TRAS LA HUELLA DE LA SEGURIDAD INDUSTRIAL EN VENEZUELA
Por Eric Omaña
INTRODUCCIÓN
No hemos
podido reconstruir, por ahora, para las nuevas generaciones una aproximación
histórica a la Seguridad Industrial, como ya lo hicimos con la Medicina del Trabajo
[disponible en https://naturaytrabajo.blogspot.com/2023/07/una-pequena-historia-de-la-medicina-del.html]
y con la Higiene Ocupacional [disponible en https://naturaytrabajo.blogspot.com/2021/03/breve-resumen-de-la-historia-de-la.html].
Pero en ese intento de sentar fechas, personajes e instituciones que nos den luces sobre los orígenes de la disciplina de Seguridad Industrial en Venezuela, he vuelto a los acontecimientos y me encontré con el más grave accidente de la industria petrolera de todos los tiempos, que ocasionó la destrucción total de la población de Lagunillas de Aguas en 1939.
Ese "accidente" permite establecer que por lo menos hasta 1939, no había nada de seguridad en las empresas anglo-sajonas que tomaron el control del país con Juan Vicente Gómez, pese a que el país disponía de un Código de Minas, promulgado en 1855, el cual contemplaba disposiciones de seguridad, primeros auxilios y atención médica.
Por lo anterior, el punto de partida será este incidente de 1939. La intención de este escribidor es continuar tras la huella de más información que nos permita reconocer a los pioneros en esta disciplina, que seguramente son de las petroleras foráneas, y a eso dedicaremos futuros textos, en la medida que se enriquezca la información.
EL ACCIDENTE INDUSTRIAL QUE DESTRUYÓ DOS PUEBLOS
El contexto:
Hasta la década de los años 20´s, en la Costa Oriental del Lago (COL) del estado Zulia se tenía a Lagunillas de Aguas y Lagunillas de Tierra. La primera fue desaparecida con un "accidente" industrial, la segunda con el avance de las petroleras para establecer sus instalaciones, incluso se dice que con el fenómeno de la subsidencia, lo que queda de Lagunillas, pese a ser Patrimonio Cultural, se apresta desaparecer.
La población original era principalmente indígena, dedicada a la sobrevivencia por las artes de la pesca, la siembra de tubérculos y la elaboración de cestería y otros productos artesanales, pero con la emigración interna hacia los campos petroleros, tuvo Lagunillas de Aguas un inusitado crecimiento y un cambio de vida, del apacible lago al pandemonium que pintó Gabriel Bracho en su obra de 1984 "Lagunillas de Aguas".
Con la entrada en producción en 1926 del pozo Lago-1, se confirmó la hipótesis del campo petrolero Lagunillas, a la Venezuela Gulf Oil (Shell), se incorporaría a la exploración la estadounidense Lago Petroleum Company.
Lagunillas es un diminutivo de Lagunas, fue llamada así por los pantanos que existían desde tiempos ancestrales. Lagunillas junto con los actuales Ceuta, Tomoporo, Moporo y Sinamaica era uno de los "Pueblos de Agua", construidos por los indígenas sobre palafitos hincados en el fondo de El Lago de Maracaibo.
Sobre las condiciones de vida en los campos petroleros ya hemos escrito en https://naturaytrabajo.blogspot.com/2022/05/aproximacion-al-aporte-de-los.html, pero dejemos que Taborda (2016) nos presente alguno de sus relatos como testigo de primera mano que lo fue, en este caso de un reventón en Cabimas:
Las consecuencias del reventón y luego del incendio del pozo N° 28 de La Montañita de La Rosa, fueron fatales, pérdidas invalorables. En la construcción de los muros de contención se emplearon más de 400 obreros, los cuales cansados en su totalidad buscaron refugio en los rincones del taladro en producción y la mayoría buscaron como camas los propios muros construidos por ellos. Al producirse el incendio fueron buscados por los sitios más accesibles y cerca del pozo incendiado, nadie supo que fue de ellos, si sucumbieron o lograron salvarse, cosa muy difícil en esos casos, solo las empresas podían dar fe de ello, solo ellas podían decir si estaban salvos o devorados por las llamas, en sus listas debían aparecer sus nombres, además porque debían recibir la demanda del pago de sus tareas agotadoras realizadas en la construcción de los muros de contención, pero ellas no tenían ningún interés en decir nada, al contrario, les interesaba que nadie mencionara el caso y que ninguno apareciera o se supiera su destino.
