CAÑO MÁNAMO. ECO-GENOCIDIO MODERNO QUE NO SE DEBE OLVIDAR
Introducción.
La historia del “progreso” está plagada de hechos paradójicos, porque el
resultado ha sido, en muchas ocasiones, el retroceso social, político y
económico de las mayorías con el beneficio de las minorías, eso que muchos
autores han dado en llamar el 1%, y donde por supuesto los que se beneficiaron,
quienes les sirvieron de promotores y sus descendencias, han borrado de sus conciencias sus
responsabilidades y hasta se atreven hoy en día a criticar, a hablar de los problemas
con el ambiente, con la naturaleza, como la situación con el Arco Minero, para
mencionar un caso que es emblemático en la actualidad, y al que le dedicaremos
en su debido tiempo un trabajo en este blog.
Es duro decirlo, pero la mayoría del pueblo venezolano, incluido los y las ambientalistas desconocen que el caso de ecocidio más grande ocurrido en
nuestro país, en todos los tiempos, es el cierre del Caño Mánamo, en el Estado
Delta Amacuro, hace más 50 años, caso que además ha sido muy bien escondido en
los anales de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), y que fuera ejecutado
en la época en que su Presidente era el General Rafael Alfonzo Ravard, antes
que lo llevaran a presidir la estatal, PDVSA. Gobernaba al país, el Dr. Rafael
Caldera.
Igualmente nuestras gentes desconocen que ese deambular por Caracas y otras
ciudades del país del pueblo Warao se inició con un genocidio, materia de
atención para los estudiosos de los derechos humanos, porque el cierre del Caño
Mánamo, acabó con una forma de vida de miles de waraos, con la muerte de muchos
de ellos y les condenó a emigrar, a ir a ninguna parte.
El caso del Caño Mánamo fue un desastre ecológico, olvidado como algo que
no pasó, que el común de la gente lo desconoce, y es un caso de la
transcendencia, en materia ambiental y salvando las distancias, si se compara
con la materia de seguridad industrial , como lo fue la Tragedia de Tacoa en
1982, solo que en Tacoa, como todo accidente, las fatalidades fueron
visibilizadas de inmediato, mientras que lo ocurrido en el este curso de agua
no fue motivo de especulación de la gran prensa, ni de los medios radiafónicos
ni mucho menos televisivos. En el antiguo Congreso de la República, solo pocas
voces se alzaron con la denuncia, pero nadie les tomó en cuenta.
Se han escrito trabajos que hoy deben rescatarse. Gracias a mis estudiantes
de Postgrados del Centro de Ciencias de la Energía de la Universidad
Bolivariana de Venezuela (UBV), se ha hecho alguna recopilación que ofrezco en
las Referencias de este texto. Debe destacarse que afortunadamente el cineasta
ambientalista Carlos Aizpurúa realizó en los años 80´s un documental de 40
minutos que todos debemos ver, el cual está disponible en la internet con ese
nombre “Caño Mánamo”.
En el citado documental exponen sus ideas profesionales de la talla del
inolvidable economista y profesor ucevista Francisco Mieres, el biólogo Ronald
Egea, el geógrafo Eliseo Rodríguez, el abogado agrario Raúl Domínguez, y otras
personalidades más como David del Moral, la sociólogo Marlene Echegaray, el
antropólogo Esteban Monsony. También
Aizpúrua logra que campesinos, dirigentes agrarios y waros expresen sus
opiniones ante lo que pasó, como José Caballero, dirigente agrario, y muchos
anónimos.
Antecedentes
Con la exportación de hierro y bauxita, cada vez en aumento, en especial desde que ALCASA inició operaciones para la producción de aluminio, las compañías estadounidenses se plantearon la reducción de los costos de transporte, ya que los buques de gran calado no podían navegar por el Delta del Orinoco, por lo cual se usaban buques que alimentaban, fuera del delta, a esas naves de gran calado. Es decir, se plantearon llevar las grandes naves hasta los muelles actuales de SIDOR y sus alrededores, que en esa época administraban las mineras extranjeras.
