PLAGUICIDAS, PEOR EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD
En homenaje a Andrés Carrasco*
La historia de
los plaguicidas está asociada a los procesos gregarios de la humanidad, así, la
cultura sumeria, hace más de 4.500 años,
considerada la primera civilización urbana de la humanidad y que se
estableció el sur de Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates, que además
remonta sus orígenes a las culturas neolíticas y, especialmente, a la cultura
Uruk, usó azufre para combatir plagas, hasta que seguramente descubrieron las
propiedades venenosas de algunas plantas.
Desde el antiguo
Egipto, hace más de 4.000 años, se conoce el uso de sustancias de origen
natural, para acabar con las plagas (y con las gentes) como la cicuta y el
acónito. Los milenarios chinos también usaron plantas para el control de
plagas, y en la antigua Grecia, Homero escribió, hace unos 3.000 años cómo
Odiseo “fumigó el salón, la casa y la corte con azufre encendido para controlar
las plagas”. Ya en nuestra era, Plinio el Viejo registró prácticas de control
de plagas usando plantas como el eléboro, para matar roedores e insectos.
Hacia el año 800 se tiene noticias que los
chinos mezclaban arsénico con agua para el control de insectos. Por 1649, la
rotetona, empieza a ser extraída de varios tipos de plantas, es utilizada como
un pesticida. En 1669, el arsénico es mezclado con miel para crear un cebo para
hormigas, siendo considerado el primer veneno estomacal. Un poco después, en
1690, el tabaco es utilizado para controlar los insectos de la pera, por lo
cual se estima que es el primer veneno de contacto. Desde 1773 se emplea la
nicotina, quemando el tabaco para controlar insectos y así se le considera la
primera sustancia empleada como fumigante.
En 1800 se
documenta el primer uso del “polvo persa
para piojos”- el piretro (o pelitre), que atendiendo a su nombre debía
conocerse desde tiempos antiguos en los territorios de lo que es hoy el Irán
moderno. En Estados Unidos (EE.UU.), el
austriaco Johann Zacherl, hizo fortuna vendiendo insecticidas con base
de crisantemo, su patente de 1884 se llamó el “Jabón de Piretro”. Dos años
antes, en 1882 la cal y el sulfato de cobre fueron utilizados para controlar el
moho velloso de la uva.
Desde 1890, el
polvo de mercurio y sus derivados fueron utilizados como un tratamiento para
semillas, con consecuencias funestas, el más sonado fue en 1971, cuando al
menos 459 personas fallecieron al consumir semillas de trigo llevadas a Iraq
como "ayuda humanitaria". Para entonces Inglaterra y EE.UU. habían
prohibido, para uso interno, tratar semillas con mercurio y sus derivados.
Retomando el
hilo, se conoce que para 1922, en EE.UU. se utilizaba a orillas del Delta del
Río Mississippi compuestos arsenicales espolvoreados para el control de
insectos en algodón. La primera generación de plaguicidas sintéticos se da con
el uso masivo del DDT, desde 1942, organoclorado que fuera sintetizado por el
austríaco Othmar Zeidler en 1874.
Poco después, en
el período 1945-1955, conoceremos la segunda generación de plaguicidas
sintéticos: organofosforados, carbamatos y úreas. Son los años en que terminada
la segunda guerra mundial, la potencias occidentales, triunfantes inician la
«revolución» verde (la primera) con el lema de "acabar con el hambre en el
planeta". Eso nunca sucedió, lo que si pasó fue que todas esas fábricas
usadas para construir bombas a base de nitrógenos, como el TNT, nunca fueron
desmanteladas y pasaron a producir fertilizantes nitrogenados.
La fórmula mágica
para acabar con el hambre fue: plaguicidas + fertilizantes = mas alimentos. Hoy
sabemos que todo fue un mito. Pero volvamos al hilo que traíamos. En 1948 Down
Chemical crea el 2,4,5,T un gran defoliante, más conocido como el agente
naranja, con el cual la aviación de EE.UU. en el decenio 1961-1971, pretendía
impedir el avance del Ejército Popular para la Liberación del Viet Nam, cosa en
la que fracaso, pero si logró que entre 2 y 4 millones de personas fueran
contaminadas con el plaguicida, de las cuales hay en la actualidad varios cientos de miles de
personas que nacieron con deformaciones, sobre todo en el sur de aquel país. Se
estima que la aviación gringa descargó entre 42 y 72 millones de litros de
agente naranja en el 10% del total del territorio vietnamita.
