EL ACCIDENTE DE PLANTA LAMA (1993)

 

Por Eric Omaña.


Introducción.

Los accidentes de trabajo en algunas industrias, dado la naturaleza de las materias primas con que laboran, así como productos y sub-productos que generan, pueden convertirse en verdaderas tragedias. El caso mas impactante de todos los accidentes ocurridos en la era industrial ha sido el de Bophal, en la India, donde un gas tóxico emanado de los tanques de almacenamiento de una empresa de plaguicidas cerrada por su propietaria, la Union Carbide de Estados Unidos, causó la muerte inmediata de mas de 2 mil personas de la comunidad, en una triste noche decembrina de 1984, pero que a la fecha, por los daños y secuelas de la exposición al químico, ha ocasionado mas de 20 mil fatalidades [1]. El cierre de la planta se debió a que la empresa dejó de ser rentable, pero lo grave fue que la estadounidense Union Carbide no retiró los depósitos de materia prima, constituida fundamentalmente por una sustancia que además de ser venenosa es cancerígena, el isocianato de metilo, es decir, usó a esa planta como un depósito de materiales peligrosos.

A nivel mundial, las empresas dedicadas a la información, tanto las que pertenecen al capital privado como las públicas, no suelen dar importancia al tema de los accidentes de trabajo, salvo cuando son catastróficos o cuando hay un interés marcado por explotar la noticia, como sucede en Venezuela desde que empezó el país a transitar por la vía de la V República. Por eso nunca entrevistan a los accidentados, y en caso de las fatalidades de origen laboral, tampoco se hacen trabajos periodísticos con la familia del trabajador fallecido por un accidente de trabajo,

Así por ejemplo, no se observa en los medios impresos ni audiovisuales las informaciones de los accidentes de trabajo, salvo en algunos periódicos de menor circulación del interior del país, pero si se observa la relativa importancia que se otorga no solo a las víctimas del hampa, de la violencia callejera, de las peleas entre las bandas, sino que incluso, algunos propietarios de medios de comunicación de Venezuela, hacen práctica libre de lo que se llama la apología del delito, cuando se entrevista al delincuente, se publican fotografías haciendo alarde de su armamento y se "enaltece" su condición de lumpen.

Un ejemplo de este manejo por parte de las empresas privadas dedicadas a la comunicación lo constituye el accidente de Planta Lama, sucedido durante la gestión de Luis Giusti, el más alto representante de lo que se llamó la meritocracia petrolera. Al comparar la cobertura que en la prensa nacional se dio a este accidente, que ocurrió en tiempos del segundo mandato presidencial de Carlos Andrés Pérez, y la forma como se cubren los accidentes que actualmente ocurren en la industria petrolera, se observa una desproporción alarmante, que no quiere decir que sea malo reportar lo que sucede hoy en día, siempre que se haga objetivamente, lo cual no suele ser la pauta, sino que lo malo es que en el pasado no se informaba lo que pasaba en la industria petrolera, lo cual contribuye a restarle mas seriedad a los medios impresos y televisivos nacionales.

Los accidentes de trabajo en Venezuela.

En nuestro país, las estadísticas de los accidentes de trabajo presentan un gran subregistro, al igual que las enfermedades de origen ocupacional, en especial estas últimas, cuya denuncia no era obligatoria, hasta que se reformó la LOPCYMAT en 2005. El convencimiento que tenemos de este gran sub-registro de los accidentes de trabajo se puede manifestar con varios casos, pero tomemos el ejemplo de mayor envergadura en Venezuela, se trata de Tragedia de Tacoa [3], un accidente ocurrido en la termoeléctrica del mismo nombre ubicada en el Estado La Guaira en diciembre de 1982, propiedad de la empresa Electricidad de Caracas, en el cual por mal manejo del incendio de un tanque de combustible pesado, que ya había costado la vida a 2 trabajadores de la empresa, terminó con la vida de 154 personas, la mayoría personal de prevención y protección, como bomberos, voluntarios, militares y policías, así como personal de prensa y numerosos curiosos; la sola presencia de estos dos últimos grupos de personas en el sitio de los acontecimientos, que nada hacen para combatir una evento catastrófico, fue uno de los indicadores de los variados fallos de los dueños de la empresa, la familia Machado Zuloaga, para enfrentar una contingencia de la magnitud de Tacoa [3].

