróleo de 8.700 m3 de la Standard Oil Co. recibió la descarga de un rayo, que ocasionó un incendio en serie, por darse en un patio de tanques de crudo y relativamente cerca entre ellos. En 1925, H. Hall (EEUU) realizó 100 pruebas a gran escala y concluye que se requieren tres condiciones para que suceda un boil over: un tanque abierto, crudo para que, por las diversas densidades de sus componentes, pueda viajar una onda calórica, y agua en el fondo del tanque [13]. 

Otros investigadores (L. Burgoyne, 1947; Blinov y Kodiakov, 1961;) coinciden en que con crudo, las fracciones más livianas se queman o destilan y las más pesadas y calientes bajan, esto se conoce como intercambio de capas frías por capas calientes, formando la onda de calor convectiva que viaja a 1 metro/hr. Hasta el evento de Tacoa, se pensaba que solo el petróleo podía hacer boil over, desde entonces se entendió que con un combustible muy denso también podía ocurrir. En Tacoa la primera explosión vuela el techo del tanque. El Fuel Oil N° 6 o Bunker “C” provino durante muchos años de diferentes proveedores; eso generó las diversas densidades para que viajara la onda calórica. La falta de drenaje del tanque N° 8 aportó el agua para el volcán que “erupcionara” en horas del mediodía.

CAUSAS CONTRIBUYENTES Y CAUSAS RAÍCES    

Para el autor de este ensayo hay al menos tres grandes causa contribuyentes: el diseño y ubicación de los tanques en una colina escarpada de difícil acceso, la ausencia de un plan de acción ante una contingencia mayor, y el desprecio hacia el mantenimiento porque si vamos hacia el año 1970 leemos que se entregaron unos tanques que contaban con “sistema de extinción a base de espuma, detección neumática, sistema de enfriamiento y tres (3) monitores de 500 GPM cada uno”. 

A estas tres grandes causas se puede incorporar una larga lista de situaciones, como: I) Las tuberías carecían de conexiones para los bomberos. II) No había agua para refrescar el segundo tanque que ignita cuando explota el tanque N° 8, por lo cual se puede establecer, que en ese caso, el tanque N° 9 se ignita porque sus paredes no fueron enfriadas convenientemente. III) El agua procedente de los hidrantes de la empresa no daba la presión suficiente para la acción bomberil. IV) El tanque N° 8 no había sido drenado en mucho tiempo. V) El sistema de seguridad de la planta nueva no tenía ninguna vinculación con el de la planta vieja, que seguramente fue el que recibió el visto bueno de los bomberos en su momento, como vimos anteriormente. 

Sobre las causas raíz, para finalizar este breve recuento de la mayor tragedia nacional industrial, se aprecia a lo largo del texto, que la empresa nunca elaboró análisis de riesgo, ni una adecuada identificación de las amenazas de los tanques, no verificó el sistema de funcionamiento de los equipos que mantienen al combustible dentro de las condiciones de diseño, ni contó con personal preparado para ello, al punto que lo que optó por salir del personal que advirtiera de tales fallas, como fue el caso del ingeniero Monagas. 

Hoy, mucho de los actores de aquel momento ya no están. La impunidad debe ver vencida, los responsables del sector eléctrico, deberán pedir perdón por esta tragedia. Nada cuesta. Hugo Chávez, como Presidente de la República Bolivariana reconoció el rol del Estado en la masacre de El Caracazo, y actuó en consecuencia, a nosotros nos corresponde algo similar con Tacoa. Ni Chávez tuvo nada que ver con El Caracazo, ni nosotros con Tacoa. Pero la impunidad debe ser vencida.