En los años
1955-1960. surgen las triacinas, sales de amonio cuaternarias. En la década
1960-1970 son introducidos los fungicidas: benzimidazoles, pirimidinas,
triazoles, y otros. En esos años se evidencian los primeros indicios de los
efectos ecotoxicológicos del DDT y otros plaguicidas clorados, que en 1972, la
Dra. Rachael Carson y otros, con su libro "La primavera silenciosa"
logran socializar la información, escondida hasta entonces por la relación de
las industrias químicas y los mass media. Ese libro se consigue gratis en la
internet.
En 1972, ante
tanta evidencia, se da la prohibición del uso de DDT en EE.UU. pero fíjense que
no fue la prohibición de la producción, lo cual aún se sigue haciendo. Para la
década que se inicia en 1980 surge la tercera generación de plaguicidas
sintéticos: piretroides y sulfonilureas. Sólo es en 1990 cuando se empieza la
introducción de plaguicidas ecológicos (esterilizantes). En 2002 la Dra. Theo
Colborn y otros, socializan más información sobre los efectos de todos esos
agentes xenobióticos, que no son seres vivos, pero que al ingresar al organismo
y traspasar las barreras de autodefensa que se tienen, están amenazando la
huella genética, entre ellos, por supuesto, están los plaguicidas; su libro se
llama "Disrruptores endocrinos. Nuestro futuro robado". el cual
también se puede conseguir gratis en la internet.
Y para cerrar
esta aproximación a la tenebrosa historia de los plagucicidas, tenemos que para
el año 2017, la organizaciones de Naciones Unidas (NN.UU.) reportaba un
estimado de 200.000 intoxicaciones fatales por plaguicidas cada año.
Los plaguicidas en Venezuela:
En nuestra país
nunca se tuvo ni se tiene data sistemáticamente registrada y publicada, de personas intoxicadas ni fallecidas por
plaguicidas, lo cual no significa que no ocurran. Hay una película venezolana
"El silencio de las moscas" que refiere la historia del suicidio de
dos jóvenes adolescentes en las poblaciones merideñas de Mucuchíes y Llano
Alto, donde hay un uso indiscriminado de plaguicidas, de lo cuyas aplicaciones
excesivas hemos sido testigos. El productor de ese film dice que lo motivó a su
realización el conocer de la alta tasa de suicidios en esos pueblos, solo que
él no fue al estudio de las causas, que pueden estar relacionadas con
plaguicidas. Recuerdo que cuando nuestros bachilleres de medicina de la Escuela
Vargas (UCV) iban, hace unas 4 décadas atrás, a realizar pasantías rurales en la
Colonia Tovar, se alarmaban de la cantidad de enfermos mentales que había en
esa población.
En los años en que trabajé en el Ministerio de Salud, entonces llamado Sanidad, se llevaba alguna estadística de intoxicaciones por plaguicidas, porque teníamos una sección de Plaguicidas adscrito a la División de Calidad Ambiental, a su vez adscrita a la Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental. Solo recuerdo, antes que se me olvide, como muchas notas de este blog, que el estado con mayor número de intoxicaciones era el estado Portuguesa, que era en esos años el de mayor producción agrícola del país. En esos años, se hicieron estudios en las placentas de parturientas de la Maternidad “Concepción Palacios” de Caracas, mujeres que no venían del campo, cuyas madres o sus abuelas si habían vivido en el campo, y se detectaron metabolitos del DDT en las muestras estudiadas.
No tenía la fecha exacta, pero recordaba que aquella época ocurrió una intoxicación masiva en un ancianato en San Cristóbal, con 19 fatalidades y un centenar de intoxicados, siendo la causa haberse preparado un masato, especie de chicha, para una festividad en la sede de la Casa Hogar San Pablo, en un envase donde días antes se había dosificado, es decir, preparado un plaguicida. Uno de mis lectores consiguió ese dato. La fecha exacta la recordó el Diario La Nación de San Cristóbal, ese lamentable incidente ocurrió el 19 de marzo de 1987.