Este accidente industrial que le costó la vida a tanta gente, nunca apareció en las estadísticas del Ministerio del Trabajo, entidad que llevaba los registros de fatalidades por el trabajo en todo el país, pese a que los accidentes fatales son los que mas se reportaban en los anuarios que acompañaban la memoria y cuenta del ministerio para esos años. Igualmente, ninguna persona humana, llámese empleador, director o supervisor resultó responsable de que la empresa Electricidad de Caracas, no hubiese contado con la infraestructura para detectar y combatir incendios en sus áreas de almacenamiento de combustible, ni con los programas de mantenimiento correspondiente que hubiesen mitigado el impacto del incendio [4]. Un juicio que intentó la Fiscalía en aquella oportunidad, terminó con la exculpación de los profesionales que tenían la responsabilidad de haber dotado de los elementos necesarios para mitigar y combatir incendios en el área siniestrada, luego que se cambiara al juez y los fiscales de la causa. 

Desde la creación del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en 1945 y casi hasta inicios de la década de los 60 del siglo pasado, el IVSS fue la única institución que llevó estadísticas de accidentes de trabajo en el país [5]. Luego se iniciaron en las Inspectorías del Ministerio del Trabajo, los registros de accidentes de trabajo, los cuales según la Ley del Trabajo debían ser denunciados por el empleador ante la Inspectoría del Trabajo, pero el ejemplo de Tacoa fue la constante que evidencia el subregistro mencionado.

El accidente de Planta Lama.

Planta Lama (1993) fue de ese tipo de accidentes de trabajo con fatalidades, que experimentaron la clara intención de excluirlos de la estadística oficial, es decir, de no ser registrados, intención posiblemente acordada entre las autoridades del Ministerio del Trabajo de entonces y las directivas de las empresas petroleras de la época. Se aprecia en los periódicos El Nacional y El Universal, como al día siguiente del accidente, la información relativa al mismo, ocupó un espacio poco destacado en la primera página y pese a que las labores de rescate de víctimas duraron varios días y su número aumentaba día a día, la información desapareció de esos periódicos inmediatamente de haber ocurrido la explosión. Fue curioso para el lector caraqueño, que a casi una década del accidente de Tacoa, que llenó los titulares por varios días de los citados periódicos, el accidente de Planta Lama aparecía como algo muy lejano, casi como si hubiese ocurrido en otro país.

Pero la explosión de esta planta compresora de gas ocurrida en 1993 [6], ubicada en el Lago de Maracaibo cuya propietaria era la empresa Maraven, que causó 19 fatalidades, dos de ellas, de trabajadores propios de la empresa y el resto de las fatalidades correspondiente al personal de diversas contratistas, si fue seguida a profundidad por un diario local, Panorama.

La intención de los directivos de Maraven de entonces quedó al descubierto cuando al año siguiente, en 1994, Maraven recibió de la Asociación de Ingeniería del Petróleo, el premio denominado "Casco de Oro", reconocimiento que hacía esta organización estadounidense ubicada en Texas, a la empresa con menos accidentabilidad en el mundo.

Recoge el diario Panorama, en su sección Costa Oriental del viernes 26 de marzo de 1993, que una explosión en una planta compresora de gas en el Centro del Lago de Maracaibo dejaba como saldo 10 heridos y 10 desaparecidos. Se indica en la información que la "Planta de compresión de gas y extracción de líquidos Lama" ubicada en el bloque IX de las áreas del lago asignadas a Maraven, era la 
cuarta de su tipo a nivel mundial, y que las otras tres, ubicadas en Brasil, Japón y Estados Unidos, ya habían explotado.

He tenido acceso a información de personeros de la industria petrolera que me han indicado que, producto de los accidentes que habían causado la explosión de las plantas compresoras de gas y extractoras de líquido en esos país, las empresas aseguradoras, además de cobrar primas muy altas, daban por urgente la necesidad de parar la planta de Venezuela, y desagregarla, para corregir el diseño riesgoso bajo el cual se construyó Planta Lama, en el marco de las otras plantas ya siniestradas. Como es de suponer, la burocracia petrolera, esa misma que después trató de acabar con la industria petrolera en 2002, no tomó en cuanta la advertencia de las aseguradoras y asumió el riesgo de operar en condiciones inseguras, lo que le costó la vida a un importante número de trabajadores, casi en totalidad pertenecientes a la categoría que hoy caracterizamos como tercerizados, es decir, que eran empleados de contratistas de Maraven.

