LA PEQUEÑA MALA HISTORIA DE LA AZÚCAR
Por Eric Omaña
INTRODUCCIÓN
Dice el diccionario que historia “es la ciencia social encargada de estudiar los eventos del pasado de la humanidad a través de distintas metodologías que analizan el contexto social, político, económico, geográfico y psicológico del hombre a través de su entorno”. Para el joven Marx es “el camino recorrido por el espíritu hacia su realización contemplando, desde ya, los posibles traspiés como momentos propios de aquel, pero que en definitiva serían solamente obstáculos de su propia realización”.
Con esta introducción escolástica abro la ventana para tratar un tema donde se pone en evidencia tres elementos relacionados con la “sabrosa” pero peligrosa azúcar: lo económico, lo ético y la salud.
La etimología de la palabra azúcar casi nos lleva al origen de la planta que la produce, es decir los lugares donde el cultivo fue domado, y su posterior distribución; para nosotros azúcar viene del árabe hispano “assúkkar”, y este a su vez del árabe clásico “sukkar”, los árabes la tomaron del griego “sakjar” y estos de la palabra persa “šakar”, y estos del sánscrito “sharkara”. Pareciera que la cosa empezó en la India, pero es un poco más atrás, veamos.
EL CAMINO DEL AZÚCAR
La domesticación de una planta significa su selección por mano humana por poseer ciertas características deseables; se cree que la especie humana inició esta práctica durante el Paleolítico, hace más de 12.000 años. En el caso de la caña de azúcar se ha establecido que los dos centros de domesticación estuvieron en lo que es hoy Nueva Guinea y el sur China, hace unos 6.000 años, la movilidad marina de los pobladores esas regiones llevó la planta a la India, lo que se confirma con el párrafo anterior del origen de la palabra azúcar, porque la primera producción conocida de azúcar cristalina comenzó en el norte de la India, hace unos 2.500 años.
La invasión de la India por el Imperio Persa empezó a traer el azúcar hacia el oeste, antes de nuestra era, y es en el siglo VII, cuando los árabes invadieron a Persia, que estos descubrieron la caña de azúcar y aprendieron cómo se producía el azúcar, luego con la expansión del islam hacia el norte de África y Turquía, el azúcar aumentó su cobertura, la cual se va a completar con las Cruzadas, cuando los reinos europeos empezaron a ensayar como apropiarse del resto del mundo, y a generar una guerra de religiones, y sus ejércitos llevaron el peligroso dulce a sus naciones de origen. Hasta entonces el endulzamiento de las cosas se hacía con miel de abeja.
En el siglo XV, la caña de azúcar se producía en las islas Canarias pero se refinaba en Venecia, y es cuando los españoles y portugueses introducen la planta en el continente americano. El clima en esas tierras resultó ser tan bueno para el crecimiento de la caña que rápidamente floreció una industria azucarera. El azúcar nace en nuestro continente con un expediente tenebroso: comercio de azúcar y tráfico de esclavos africanos. Las ganancias iban a Europa, ahí producían manufacturas que eran enviadas a África Occidental, donde se negociaban por esclavos con los reyes de esas localidades, y luego los esclavizados eran enviados a estas tierras, para producir, entre otras cosas, más azúcar, dando origen a las plantaciones de caña y algodón, entre otras actividades que a su vez aumentaban las ganancias de los genocidas del Reino de España y del Reino de Portugal, que ya habían acabado con la vida de 60 millones de nuestros ancestros indígenas.
Los Reinos de Francia e Inglaterra que no podía escapar de este “festín” tomaron las islas del Caribe, que resultaron igualmente provechosas para la producción de azúcar. En el caso de los ingleses, el control que ejercían del Reino de Portugal, les permitía ampliar sus ganancias, que ya lo hacían con el oro y la plata de origen brasileño. Con las mismas intenciones, los holandeses se quedaron con Surinam. Bueno el reparto imperial de las tierras del “nuevo mundo”.