Y estando en la
UCV como Jefe de División de Ambiente, Salud y Trabajo, vivimos una
intoxicación masiva en nuestros espacios en Maracay, donde desde la Dirección
de Ingeniería Sanitaria del Ministerio de Salud, le dieron una colaboración a
las Facultades de Agronomía y Veterinaria para controlar los zancudos fumigando
con malation, pero sin ninguna medida de seguridad, el resultado fue que más de
20 personas resultaron intoxicadas.
La falta de
información sobre intoxicaciones y fatalidades con plaguicidas es una tarea
pendiente del Estado venezolano y de todos nosotros y nosotras, los y las
prevencionistas, en especial porque el Estado ha promovido la llamada agricultura extensiva, que cae en la ecuación esa que vimos arriba: plaguicidas + fertilizantes = "mas" comida.
Aspectos técnicos:
Los plaguicidas
tienen dos usos, uno es en Salud pública para el control y la erradicación
enfermedades transmitidas por vectores (malaria , filariasis , etc ), así como
en productos de uso humano y animal como jabones, champú y pomadas. Pero lo más
fuerte son los usos en los sectores agrícolas y urbanos, para proteger cultivos
y controlar plagas, controlar a roedores e insectos que infectan los granos y
los alimentos en almacén.
De hecho la
palabra plaguicidas proviene latín Pestis, perjudicial y cide, del latín
cadere, que significa matar. NN.UU los define como "Sustancias para
prevenir, destruir, atraer, repeler o combatir cualquier plaga animal y otras
formas de vida perjudiciales a la salud pública o a la agricultura. Incluye
sustancias reguladores del crecimiento de las plantas, defoliantes, desecantes
o inhibidores de la germinación, y las aplicadas a los cultivos antes o después
de la cosecha para proteger el producto durante su almacenamiento y
transporte".
Las vías de
intoxicación son las clásicas: oral, que es la más grave, la dérmica que es la
más común, a lo que siguen intoxicaciones accidentales por consumir alimentos
contaminados, como las fresas de nuestro país y sus batidos, así como comer,
beber o fumar con las manos y guantes contaminados. Muchos accidentes han
ocurrido, y la prensa los ha documentado, por envasar alimentos y bebidas que
tuvieron plaguicidas.
La clasificación
de los plaguicidas es abordada de varias maneras. Por ejemplo, de acuerdo a su
origen pueden ser naturales o botánicos como la nicotina y las piretrinas; y
sintéticos, como el DDT y el paration. También se pueden clasificar a
acuerdo a su destino de su aplicación: fitosanitarios, ganadero, industria
alimentaria, ambiental, higiene personal, doméstico.
En atención a su
acción específica, el plaguicida puede ser: insecticida, acaricida, fungicidas,
desinfectante y bactericida, herbicida, fitorregulador y productos afines,
rodenticida y varios, específicos post-cosecha y simientes, protectores de
maderas, fibras y derivados, asi como plaguicidas específicos varios. Otra
forma de clasificación es de acuerdo a su estado de presentación o sistema
utilizado en la aplicación, en: gases o gases licuados, fumigantes y aerosoles,
polvos, sólidos, excepto los cebos y los preparados en forma de tabletas,
líquidos, cebos y tabletas. La clasificación por constitución química es:
arsenicales, carbamatos, derivados de cumarina, drivados de urea,
dinitrocompuestos, organoclorados, organofosforados, organometálicos,
piretroides, tiocarbamatos y triazinas.
Y no podía faltar
la clasificación más importante, la relacionada con su grado de peligrosidad
por inhalación, ingestión o penetración cutánea, estimada así: 1) Baja peligrosidad: son aquellos plaguicidas
que no entrañan riesgos apreciables; 2) Tóxicos: que pueden entrañar riesgos de
gravedad limitada; 3) Nocivos:
plaguicidas que puedan entrañar riesgos graves, agudos o crónicos, e incluso la
muerte; 4) Muy tóxicos: puedan entrañar riesgos extremadamente graves, agudos o
crónicos, e incluso la muerte. Esta clasificación toxicológica se realiza
atendiendo básicamente a su toxicidad aguda, expresada en DL50 (que es la dosis
que es letal para el 50% de animales de experimentación, como las ratas); por vía
oral o dérmica para la rata, o en CL 50 (concentración letal al 50%) por vía
respiratoria.