De las informaciones recabadas por Panorama se llega a la presunción que el accidente ocurre por una fuga de gases ocurrida en las tuberías corroídas, que obviamente se consigue en su corriente de dispersión con algún punto caliente, que se presume, también de la información disponible en esa medio informativo, pudo estar presente en las labores que realiza una contratista en la reparación de una de las "turbinas". Era alto el nivel de corrosión de las tuberías de una instalación que para el momento del accidente alcanzaba más de 30 años, así lo reportaba un dirigente sindical de la desaparecida FETRAZULIA al citado periódico regional.

En su momento operativo la Planta Lama servía a un bloque de pozos de producción de petróleo con capacidad entre 200 mil y 300 mil barriles diarios de crudo de 29° API, por lo que se estimaba que por cada día de paralización de la instalación, se dejaban de ingresar 250 millones de bolívares. Los operadores de la empresa "Venezuela Sun Oil" habían puesto a funcionar a Planta Lama en 1967 en el Lago de Maracaibo, cumpliendo la exigencia del Ministerio de Petróleos y Minas de no continuar venteando, es decir, descargando a la atmósfera los gases que acompañan a las corrientes de crudo. Para re-inyectar los gases a los pozos petroleros, debe aumentarse la presión en compresores que requieren de gases secos, de tal manera que los destilados se volvían a su vez un negocio atractivo, de allí que cumplir con la norma ministerial significó a su vez, aumentar los ingresos de la petrolera. Con la nacionalización de la Shell, Maraven continuó las operaciones de todas las instalaciones de la multinacional, entre ellas Planta Lama.

No se suelen conocer los costos de los accidentes, pero el Vice-presidente de Maraven, Luis Giusti, quien venía de haber sido nada menos que el Gerente de General de Producción de la empresa, reportó al diario Panorama que el accidente de Planta Lamas, le costó a la nación la cantidad de 12 mil millones de bolívares [7], unos 800 millones de dólares de entonces. Los actuarios de los accidentes industriales como Blake, [8] consideran que los costos indirectos son 4 veces los costos directos, por lo que podemos estimar que en Planta Lamas, en 1993 además de las 18 fatalidades y un desaparecido, la nación perdió 3.200 millones de dólares, y todo eso en un solo accidente. 5

Las familias de los trabajadores fallecidos pertenecientes a las contratistas no recibieron ningún tipo de reconocimiento de  PDVSA. La familia de una de las victimas llevó a juicio a PDVSA, la cual se defendió usando e argumento que a esas instalaciones se le hacía el mantenimiento adecuado.


Llama la atención que en este juicio los abogados no usaron la LOPCYMAT,  lograron la indemnización usando solamente los respectivos artículos contemplados en el Código Civil. Otros juicios fueron paralizados. Debió llegar el gobierno del Presidente Chávez con su política de inclusión a ejercer la justicia social y así esos juicios, que habían sido promovido en los tribunales por algunos de los otros deudos de los fallecidos en Planta Lama, pudo llegar a su fin y darse las condiciones para que al menos hubiese un resarcimiento económico a estas familias., así como trabajadores afectados que sobrevivieron a la explosión.

Al revisar la sentencia sobre el caso Planta Lama, [9] le entra al lector el deseo que algún día los familiares de los 19 hombres fallecidos en el mayor accidente de la industria petrolera de todos los tiempos en Venezuela, algún día decimos, lleven a los tribunales penales, a quienes ejercieron la Gerencia General de Producción de Maraven para la época, por haber sido advertidos por la empresa aseguradora del peligro que implicaba dejar funcionar mas esta planta compresora de gas ubicada en las aguas del Lago de Maracaibo, cuando para ese momento las tres plantas hermanas a esa habían sufrido serios accidentes en el exterior que obligó a paralizarlas y desagregar los procesos para aminorar el riesgo, y nada hizo en esa dirección.

Reflexión final

Cuando escribí esta nota, no había ocurrido el accidente de Amuay, y en esa época calificamos al accidente de Planta Lama como el accidente mayor de la industria petrolera nacional, considerando tanto el impacto social como el impacto económico, solo que Amuay lo es desde el punto de vista social, por su mayor número de víctimas.

Desde el punto de vista social-laboral, es el accidente con el mayor número de fallecidos pertenecientes directos a las labores del sector petrolero, a lo que se agrega el valor de la infraestructura siniestrada 800 millones de dólares.