Otra fuente de azúcar resultó ser la remolacha, que se identificó como tal en el siglo XVIII pero se mantuvo en secreto hasta que como producto de las guerras napoleónicas a principios del siglo XIX, Inglaterra bloqueó las importaciones de azúcar a Europa continental, para finales de ese siglo la remolacha azucarera ya había reemplazado a la caña de azúcar como la principal materia prima para la obtención de azúcar en la Europa continental.
EL AZÚCAR A LA CONQUISTA DEL ESTÓMAGO, DEL CEREBRO Y SUS EFECTOS
El azúcar es el combustible de nuestro organismo, al metabolizar este producto se genera la energía que necesitan los diferentes órganos para su funcionamiento, como el cerebro y los músculos. Al consumir azúcar aumenta el nivel de glucosa (C₆H₁₂O₆) en la sangre, ante lo cual el páncreas comienza a secretar insulina, que es la hormona que permite a la glucosa entrar a las células a fin de proporcionarles energía, que en términos generales se presenta así:
Con esta introducción escolástica abro la ventana para tratar un tema donde se pone en evidencia tres elementos relacionados con la “sabrosa” pero peligrosa azúcar: lo económico, lo ético y la salud.
La etimología de la palabra azúcar casi nos lleva al origen de la planta que la produce, es decir los lugares donde el cultivo fue domado, y su posterior distribución; para nosotros azúcar viene del árabe hispano “assúkkar”, y este a su vez del árabe clásico “sukkar”, los árabes la tomaron del griego “sakjar” y estos de la palabra persa “šakar”, y estos del sánscrito “sharkara”. Pareciera que la cosa empezó en la India, pero es un poco más atrás, veamos.
EL CAMINO DEL AZÚCAR
La domesticación de una planta significa su selección por mano humana por poseer ciertas características deseables; se cree que la especie humana inició esta práctica durante el Paleolítico, hace más de 12.000 años. En el caso de la caña de azúcar se ha establecido que los dos centros de domesticación estuvieron en lo que es hoy Nueva Guinea y el sur China, hace unos 6.000 años, la movilidad marina de los pobladores esas regiones llevó la planta a la India, lo que se confirma con el párrafo anterior del origen de la palabra azúcar, porque la primera producción conocida de azúcar cristalina comenzó en el norte de la India, hace unos 2.500 años.
La invasión de la India por el Imperio Persa empezó a traer el azúcar hacia el oeste, antes de nuestra era, y es en el siglo VII, cuando los árabes invadieron a Persia, que estos descubrieron la caña de azúcar y aprendieron cómo se producía el azúcar, luego con la expansión del islam hacia el norte de África y Turquía, el azúcar aumentó su cobertura, la cual se va a completar con las Cruzadas, cuando los reinos europeos empezaron a ensayar como apropiarse del resto del mundo, y a generar una guerra de religiones, y sus ejércitos llevaron el peligroso dulce a sus naciones de origen. Hasta entonces el endulzamiento de las cosas se hacía con miel de abeja.
En el siglo XV, la caña de azúcar se producía en las islas Canarias pero se refinaba en Venecia, y es cuando los españoles y portugueses introducen la planta en el continente americano. El clima en esas tierras resultó ser tan bueno para el crecimiento de la caña que rápidamente floreció una industria azucarera. El azúcar nace en nuestro continente con un expediente tenebroso: comercio de azúcar y tráfico de esclavos africanos. Las ganancias iban a Europa, ahí producían manufacturas que eran enviadas a África Occidental, donde se negociaban por esclavos con los reyes de esas localidades, y luego los esclavizados eran enviados a estas tierras, para producir, entre otras cosas, más azúcar, dando origen a las plantaciones de caña y algodón, entre otras actividades que a su vez aumentaban las ganancias de los genocidas del Reino de España y del Reino de Portugal, que ya habían acabado con la vida de 60 millones de nuestros ancestros indígenas.
Los Reinos de Francia e Inglaterra que no podía escapar de este “festín” tomaron las islas del Caribe, que resultaron igualmente provechosas para la producción de azúcar. En el caso de los ingleses, el control que ejercían del Reino de Portugal, les permitía ampliar sus ganancias, que ya lo hacían con el oro y la plata de origen brasileño. Con las mismas intenciones, los holandeses se quedaron con Surinam. Bueno el reparto imperial de las tierras del “nuevo mundo”.