En Venezuela el
Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (INSAI) clasifica los plaguicidas
de la siguiente manera:
- Extremadamente
tóxico, exigiendo el uso del color rojo en el envase, con DL50 menor a 5 en
mg/Kg de masa corporal.
- Altamente
tóxico, exigiendo el color amarillo en el envase, con DL50 mayor a 5 menor a 50
en mg/Kg de masa corporal.
- Moderadamente
tóxico, exigiendo el color azul en el envase, con DL50 mayor a 50 menor a 500
en mg/Kg de masa corporal
- Ligeramente tóxico, exigiendo el color verde en el envase, con DL50 mayor a 500 en mg/Kg de masa corporal
Algunos artículos científicos
En primer lugar
debo aclarar que estudiar el impacto de los plaguicidas ha sido un mal negocio
para quienes los han emprendido, porque son muy costosos, y la industria
mundial de plaguicidas no tiene interés en que se investiguen efectos, sino
como ellos quieren que se hagan. Y para eso han creado las buenas prácticas de
investigación, avaladas por las instancias gubernamentales que emiten las
autorizaciones para que los productos salgan al mercado, así se conforme la no
tan santísima trinidad, entre la industria, los gobiernos y la academia
científica, o la parte de ella que actúa sin ética.
De tal forma que
no existen muchos estudios independientes, es decir, no financiados por el
agronegocio, la mayor parte de la literatura existente es financiada o
ejecutada por la industria, como decimos en los sectores populares, se pagan y
se dan los vueltos, y cuando alguna investigación salta la barrera de
desinformación, se emprenden acciones de todo tipo contra los investigadores.
Así, el trabajo
del equipo encabezado por Gilles-Eric Séreline, que fuera financiado por Green
Peace, demostró las aberraciones que experimentaron los animales expuestos a
bajas dosis de glifosato, un producto de Monsanto, que se escalaron entre los
animalitos que además consumieron maíz transgénico de Monsanto, el experimento
se realizó como ya mencioné a bajas dosis y a largo tiempo, casi dos años, violando la buena
práctica de investigación, aceptada por la industria y los entes estatales, que
es investigar efectos a altas dosis en tres (3) meses.
Por su puesto los
resultados y los investigadores fueron objeto de todo de escarnio, originalmente
el equipo de Sereline publicó en la revista Investigación Química en
Toxicología (de la American Chemical ). Aplicó Roundup, nombre comercial
del glifosato, en células humanas de
cordón umbilical, embrionarias y de la placenta. La totalidad de las células
murieron dentro de las 24 horas de exposición a las variedades de Roundup. Sereline señaló que “Se estudió el mecanismo
de acción celular frente a cuatro formulaciones diferentes de Roundup (Express,
Bioforce o Extra, Gran Travaux y Gran Travaux Plus). Los resultados muestran
que los cuatro herbicidas Roundup, y el glifosato puro, causan muerte celular.
Confirmado por la morfología de las células después del tratamiento se
determina que, incluso a las más bajas concentraciones, causa importante muerte
celular”, se precisa que aun con dosis hasta diez mil veces inferiores a las
usadas en agricultura, el Roundup provoca daño en membranas celulares y muerte
celular. También confirmó el efecto destructivo del glifosato puro, que en
dosis 500 veces menores a las usadas en los campos induce a la muerte celular.
El trabajo
científico que había pasado por las auditorías correspondientes, fue
despublicado, es decir, retirado de la revista, algo muy pocas veces visto. Esto sucedió luego que Monsanto se convirtiera en financista de la revista y colocara un "investigador" de su confianza en la dirección de la revista. Pero Sereline no se amilanó, al contrario ha continuado su pelea contra las
transnacionales del glifosato, y convirtió su investigación en un libro que
tituló “Nos envenenan. Transgénicos, pesticidas y tóxicos. Cómo afectan a
nuestras vidas y como se ocultan sus consecuencias”.