Desde el punto de vista social-comunidad, considerando esto como el impacto en la vida de personas no pertenecientes directos a las labores petroleras, se tienen dos importantes accidentes, el primero de ellos ocurrido en la población de San Rafael de Laya (1981), cuando una descarga de los subproductos de la limpieza de una tubería de gas, propiedad de la empresa Corpoven, ocasionó una explosión con una cuarentena de fatalidades entre los vecinos del caserío El Ciento, ubicado en los alrededores de esa población, hecho ocurrido en el año 1981 [10] y el mas reciente, el de la Refinería de Amuay (2012), que cobró la vida de mas de 40 personas, la mayoría de ellas Guardias Nacionales y sus familiares, esté último, producto también de una explosión de vapores y gases emanados de un proceso de almacenamiento y bombeo.

Estos casos se diferencian del mayor accidente con impacto económico, sucedido en la Refinería de Amuay, cuando un incendio consumió una parte importante de la Planta de Flexicoquer a principios de los años 80 del siglo XX, que tuvo un costo, solamente en reparación del orden de 1.000 millones de dólares. Accidente que también permanece oculto, como todos los anteriormente descritos, y que demandan de todos nosotros activar nuestra memoria colectiva, investigar, para tener los soportes disponibles, y poder hablar con la propiedad y la responsabilidad que nos caracteriza sobre estos temas.

No actuar en forma científica para hacer visible nuestra historia de seguridad y salud en el trabajo, es hacerle el juego a los explotadores y a todo aquel que cipayamente le sirve. Nos compete a los que creemos en una sociedad mas justa y equitativa dar esa pelea en el terreno de la real historia, para oponerla a la historia del rumor y de la llamada leyenda urbana. La verdad nos hará libre, es una frase que debemos repetirnos permanente.

Referencias 

1) Pradyumna K, Ravindra M, Neelam P, Subodh K, Smita B, y Kewal K. Bhopal gas tragedy: review of clinical and experimental findings after 25 years. International Journal of Occupational Medicine and Environmental Health, 2009. Disponible en http://findarticles.com/p/articles/mi_7580/is_200907/ai_n42855916/ 
2) Segura S. Tacoa: una catástrofe anunciada. Cobertura de la comparecencia del Ing. Antonio José Monagas ante la Comisión del Congreso de la República nombrada para investigar el accidente de Tacoa. El Nacional 18 de enero, 1983. Pag D-14.
3) Segura L. Hipótesis de los bomberos: La falta de drenaje convirtió a los tanques en calderas. Declaración del Comandante de los Bomberos del D.F. Teniente Coronel José Antonio González Balsa. El Nacional. 23 de diciembre, 1982. Pag. D-26.
4) Segura L. A las 10:30 no había remedio. Declaración del Ministro del Ambiente Carlos Febres Poveda. El Nacional. 5 de enero, 1983. Pag. D-3
5) Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. Historia del IVSS. Disponible en http://www.ivss.gov.ve/Historia-del-IVSS 
6) Rojas M., Mora P. 10 desaparecidos y 10 heridos al explotar planta de gas en el centro del Lago de Maracaibo. Diario Panorama. 26 de marzo de 1993. Pag. 2-1.
7) Rojas M. 12 Mil Millones en pérdidas por la tragedia. Declaración del Vicepresidente de Maraven, Luis Guisti. Diario Panorama. 27 de marzo de 1993. Pag. 4-8.
8) Blake P. Industrial Safety. Englewood: Editorial Prantice; 1963.
9) TSJ. Sentencia Judicial en el Caso Planta Lama. Disponible en http://www.tsj.gov.ve/decisiones/spa/Junio/01448-070606-1994-10937.htm Descargado el 26/08/2012.
10) El Universal. Estalla gasoducto en el centro de un poblado. 14 de mayo de 1981. pp. 4-38
11) QEHSS Solutions. (2021). Explosión de Planta Lama - 25 de marzo de 1993 [Documental].
https://www.youtube.com/watch?v=264hVVYm9us

Comentarios

  1. Eric. Excelente Analisis, y me sirve para la investigacion que estoy realizando, aca esta el enlace de NC del Zulia que esta por youtube. https://www.youtube.com/watch?v=HIOOK7BUgAk&ab_channel=Ing.YojanderOrozco

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    1. Ayer como hoy los funcionarios de la petrolera no sueltan prenda, insisten en una fuga de gas, pero nada dicen porque ocurrió esa fuga. En el juico mencionado en la referencia 9 la postura de la empresa fue que se cumplían las normas de seguridad, buscando generar una matriz de responsabilidad de los trabajadores. Gracias por el video, recomiendo prestar atención a lo que dice el jefe de la PTJ

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