Otra fuente de azúcar resultó ser la remolacha, que se identificó como tal en el siglo XVIII pero se mantuvo en secreto hasta que como producto de las guerras napoleónicas a principios del siglo XIX, Inglaterra bloqueó las importaciones de azúcar a Europa continental, para finales de ese siglo la remolacha azucarera ya había reemplazado a la caña de azúcar como la principal materia prima para la obtención de azúcar en la Europa continental.
EL AZÚCAR A LA CONQUISTA DEL ESTÓMAGO, DEL CEREBRO Y SUS EFECTOS
El azúcar es el combustible de nuestro organismo, al metabolizar este producto se genera la energía que necesitan los diferentes órganos para su funcionamiento, como el cerebro y los músculos. Al consumir azúcar aumenta el nivel de glucosa (C₆H₁₂O₆) en la sangre, ante lo cual el páncreas comienza a secretar insulina, que es la hormona que permite a la glucosa entrar a las células a fin de proporcionarles energía, que en términos generales se presenta así:
C₆H₁₂O₆ + 6O2 ......................6CO2 + 6H2O + energía
De tal modo que la energía que usaremos para todo en la vida, en concordancia con la Primera Ley de la Termodinámica, viene del azúcar, que es un producto de plantas, como la caña de azúcar, que obtuvieron esa energía del sol, que les sirvió para crear biomasa a partir de los nutrientes disponibles, así la conservación de la energía no es más que el ciclo de la vida.
El azúcar está presente en todos los alimentos que consumimos, en especial los que contienen carbohidratos, como frutas y verduras, cereales y hasta productos lácteos, que son otros del que hay que contar su mala historia, pero eso será en otra ocasión. Los alimentos vegetales también tienen altas cantidades de fibra, minerales esenciales y antioxidantes, así como proteínas no animales, y los productos lácteos contienen proteínas animales y calcio.
Pero el impacto del azúcar es agridulce, nos la energía suficiente con los alimentos que consumimos, siempre y cuando no sea una de esas dietas llamada chatarra, o no sean alimentos que tengan tantos procesamientos industriales, pero para mucha gente, ese es el común de la alimentación, porque sus estómagos y sus órganos intestinales han sido colonizados por una variedad de bacterias y hongos, que incluso le han cambiado hasta el pH a esas redes, donde se captura los nutrientes para ser procesados en el organismo.
La forma de consumo actual ha llevado a mucha gente, con sus estómagos colonizados, a consumir excesos de azúcar, siendo las principales fuentes los refrescos, las bebidas de frutas, los yogures de sabores, los cereales, las galletas, los pasteles, los dulces y la mayoría de los alimentos procesados y endulzados, como sopas en cubitos, el pan en todas sus formas, las carnes curadas, la salsa de tomates, etc.
Lo normal, para un adulto promedio, según la Organización Mundial de la salud es consumir un promedio de 25 gramos diarios, eso equivales a 5 ó 6 cucharaditas diarias, y no me refiero a las que se le ponen al café o a cualquier bebida, sino a todo lo que se consume, como ya vimos arriba.
Pero una parte de la población tiene un superconsumo, estimulado por las propagandas, que a diferencia del cigarrillo que lleva un letrero de mortal, que le informa al consumidor que está frente a un peligro, del azúcar no hay, hasta ahora, ninguna advertencia. En EE.UU. un adulto promedio consume 24 cucharaditas de azúcar agregada por día, según el Instituto Nacional del Cáncer. Eso es igual a 384 calorías. Es decir, consume 5 veces más de lo necesario.
“El impacto del exceso de azúcar en la obesidad y la diabetes está bien documentado, pero un área que puede sorprender a muchas personas es cómo su gusto por el azúcar puede tener un impacto grave en la salud de su corazón", dice el Dr. Frank Hu, profesor de nutrición en Harvard T.H. Escuela Chan de Salud Pública, citado en un artículo revisado del Harvard Health Publishing del 6 de enero de 2022, que al leerlo me motivo a investigar más sobre ese impacto del azúcar en el sistema coronario, para encontrar, como el mismo ha sido ocultado por 70 años, pero de eso comentaremos en la tercera parte de este artículo. En aquel trabajo el Dr. Hu señala que “los efectos de la ingesta de azúcar adicional (presión arterial más alta, inflamación, aumento de peso, diabetes y enfermedad del hígado graso) están relacionados con un mayor riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular".