REFERENCIAS 

[1] Protección contra explosiones. Fundamentos de Siemens - disponible en http://www.automation.siemens.com/salesmaterial-as/productbrief/es/explos_s.pdf 
[2] Entrevista a Roberto Nuñez Rodríguez, Héroe de Tacoa, realizada por el Bombero UCV Voluntario Elio Pimental en los 28 años de la tragedia de Tacoa para la lista de discusión red_seguridad_y_salud_ocupacional@yahoogroups.com 
[3] “Tacoa: una catástrofe anunciada”. Cobertura de la comparecencia del Ing. Antonio Monagas ante la Comisión del Congreso nombrada para investigar el accidente de Tacoa. El Nacional 18Enero1983. Pag D-14 
[5] Declaración de sindicalistas rechazando que uno de los primeros fallecidos era el responsable de la primera explosión. (JRD, El Nacional 21Dic1982 Pag. C-2). 
[6] Declaración del Comandante de los Bomberos del D.F. Teniente Coronel José Octavio González Balsa en “Hipótesis de los bomberos: La falta de drenaje convirtió a los tanques en calderas”. El Nacional. 23Dic1982. Pag. D-26. 
[7] Declaración del Ministro del Ambiente Carlos Febres Poveda: “A las 10:30 no había remedio”. El Nacional. 5Enero1983. Pag. D-3. 
[8] Datos del periodista Humberto Álvarez sobre anormalidad en los calentadores de los tanques de Tacoa el día 18/12/1982. El Nacional 7Enero1983. Pag D-19. 
[9] Declaración de Enrique Bart, del Colegio Nacional de Bomberos en Foro la “Tragedia de Vargas” sobre “fallas de seguridad y de mantenimiento en los sistemas de extinción de incendios”. El Nacional 19Enero1983. Pag D-19. 
[10] Extractos del Informe de la Comisión Asesora del Accidente de Tacoa. El Nacional 15/12/1983. [11] Dictado autos de detención por el caso Tacoa. El Nacional, 19Dic1984 pág. D-10. 
[12] Aviso de la EdeC en el Diario El Nacional. La verdad sobre Tacoa. 6Enero1985. 
[13] Garo JP, Koseki H, Vantelon J y Fernández-Pello C. (2007). Combustion of liquid fuels floating on water. Thermal Science International Scientific Journal.11(2). pp. 119-140.

Comentarios

  1. Colega vamos por parte.

    1) En nuestra LOPCYMAT el término usado es "Muerte del trabajador" (Artículo 131 Sanciones Penales por Muerte o Lesión del Trabajador o de la Trabajadora). En el 409 del Código Penal aparece la figura de homicidio culposo, pero no aplica por razones de temporalidad y territorialidad, este tipo de homicidio (el culposo) ocurre en un momento y en un lugar por donde víctima y victimario no suelen coincidir, y menos que las condiciones las ponga el victimario. Ahora bien, no estoy mencionando algo que se me ocurrió, no, en el buscador de google al día de hoy se encuentran 19.700.00 resultados, donde además se usa homicidio laboral, que es más amplio. Alrededor del mundo hay sentencias tribunalicias con esa denominación. Estoy pendiente por hacer el tema del asbesto y alli expondré el caso expresado en el libro "La piel de la salamandra" de Giampiero Rossi donde se destaca uno de estos juicios.

    2. Fukushima pudo ocasionar un invierno nuclear por la reacción en cadena que se hubiese suscitado si finalmente el rector que se salió de control por la falla eléctrica que ocasionó el tsunami hubiese explotado. Obviamente no pasó, no estuviéramos dialogando por esta vía. Japón cuenta con casi 60 centrales nucleares, mas del 50% activos, la de Fukushima tiene 4 reactores. La explosión en cadena abría arrasado con el territorio de la isla ocasionando suficiente polvo para impedir la entrada de luz solar. Numerosos escritos hay sobre la materia, solo que yo le doy mi interpretación, la cual es discutible como veo que planteas y me parece correcto. Siempre promuevo la lectura crítica de cualquier texto.

    3. La última pregunta no la capto a plenitud. Primero porque los riesgos no existen, dado que son unos números probabilísticos entre 0 y 1. Lo que existen son peligros, que evaluamos y controlamos apoyándonos en el análisis del riesgo que surge de la exposición dado que los humanos somos una especie altamente vulnerable. Ahora bien, la lógica del capital es su reproducción incrementada, sea un capital manejado por los tirios o por los troyanos. Nadie en su sano juicio puede "justificar" un accidente, independientemente del sistema político con el cual se identifique. Por eso es tan importante para entender mejor lo de trabajo digno, decente, humanizado, la experiencia de los Comuneros de París en 1871.

    Y gracias a tí.

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  2. Muy interesante conocer las relatos por las propias víctimas, ya que describen lo que realmente paso u cómo sucedio, lo más importante es que comparten sus experiencia para que no vuelvan a suceder.
    Muchas gracias por compartir tan maravillosos relatos que nos lleva a la reflexión.

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  3. Este análisis de la tragedia de Tacoa, relatado de manera reflexiva es un llamado a la acción. Es hora de transformar las palabras en hechos y construir un futuro donde el trabajo sea seguro para todos. Motivo por el cual, nosotros como médicos ocupacionales jugamos un papel protagónico, siendo necesario conocer estos sucesos a fondo, como lo ha expresado ud. en su artículo. Muchas gracias profesor.

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