Y eso sencillamente fue la
raíz del problema, fue un asunto para favorecer al capital extranjero, en una
corporación que nació para impulsar el “progreso” de la región y dirigida por
un militar que obviamente tenía la visión de progreso del gran capital, no de
la región Guayana.
En el documental, su director incorpora la propaganda que en aquella época la
CVG difundía por los noticieros de los cines y de televisión, para justificar
con supuestos años de estudio, que no se habían ejecutado, lo que en realidad
ya se estaba desarrollando, la modificación del curso de las aguas en una
región del delta, con una gran y verdadera falsa información, la gran fake news
de entonces. La CVG planteaba como excusa, no la necesidad de las mineras
estadounidenses, sino la necesidad de alimentar a la creciente población que se
estaba estableciendo en lo que llamamos la zona del hierro, Puerto Ordáz, una
ciudad nueva, y la histórica San Félix, así como el crecimiento de Ciudad
Bolívar y otras poblaciones más del estado Bolívar, como el Pao.
El principal argumento empleado en la propaganda oficial de la época era
que debía dominarse las inundaciones anuales del Orinoco, para explotar los
suelos objetos de esas inundaciones, durante todo el año, ya que los mismos eran altamente productivos.
Una de las personas entrevistadas, señala que uno de esos años, antes del
cierre del caño, la región produjo mucho más arroz que el resto del país, con
su método de uso de la tierra en la etapa no inundada de las islas del delta.
Para nada se hizo un estudio de impacto ambiental, a pesar que ya eran
públicos las informaciones de la salinización del bajo Nilo, luego de la
construcción de la represa de Asuán levantada entre 1959 y 1970 por el gobierno
egipcio con el apoyo financiero y tecnológico de la URSS para “terminar con las
inundaciones estacionales que ocurrían en el territorio del bajo Nilo” lo que
acabó con la fertilidad milenaria de esos suelos, cuyos campesinos debieron
recurrir a los agroquímicos, el suelo se salinizó y el proceso de
desertificación fue de tal magnitud que aún sigue en aumento.
Y como reporta un campesino, en la
obra emprendida por el gobierno nacional tampoco fue consultado el campesinado,
que hubieran explicado que ellos si sabían hasta cuando sembrar para garantizar
recoger las cosechas antes de la subida de las aguas. Casi 5 mil habitantes,
13,9 % del delta perdió su modo de vida campesina. Se perdieron
haciendas de café, cacao, coco y los pequeños productores de verduras,
plátanos, etc. obtuvieron por sus perdidas, a título de indemnización, cantidades irrisorias.
La Ley de Reforma Agraria fue violentada de manera descarada.
Uno de los entrevistados en el documental “Caño Mánamo” señala que
ciertamente los suelos del delta son muy ricos en nutrientes, que son
arrastrados desde el Alto Orinoco, Orinoco Medio y todos sus tributarios, como
el Caroní, pero como son suelos donde la cuña marina se desplaza también en
función de las mareas, y existe también una capa de pirita, que al oxidarse
convierte el suelo en tóxico, lo cual se venía resolviendo con la inundación, ya la misma lavaba el material tóxico y alojaba a los nutrientes, que era la explicación de la
riqueza de la producción agrícola en esa región.
Al eliminarse ese lavado del componente tóxico, murió la fauna del río en
esa zona, y no hubo más producción de cultivos alimenticios ni de las especies
vegetales que puedan soportar las nuevas condiciones generadas con el cierre
del caño, lo que condujo a la muerte de la fauna acuática.
Detalles del proyecto
Denuncia uno de los entrevistados que mientras la CVG informaba que se
estaban haciendo estudios, en realidad lo que se estaba era ejecutando la obra
a una gran velocidad, luego los reportes indicaban que se aspiraba a recuperar una
extensión aproximada de 23.700 km2, para convertirla en la principal
proveedora de agroalimentos para la región de la Guayana venezolana, debido a la alta migración de personas hacia
esta parte del país, producto de las obras de construcción de las empresas
básicas de la zona matancera de Puerto Ordaz, y para ello se debía resolver el
“problema” que significaban las crecidas periódicas del río Orinoco, cerrando
el paso de las aguas en unas partes con diques de concreto y acero, drenando en
otras, utilizando el material recuperado del drenado para construir vías terrestres
que hicieran posible llegar a Tucupita, la capital del estado.