AZÚCAR: OTRO DAÑO OCULTO DE LAS EMPRESAS ALIMENTICIAS
En otros trabajos de este blog he sistematizado información que destaca el ocultamiento a las grandes mayorías de los peligros del consumir cigarrillos, en la década de los 50´s y en la actualidad con los alimentos transgénicos. En ambos casos, las asociaciones de industriales respectivas se coligaron con investigadores prestigiosos, a quienes el dinero les mató el poquito de ética que quizás tuvieron algún día. El trabajo de las relaciones del glifosato de Bayer, con el maíz transgénico de Bayer (of course), con las aberraciones que presentaron los animales sometidos a la recepción de pequeñas dosis, casi trazas, a largo plazo, además de demostrar que la ciencia no es neutral, puso en evidencia las relaciones de las industrias con afamados centros académicos y con los entes gubernamentales que permisan la entrada de estos productos al mercado.
Y como dice el Dr. Hu, citado arriba, todos conocen esa relación del azúcar con la diabetes, quien no, si hemos visto hasta familiares cercanos y amigos de toda la vida que han perdido la batalla contra esta enfermedad, pero hurgando en el tema llegué primero al trabajo del equipo que encabeza la Dra. Cristin Kearns de la Universidad de California, del año 2016 y gracias al mismo le hice la traza a la investigación que financió la industria azucarera, a través de la Sugar Research Foundation (SRF) cuyo informe apareció en la revista New England Journal of Medicine en 1967.
Los investigadores observan que para la década de los 50´s, la industria azucarera sabía que si la gente reducía la grasa de la dieta, su ingesta de azúcar aumentaría en alrededor de un 30 %. Y eso era una oportunidad para aumentar las ganancias de las azucareras. En esa época se publicaron varios artículos científicos que llamaban a prestar atención a las relaciones entre al azúcar y las grasas con los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca, como el colesterol y los triglicéridos altos. Y eureka! buscaron a unos investigadores de la Universidad de Harvard para limpiar el expediente del azúcar y lo lograron por 50 años, hasta que recientemente el grupo de la Universidad de California, con la investigación ya comentada, puso al descubierto esta infamia científica, que es como se puede llamar a una investigación, que dinero por medio, realizaron aquellos investigadores de Harvard, la cual fuera publicada en 1967. De lo demás se ha encargado el mass media.
El método empleado por los investigadores de Harvard fue realizar la crítica a los estudios que estaban vinculando al azúcar con la enfermedad cardiaca, buscando cualquier inconsistencia, pero al mismo tiempo pasaron por alto defectos en los estudios que exploraban los efectos de las grasas en las enfermedades cardiacas. Es decir, se destacó la grasa y el colesterol como las causas dietéticas de la cardiopatía coronaria y se minimizó toda evidencia de que el consumo de sacarosa también era un factor de riesgo.
El discurso de 1954 del presidente de la Sugar Research Foundation, Henry Hass “Qué hay de nuevo en la investigación del azúcar”, dado en la Sociedad Estadounidense de Investigación del Azúcar fue contundente en la intencionalidad económica, este personaje señalaba que los tecnólogos de la remolacha identificaron una oportunidad estratégica para la industria del azúcar: aumentar la cuota de mercado del azúcar haciendo que los estadounidenses coman una dieta baja en grasas.
En la década de 1960, dos destacados fisiólogos defendían hipótesis causales divergentes de la cardiopatía coronaria. John Yudkin, quien va a ser uno de los autores más atacados por los científicos mercenarios, identificó a los azúcares agregados como el agente principal, mientras que Ancel Keys identificó a la grasa total, la grasa saturada y el colesterol dietético. Sin embargo, en la década de 1980, pocos científicos creían que los azúcares añadidos jugaran un papel importante en la cardiopatía coronaria, y por eso en EE.UU. la lucha de los organismos de salud pública se centró en reducir la grasa total, la grasa saturada y colesterol dietético para la prevención de la enfermedad coronaria.