Una situación
similar experimentó el fallecido Dr. Andrés Carrasco, quien con su equipo
trabajó con embriones de renacuajos y de pollos, algunos tratados
superficialmente y otros inoculados, con el herbicida de amplio espectro
glifosato, las conclusiones de su estudio fueron que “los fenotipos producidos por
herbicidas a base de glifosato (GBH) son
principalmente una consecuencia del aumento de la actividad retinoide endógena
(los retinoides tienen muchas funciones importantes en el organismo, como en la
visión, regulación de la proliferación y diferenciación celular, crecimiento
óseo, función inmune, y activación de genes supresores de tumores), lo cual es consistente
con la disminución de la señalización de Sonic hedgehog (Shh) (Sonic hedgehog es un morfógeno esencial para el desarrollo de diversas estructuras,
tales como notocorda, placa del piso del tubo neural, miembros, entre otros)
desde la línea media dorsal embrionaria, con la inhibición de la expresión de
otx2 (el gen OTX2 es parte de una familia de genes que actúan en el desarrollo
embrionario temprano para controlar la formación de muchas estructuras del
organismo. Este gen, juega un papel crítico en el desarrollo de los ojos y
estructuras relacionadas, tales como los nervios ópticos) y con la interrupción
del desarrollo de la cresta neural cefálica. El efecto directo del glifosato en
los mecanismos tempranos de la morfogénesis en embriones de vertebrados genera
inquietudes sobre los hallazgos clínicos de la descendencia humana en
poblaciones expuestas a GBH en campos agrícolas (argentinos)".
Una vez que los
resultados de Carrasco se hicieron públicos, empezó a recibir los ataques del
agronegocio, del mismito Ministro de Ciencia y Tecnología de Argentina, y lo
que es peor, de sus colegas del CONICET, organismo del cual había sido su
presidente.
Y para cerrar,
voy a presentar una breve referencia al trabajo realizado en el campo paraguayo
por los investigadores Benítez, Macchi y Acosta, abajo referenciado que estudió
el riesgo relativo de exponerse a plaguicidas para la población de parturientas
y sus hijos, para lo cual evaluaron las malformaciones congénitas en los
neonatos. La investigación se desarrolló en el Hospital Regional de
Encarnación, Itapúa- Paraguay, y fue de tipo prospectivo de casos y controles,
es decir, que se iniciaron con la detección de una “causa” y luego se sigue a la
población a través del tiempo hasta determinar si se presenta o no el efecto.
El trabajo consideró caso a todo neonato con malformación congénita, y control
a todo niño sano del mismo sexo que naciera inmediatamente después. Por
supuesto se consideró exposición a cualquier contacto con agroquímicos, así
como a otros factores de riesgo conocidos para malformación congénita, en total
se analizaron 52 casos y 87 controles.
“Los factores de
riesgo asociados que resultaron más significativos fueron: vivir cerca de
campos fumigados, vivienda ubicada a menos de 1 km de los campos fumigados, almacenamiento de plaguicidas en el hogar,
contacto en forma directa o accidental con plaguicidas y antecedente de
malformación en la familia. Los demás factores de riesgo conocidos para
malformaciones no tuvieron significancia estadística” Los autores concluyen que
“los resultados muestran una asociación entre exposición a pesticidas y
malformaciones congénitas. Se requiere de estudios futuros para confirmar estos
hallazgos”.
Reflexión final:
Como titulamos,
los plaguicidas como remedio, son peor que la enfermedad. Es una paradoja, creadas
estas sustancias para acabar con el hambre y salvar vidas, su uso acaba con todas las formas de vida,
incluso la humana, de quienes lo usan, de quienes sin usarlos son “fumigados”
desde aviones, o el viento se encarga de llevarlos a sus casas, e incluso de
quienes viviendo a cientos o miles de kilómetros del lugar donde son aplicados,
los consumen sin siquiera saber que están ahí en los alimentos, porque quien lo
vende no lo informa, porque a quien le compete el control gubernamental, ni
sabe de qué se trata, o simplemente mira para otro lado, y un largo etcétera
que debemos enfrentar cada día, con cualquier herramienta que ayude a
socializar información.
Referencias:
Alejandra
Paganelli, Victoria Gnazzo, Helena Acosta, Silvia L. López, and Andrés E.
Carrasco* (2010). Los herbicidas a base de glifosato producen efectos
teratogénicos en Vertebrados al afectar la señalización del ácido retinoico.