A la altura del cierre del caño, decían los documentales de la CVG, se movió
un millón de metros cúbicos de tierra, para instalar las bases de la obra, se
usaron más de 700 mil kilos de cabilla, se vaciaron 13.300 m3 de
concreto, en 10 meses de octubre 1967 se
construyeron diques y 3 compuertas tipo radial a un costo de 63 millones de
bolívares, 15 millones de dólares de la época, baratísimo! La CVG incorporó el
delta al “progreso” de Venezuela, decía la propaganda oficial
La razón de fondo, la causa raíz estaba en que las necesidades de abaratar
costos de Orinoco Mining, que aportó
cuantiosos recursos para financiar la obra, la Bethlehem Steel y Iron Mines, ya
que al cerrar el Mánamo las aguas se desviaron a otros caños, como el río
Grande, lo cual permitió llevar barcos de gran calado hasta los muelles de
SIDOR y de las mineras. La misma Iron Mines, reconoció que en dos años, luego
de iniciarse la navegación de los grandes barcos, recuperó su aporte al
gobierno, el cual favoreció así a las tres compañías, que ya pagaban en forma
miserable el hierro que se llevaban del cerro Bolívar.
Consecuencias
Alguno de los profesionales arriba citados denunció a diversos niveles esa
nefasta intervención que hizo la CVG de entonces en el Delta, pero caso
curioso, el expediente desapareció de los tribunales en Monagas, pero también
en la Corte Suprema de Justicia, lo que hoy es el TSJ.
Fue tal la afectación ambiental negativa que tuvo todo este mega proyecto,
que sólo se llevó a cabo la primera fase, ya que al bloquear el paso del agua
se impulsó la desertificación del área por la acidificación de los suelos, los
cuales poseían en su horizonte inferior arcilla marina rica en sulfuro de
hierro que se mantenía controlado por el agua de las inundaciones, pero en
ausencia de estas, este sulfuro reaccionaba químicamente volviéndose tóxico
principalmente por el aluminio, impidiendo el desarrollo de nuevos cultivos,
pero además, se perdió la presión que el río ejercía sobre la corriente marina
rica en sal, permitiendo que esta llegara a zonas profundas del Delta
salinizando y afectando la fauna acuática, además de su flora.
Todo esto afectó también a las comunidades que se encontraban en la zona de
impacto, especialmente el pueblo Warao, que debió sufrir enfermedades y muertes,
obligándolos a modificar su estilo de vida por la falta de recursos provocada
por los cambios negativos ocasionados, generando prácticamente la
desintegración familiar y forzándolos a migrar a las ciudades sin sustento ni
preparación para la vida en las mismas, perdiendo así su tan valorada
independencia.
No queda dudas de que este es el desastre ecológico de mayor magnitud en el
país, además de otro ejemplo de lo que puede pasar cuando el supuesto
desarrollo y el progreso se utilizan como instrumentos ciegos del capitalismo
para generar ganancias, aún sin importar la naturaleza o la vida misma. Fue tan
voraz la cuestión que siquiera se esperaron los estudios previos de impacto
ambiental para la construcción en sí, en donde se debió contemplar a las inundaciones
como parte de la dinámica de ese ambiente.
Principalmente son tres cosas que impactan aún más a este servidor, la
primera, la osadía de vender y mantener la gran mentira como algo beneficioso
para los afectados y al país entero, la segunda, la complicidad e inacción de
un Estado, lo cual en cierto modo se mantiene hasta hoy, ya que no se concretan
medidas respecto al Delta y a la situación de los Waraos, que sigue siendo
precaria, a pesar de algunos cambios a su favor en la legislación, y la tercera
es lo relativo a la pérdida del expediente, incluso de la Corte Suprema de Justicia.