Aunque la contribución de los azúcares de la dieta a la cardiopatía coronaria sigue siendo debatido, lo que está claro es que la industria azucarera, encabezada por la asociación comercial de la industria de la sacarosa sigue negando rotundamente que exista una relación entre el consumo de azúcar añadido y el riesgo cardiopático.
Pero por el principio de precaución y por la cada vez mayor evidencia de esta relación azúcar-efecto coronario, el personal de cardiología que se mantiene actualizado ha agregado a la prohibición de la sal, la prohibición del azúcar a sus pacientes. Trabajos como el publicado por el equipo que encabeza el Dr. Quanhe Yang: Ingesta de azúcar añadida y mortalidad por enfermedades cardiovasculares entre adultos estadounidenses” concluyen que la mayoría de los adultos estadounidenses consumen más azúcar añadida de lo que está recomendado para una dieta saludable. Estos investigadores, observó una relación significativa entre esa azúcar que excede el consumo considerado como normal y el mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardíacas.
La investigación que encabezó el Dr. Yang fue de tipo epidemiológica, analizando los resultados de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés) la cual comprende una serie de encuestas transversales, estratificadas y de probabilidad de varias etapas de la población civil estadounidense no institucionalizada, realizadas en diferentes momentos.
CONCLUSIÓN
Si hay que escribir una conclusión sobre esta sistematización que hasta aquí hemos hecho, vuelvo al aforismo médico, de que la ausencia de evidencia, no es evidencia de la ausencia. En el caso del azúcar ya hay suficiente evidencia de lo malo que es para la salud el exceso de azúcar, y es lo que más vemos en la calle, gentes que se alimentan con un pan y un refresco. Para tener una idea, una rodaja de pan nos aporta media cucharada de azúcar, por lo que es de pensar que un pan canilla aporta mucho más, porque un pan endulzado puede aportar hasta 12 cucharillas, mientras que por su parte un vaso de refresco aporta entre 5 y 7 cucharillas de azúcar, y la cosa es aditiva, de tal modo que el consumo de dos vasos duplica esa cantidad. Ese tipo de alimentación, nada barata por cierto, abre las puertas a la obesidad, la diabetes y ahora, que quede claro, a las enfermedades coronarias.
REFERENCIAS
Harvard Health Publishing. (2022). The sweet danger of sugar. Disponible en https://www.health.harvard.edu/heart-health/the-sweet-danger-of-sugar
Kearns, C.; Schmidt, L.; Glantz, S. (2016). Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research: A Historical Analysis of Internal Industry Documents. JAMA Intern Med. 2016; 176(11):1680-1685. doi: 10.1001/jamainternmed.2016.5394
McGandy, Hegsted y Stare (1967). "Dietary Fats, Carbohydrates and Atherosclerotic Disease", en el New England Journal of Medicine (NEJM)
Yang, Q; Zhang, Z; Gregg, E; Flanders, D; Merritt, R; Hu, F. (2014). Added sugar intake and cardiovascular diseases mortality among US adults. JAMA Intern Med. 2014; 174(4):516-24. doi: 10.1001/jamainternmed.2013.13563
De tal modo que la energía que usaremos para todo en la vida, en concordancia con la Primera Ley de la Termodinámica, viene del azúcar, que es un producto de plantas, como la caña de azúcar, que obtuvieron esa energía del sol, que les sirvió para crear biomasa a partir de los nutrientes disponibles, así la conservación de la energía no es más que el ciclo de la vida.
El azúcar está presente en todos los alimentos que consumimos, en especial los que contienen carbohidratos, como frutas y verduras, cereales y hasta productos lácteos, que son otros del que hay que contar su mala historia, pero eso será en otra ocasión. Los alimentos vegetales también tienen altas cantidades de fibra, minerales esenciales y antioxidantes, así como proteínas no animales, y los productos lácteos contienen proteínas animales y calcio.