Chem. Res. Toxicol. 23, 1586–1595. Disponible en
https://www.researchgate.net/publication/45581916_Glyphosate-Based_Herbicides_Produce_Teratogenic_Effects_on_Vertebrates_by_Impairing_Retinoic_Acid_Signaling/link/5c784591299bf1268d2db54d/download
Armando Hernández. 06-02-2022. Hace 37 años murieron 19 ancianos al consumir masato contaminado /La Nación lo recuerda. La Nación. Disponible en https://lanacionweb.com/reportajes-y-especiales/hace-37-anos-murieron-19-ancianos-al-consumir-masato-contaminado-la-nacion-lo-recuerda/?amp=1
Benítez-leite, S,
Macchi, ML, & Acosta, M. (2009). Malformaciones Congénitas Asociadas a
Agrotóxicos. Revista chilena de pediatría, 80(4), 377-378.
https://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062009000400010
Gilles-Eric
Sereline (2013). Nos envenenan. Transgénicos, pesticidas y tóxicos. Cómo
afectan a nuestras vidas y como se ocultan sus consecuencias. Editor Sercive,
S.L.; España.
* Andrés Carrasco
Científico
argentino militante que confirmó los efectos devastadores del glifosato en los embriones
de anfibios y pollos; acompañó con su investigación a los pueblos fumigados y
cuestionó que la ciencia esté al servicio de las corporaciones, fue objeto de
presiones del Ministro de Ciencia y Tecnología, burlas y difamaciones en los
periódicos tradicionalmente burgueses, y de desafecciones por parte de muchos
de sus pares investigadores a pesar de haber sido Presidente del Conicet. Fue
Jefe del Laboratorio de Embriología de la Universidad de Buenos Aires. Murió
extrañamente, para mí, creo que no fue natural su muerte, se enfrentó al
agronegocio mundial y a sus lacayos gubernamentales, científicos y académicos
de su país.
Cómo se detecta en los alimentos la contaminación
ResponderBorrarCon mucha química analítica. Y como soy ingeniero mecánico y no tengo la experticia para darte la respuesta adecuada, solo te remito a lo que hago yo en estos casos, buscar en revistas indexadas artículos científicos donde puedan darme la respuesta a las cosas con experiencias prácticas. Así, en la plataforma scielo puedes revisar, por ejemplo: * Karl Schosinsky Nevermann y Eugenia Quintana Guzmán "Deteccion de plaguicidas en vegetales de costa rica mediante la inhibicion de colinesterasas humanas"; **Pedro Benítez-Díaz, Leticia Miranda-Contreras, Yuri Molina-Morales, Beluardi Sánchez-Gil1 y Alirio Balza-Quintero "Residuos de plaguicidas en la cáscara e interior de la papa (Solanum tuberosum L.) proveniente de una región agrícola del estado Mérida, Venezuela"; ***Osvaldo Nicolás Rodríguez Valdés, Laura Renné Velázquez Chong, Sonia del Carmen Soto Alvarado y Guillermo Rodríguez Ventura "Desarrollo y validación de un método analítico para la detección y cuantificación de plaguicidas organoclorados en grasa de ganado porcino con un sistema GC/PTV/EI/MS2". Hay muchos artículos mas.
BorrarBuen día profesor. El caso del ancianato mencionado por usted tiene tiene vinculo periodístico en: https://lanacionweb.com/reportajes-y-especiales/hace-37-anos-murieron-19-ancianos-al-consumir-masato-contaminado-la-nacion-lo-recuerda/?amp=1
ResponderBorrarGracias por ubicar esa fecha, ya la incorporo al texto.
BorrarInteresante está fracción:
ResponderBorrar"En 1972, ante tanta evidencia, se da la prohibición del uso de DDT en EE.UU. pero fíjense que no fue la prohibición de la producción, lo cual aún se sigue haciendo. "
Excelente revisión histórica, aportes técnicos y reflexión. El desarrollo deshumanizado.
ResponderBorrarBuenos días, excelente revisión sobre los plaguicidas. Desafortunadamente mucha gente desconoce esta situación que pone en peligro su salud. Esta desinformación es producto de lo que comenta el profesor, donde se destacan los conflictos de interés de grandes industrias.
ResponderBorrarPor otro lado, ciertamente, todos los que estamos en esta área, deberíamos de leer en algún momento los libros de las Dras. Carson y Colborn, ya que son una referencia a nivel mundial y en etapas tempranas de este flagelo.
Excelente material Profesor Eric, lo felicito.
Excelente Artículo ya que los Plaguicidas, desconocidos para muchos ocasionan enfermedades ocupacionales y efectos nocivos e irreversibles a la salud.
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