Narra la warao Pastora Aroy en ese documental de Aizpúrua de la
muerte de familiares de otras mujeres que le acompañan y luego canta “antes el
agua corría libremente, y había mucha pesca, no se impedía la cosecha, no
éramos pobres, tratamos de sembrar algo cuando se retiran las aguas de a
poquito, pero al volver la creciente se pierdo todo, no crece nada todos mueren por culpa del agua
por haber secado el caño, ahora todo se inundó de agua sucia, salada, que no se
puede beber, nuestra gente está sufriendo un hambre terrible, nuestro niños se
mueren, mueren con dolores, también se acaban los viejos, todos mueren por
culpa del agua mala repugnante y salada, no nos queda sino el aire y abandonar
nuestras tierras".
Referencias
Aizpúrua, C. (2012).
Caño Mánamo [Documental]. https://www.youtube.com/watch?v=glTvIOnSa8Y
Correa, C. y Malavé, G. (2015). Propuesta para Incrementar el Caudal de
Agua Dulce en el Caño Mánamo Ubicado en el Delta Del Orinoco, Estado Delta
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http://catalogogy.ucab.edu.ve/documentos/tesis/31142.pdf
García A. y Dieter, H. (1999. Planificando el desastre ecológico: Impacto
del cierre del caño Manamo para las comunidades indígenas y criollas del Delta
Occidental (Delta del Orinoco, Venezuela). Antropológica. 91, 1999: (31-56). https://www.academia.edu/555243/PLANIFICANDO_EL_DESASTRE_ECOL%C3%93GICO_Impacto_del_cierre_del_ca%C3%B1o_Manamo_para_las_comunidades_ind%C3%ADgenas_y_criollas_del_Delta_Occidental_Delta_del_Orinoco_Venezuela_
Faria, F. y Williamson, N. (2018). El hambre y la desesperación empujan a
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Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR]. https://www.acnur.org/noticias/stories/el-hambre-y-la-desesperacion-empujan-grupos-indigenas-salir-de-venezuela
González, J. (2016). El cierre de caño Mánamo afectó gravemente el
territorio. Revista Memorias de Venezuela, (37). https://issuu.com/centronacionaldehistoria/docs/mdv37en_baja/18
González, J. (2020). El camino es arduo y está sembrado de peligros: los
warao del Delta del Orinoco. Revista Entrerios, 3(2). https://doi.org/10.26694/rer.v3i02.10592
Montilla-Pacheco, A., Agüero-Corzo, E. y Salazar-Gil, M. (2017).
Consecuencias Agrícolas por el Cierre del Caño Mánamo, Localidad de Puerto
Amador, Monagas, Venezuela. Revista Científica Multidisciplinar Investigación y
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Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, Kapé-Kapé Asociación
Civil (2021), “Venezuela: El cierre del caño Manamo alteró la vida de 22 mil
waraos en Delta Amacuro”, Disponinible en https://www.raisg.org/es/radar/venezuela-el-cierre-del-cano-manamo-altero-la-vida-de-22-mil-waraos-en-delta-amacuro/
Rodríguez, J. R. (2005). Análisis de la
situación ambiental del Bajo Delta del Orinoco: efectos causados por la
implantación de un programa de desarrollo industrial. Revista Guayana Sustentable,
(8), 9-30. http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAQ9608_8.pdf
Los daños causados a nuestro ecosistema son incalculables y comúnmente irreparables, no
ResponderBorrarpodemos sustentar el desarrollo de un país cavando la tumba de nuestras raíces, alterando nuestra
biodiversidad, desmejorando nuestras condiciones de vida. Es evidente que, el cierre del caño
Mánamo en el Delta del Orinoco constituyó un desastre ecológico a gran escala; sin titubear, el
de mayor impacto ecológico en Venezuela. Sin embargo, muy poco conocido o renombrado a
nivel nacional. Gracias por presentarnos de manera excepcional esta parte de la historia.
La verdadera historia de un gran desastre ambiental y la destrucción de un cultura donde hombres, mujeres y niños les cambiaron su futuro y les dieron otro rostro ante la sociedad, y un pueblo que aún desconoce la verdadera historia de lo que piensan que fue un desastre natural.
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