Pero el impacto del azúcar es agridulce, nos la energía suficiente con los alimentos que consumimos, siempre y cuando no sea una de esas dietas llamada chatarra, o no sean alimentos que tengan tantos procesamientos industriales, pero para mucha gente, ese es el común de la alimentación, porque sus estómagos y sus órganos intestinales han sido colonizados por una variedad de bacterias y hongos, que incluso le han cambiado hasta el pH a esas redes, donde se captura los nutrientes para ser procesados en el organismo.
La forma de consumo actual ha llevado a mucha gente, con sus estómagos colonizados, a consumir excesos de azúcar, siendo las principales fuentes los refrescos, las bebidas de frutas, los yogures de sabores, los cereales, las galletas, los pasteles, los dulces y la mayoría de los alimentos procesados y endulzados, como sopas en cubitos, el pan en todas sus formas, las carnes curadas, la salsa de tomates, etc.
Lo normal, para un adulto promedio, según la Organización Mundial de la salud es consumir un promedio de 25 gramos diarios, eso equivales a 5 ó 6 cucharaditas diarias, y no me refiero a las que se le ponen al café o a cualquier bebida, sino a todo lo que se consume, como ya vimos arriba.
Pero una parte de la población tiene un superconsumo, estimulado por las propagandas, que a diferencia del cigarrillo que lleva un letrero de mortal, que le informa al consumidor que está frente a un peligro, del azúcar no hay, hasta ahora, ninguna advertencia. En EE.UU. un adulto promedio consume 24 cucharaditas de azúcar agregada por día, según el Instituto Nacional del Cáncer. Eso es igual a 384 calorías. Es decir, consume 5 veces más de lo necesario.
“El impacto del exceso de azúcar en la obesidad y la diabetes está bien documentado, pero un área que puede sorprender a muchas personas es cómo su gusto por el azúcar puede tener un impacto grave en la salud de su corazón", dice el Dr. Frank Hu, profesor de nutrición en Harvard T.H. Escuela Chan de Salud Pública, citado en un artículo revisado del Harvard Health Publishing del 6 de enero de 2022, que al leerlo me motivo a investigar más sobre ese impacto del azúcar en el sistema coronario, para encontrar, como el mismo ha sido ocultado por 70 años, pero de eso comentaremos en la tercera parte de este artículo. En aquel trabajo el Dr. Hu señala que “los efectos de la ingesta de azúcar adicional (presión arterial más alta, inflamación, aumento de peso, diabetes y enfermedad del hígado graso) están relacionados con un mayor riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular".
AZÚCAR: OTRO DAÑO OCULTO DE LAS EMPRESAS ALIMENTICIAS
En otros trabajos de este blog he sistematizado información que destaca el ocultamiento a las grandes mayorías de los peligros del consumir cigarrillos, en la década de los 50´s y en la actualidad con los alimentos transgénicos. En ambos casos, las asociaciones de industriales respectivas se coligaron con investigadores prestigiosos, a quienes el dinero les mató el poquito de ética que quizás tuvieron algún día. El trabajo de las relaciones del glifosato de Bayer, con el maíz transgénico de Bayer (of course), con las aberraciones que presentaron los animales sometidos a la recepción de pequeñas dosis, casi trazas, a largo plazo, además de demostrar que la ciencia no es neutral, puso en evidencia las relaciones de las industrias con afamados centros académicos y con los entes gubernamentales que permisan la entrada de estos productos al mercado.
Y como dice el Dr. Hu, citado arriba, todos conocen esa relación del azúcar con la diabetes, quien no, si hemos visto hasta familiares cercanos y amigos de toda la vida que han perdido la batalla contra esta enfermedad, pero hurgando en el tema llegué primero al trabajo del equipo que encabeza la Dra. Cristin Kearns de la Universidad de California, del año 2016 y gracias al mismo le hice la traza a la investigación que financió la industria azucarera, a través de la Sugar Research Foundation (SRF) cuyo informe apareció en la revista New England Journal of Medicine en 1967.
Los investigadores observan que para la década de los 50´s, la industria azucarera sabía que si la gente reducía la grasa de la dieta, su ingesta de azúcar aumentaría en alrededor de un 30 %. Y eso era una oportunidad para aumentar las ganancias de las azucareras. En esa época se publicaron varios artículos científicos que llamaban a prestar atención a las relaciones entre al azúcar y las grasas con los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca, como el colesterol y los triglicéridos altos. Y eureka! buscaron a unos investigadores de la Universidad de Harvard para limpiar el expediente del azúcar y lo lograron por 50 años, hasta que recientemente el grupo de la Universidad de California, con la investigación ya comentada, puso al descubierto esta infamia científica, que es como se puede llamar a una investigación, que dinero por medio, realizaron aquellos investigadores de Harvard, la cual fuera publicada en 1967. De lo demás se ha encargado el mass media.
El método empleado por los investigadores de Harvard fue realizar la crítica a los estudios que estaban vinculando al azúcar con la enfermedad cardiaca, buscando cualquier inconsistencia, pero al mismo tiempo pasaron por alto defectos en los estudios que exploraban los efectos de las grasas en las enfermedades cardiacas. Es decir, se destacó la grasa y el colesterol como las causas dietéticas de la cardiopatía coronaria y se minimizó toda evidencia de que el consumo de sacarosa también era un factor de riesgo.
El discurso de 1954 del presidente de la Sugar Research Foundation, Henry Hass “Qué hay de nuevo en la investigación del azúcar”, dado en la Sociedad Estadounidense de Investigación del Azúcar fue contundente en la intencionalidad económica, este personaje señalaba que los tecnólogos de la remolacha identificaron una oportunidad estratégica para la industria del azúcar: aumentar la cuota de mercado del azúcar haciendo que los estadounidenses coman una dieta baja en grasas.
En la década de 1960, dos destacados fisiólogos defendían hipótesis causales divergentes de la cardiopatía coronaria. John Yudkin, quien va a ser uno de los autores más atacados por los científicos mercenarios, identificó a los azúcares agregados como el agente principal, mientras que Ancel Keys identificó a la grasa total, la grasa saturada y el colesterol dietético. Sin embargo, en la década de 1980, pocos científicos creían que los azúcares añadidos jugaran un papel importante en la cardiopatía coronaria, y por eso en EE.UU. la lucha de los organismos de salud pública se centró en reducir la grasa total, la grasa saturada y colesterol dietético para la prevención de la enfermedad coronaria.
Aunque la contribución de los azúcares de la dieta a la cardiopatía coronaria sigue siendo debatido, lo que está claro es que la industria azucarera, encabezada por la asociación comercial de la industria de la sacarosa sigue negando rotundamente que exista una relación entre el consumo de azúcar añadido y el riesgo cardiopático.
Pero por el principio de precaución y por la cada vez mayor evidencia de esta relación azúcar-efecto coronario, el personal de cardiología que se mantiene actualizado ha agregado a la prohibición de la sal, la prohibición del azúcar a sus pacientes. Trabajos como el publicado por el equipo que encabeza el Dr. Quanhe Yang: Ingesta de azúcar añadida y mortalidad por enfermedades cardiovasculares entre adultos estadounidenses” concluyen que la mayoría de los adultos estadounidenses consumen más azúcar añadida de lo que está recomendado para una dieta saludable. Estos investigadores, observó una relación significativa entre esa azúcar que excede el consumo considerado como normal y el mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardíacas.
La investigación que encabezó el Dr. Yang fue de tipo epidemiológica, analizando los resultados de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés) la cual comprende una serie de encuestas transversales, estratificadas y de probabilidad de varias etapas de la población civil estadounidense no institucionalizada, realizadas en diferentes momentos.
CONCLUSIÓN
Si hay que escribir una conclusión sobre esta sistematización que hasta aquí hemos hecho, vuelvo al aforismo médico, de que la ausencia de evidencia, no es evidencia de la ausencia. En el caso del azúcar ya hay suficiente evidencia de lo malo que es para la salud el exceso de azúcar, y es lo que más vemos en la calle, gentes que se alimentan con un pan y un refresco. Para tener una idea, una rodaja de pan nos aporta media cucharada de azúcar, por lo que es de pensar que un pan canilla aporta mucho más, porque un pan endulzado puede aportar hasta 12 cucharillas, mientras que por su parte un vaso de refresco aporta entre 5 y 7 cucharillas de azúcar, y la cosa es aditiva, de tal modo que el consumo de dos vasos duplica esa cantidad. Ese tipo de alimentación, nada barata por cierto, abre las puertas a la obesidad, la diabetes y ahora, que quede claro, a las enfermedades coronarias.
REFERENCIAS
Harvard Health Publishing. (2022). The sweet danger of sugar. Disponible en https://www.health.harvard.edu/heart-health/the-sweet-danger-of-sugar
Kearns, C.; Schmidt, L.; Glantz, S. (2016). Sugar Industry and Coronary Heart Disease Research: A Historical Analysis of Internal Industry Documents. JAMA Intern Med. 2016; 176(11):1680-1685. doi: 10.1001/jamainternmed.2016.5394
McGandy, Hegsted y Stare (1967). "Dietary Fats, Carbohydrates and Atherosclerotic Disease", en el New England Journal of Medicine (NEJM)
Yang, Q; Zhang, Z; Gregg, E; Flanders, D; Merritt, R; Hu, F. (2014). Added sugar intake and cardiovascular diseases mortality among US adults. JAMA Intern Med. 2014; 174(4):516-24. doi: 10.1001/jamainternmed.2013.13563
Muy Buen blog, excelente explicación, ya los efectos de las azúcares refinadas se vienen estudiando desde hace mucho tiempo es bien sabido la relación que existe entre las azúcares y los lípidos de baja densidad, y como es su metabolismo en el cuerpo humano, se sabe la relación con la acidez celular que producen y como especialmente el azúcar refinada crea efectos nocivos para la salud relacionadas a las primeras causas de muerte a nivel mundial, solo que por interese monetarios y por el neoliberalismo y el capitalismo salvaje, se esconden, que conveniente que las empresas de alimentación medicina y armas químicas sean las mismas y que las investigaciones de control y efectos nocivos las realicen ellos mismos se pagan y dan el vuelto, estos temas son muy interesantes y no solo la azúcar el glutamato monosodico, los edulcorantes, hay un sin fin de productos quimicos nocivos que consumimos a diario y que por intereses capitales y grandes ganancias nos venden como inocuos cuando no lo son, el flúor en productos de higiene y agua potable hay estudios que ocultan a la opinión pública donde demuestran que quieren disminuir nuestra capacidad cognitiva, y nos siguen enfermando a diario para ellos vendernos la supuesta cura y obtener ganancias, lo que hacen por el bendito dinero
ResponderBorrarExcelente análisis, después de leerlo y pensarlo, una no sabe si llorar o salir corriendo. Casi toda nuestra dieta diaria, no sólo contiene azúcar, lo peor y más peligrosos, son las altas dosis de éste veneno que consumimos. Aveces desde muy pequeños, ya que a un gran número de recién nacidos se les alimenta con tetero de leche, que ya contiene azúcares, y se les endulza; así como compotas, papillas jugos bien "dulcitos, para que se los tome mejor"
ResponderBorrarNos acostumbramos, a vivir en la ignorancia de aumentar las riquezas de los poderosos muriendo el veneno que le ayudamos a producir y que luego consumimos.
Estás reflexiones, debería darse a diario en diferentes espacios y medios de comunicación para la discusión y toma de consciencia de todos.
Gracias Camarada por el aporte y compartirlo!!
Muy buena explicación de los efectos del azúcar profesor, me gustaría complementar su publicación con un enlace al documental de la DW que abarca el problema de la obesidad altamente ligada a los productos procesados azucarados e incluye los avances en el etiquetado de los mismos, los famosos hexágonos negros, iniciativa de un pediatra chileno y que Latinoamérica es pionera en incorporarlos, mientras que en Europa se encuentran reacios a este tipo de alerta a los consumidores. El documental se encuentra en: https://youtu.be/sUa1xv_3V2s
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