El "accidente" de 1939 y sus consecuencias:
Empecemos por recordar que en algunos textos, poner comillas a una palabra, puede indicar poner en duda la aplicación de la misma en el contexto en discusión, pues bien, ese el caso, mi hipótesis es que las empresas requerían esos espacios para sembrar las cabrias, como hicieron en seguida del evento, y por eso no hubo accidente, sino una burda elaboración para que un evento sirviera a los intereses de las empresas anglo-sajonas.
Cuenta Jesús Farías, un testigo de excepción de ese día que:
"En noviembre de 1939 me encontraba en Lagunillas. Trabajaba para el partido (el PCV) y para el sindicato, sin ninguna remuneración. El día 14 de noviembre (debería decir el 13) de 1939 estalló un oleoducto sublacustre, precisamente frente a Lagunillas. La capa de petróleo "vivo" empezó a cubrir las orillas del lago, donde estaban levantadas sobre maporas las casas de aquella pequeña "Venecia" tropical y aborigen".
"Como los peligros aumentaban, empezamos a reclamar ante las autoridades y ante la Gulf, empresa responsable del "reventón". Sin embargo, nada se hizo para evitar el incendio que se veía como algo inevitable, si no cerraban la válvula del oleoducto roto. A eso de las ocho de la noche estalló un violento incendio y cubrió miles de metros cuadrados de superficie sobre las aguas y debajo de las casas de madera levantadas sobre estacas. Este fuego, animado por una fuerte brisa que soplaba en aquel momento, atrapó a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos. Algunas personas salvaron sus vidas partiendo lago adentro en cayucos. Otros cruzaron el fuego por la planchada, pero ésta quedó cortada a los pocos minutos".
"Como
el pueblo estaba atrapado entre los muelles de la Gulf Oil y la Venezuelan Oil Company, los marinos de
turno allí anclados acercaron
sus lanchas y salvaron mucha gente, pero los que vivían en el centro casi todos
murieron quemados o ahogados. Cuando estalló el incendio, yo daba mis clases de
primeras letras a pocos metros de la orilla. Tres de mis alumnos corrieron a
salvar sus pertenencias, pero los tres desaparecieron. Eran obreros jóvenes,
poderosos, buenos nadadores y, sin embargo, perecieron. ¿Qué se podría esperar
para las infelices madres cargadas de niños pequeños?"
La versión de las empresas sobre el incidente, recogida por los periódicos como Panorama y otros al servicio del capital internacional fue que no había suficiente petróleo para generar un incendio, que este resultó de una explosión de una lámpara en uno de los bares que polulaban en las zonas donde se alojaban los obreros petroleros. Se llegó a ubicar a la dueña de un bar como la responsable, e incluso se presentaron firmas que apoyaban esa versión, que ella rechazó pero su versión no fue llevada a la prensa.
Además, esos diarios enfatizaban el "bien" que se había producido con la destrucción del "antro del vicio" que era Lagunillas de Aguas, sin importar la vida de las personas que allí murieron ese día; el gobierno nacional a cargo de Eleazar López Contreras ni se dio por enterado, las compañías extranjeras nada informaron, y los periódicos locales de entonces hablaban de entre 50 y 100 fallecidos. En el exterior, el evento fue reseñado de diversas maneras, por ejemplo en la edición del New York Times titularon así: "Investigación de incendio petrolero. Junta Venezolana estima que las muertes no superarán el medio centenar".
Life Magazine tituló: "Mueren 100 personas en poblado petrolero, Lagunillas". La Vanguardia de España fue mas expedito, tituló: “Un incendio destruye la población de Lagunillas. Mil muertos. Todo el Lago Maracaibo en llamas". En Singapur, The Straits Times indicó que “Cientos de personas murieron en el incendio de una ciudad petrolera" y en Australia, The Post Cairn tituló: "Ochocientas muertes. Puerto petrolero destuído. Desastre venezolano".
Para investigadores locales como los mencionados en las referencias, la cifra debió estar alrededor de 2.000 fallecidos aquella fatídica noche.
A manera de epílogo:
No me cabe ninguna duda que, la destrucción de Lagunillas de Aguas fue un acto premeditado, organizado, intencionado, que viene a confirmar la investigación sobre los homicidios industriales que realicé para mi tesis doctoral. Solo siento no haber usado este caso como soporte de la investigación, al menos como antecedente, porque me centré en el período que comienza con la promulgación de la LOPCYMAT.
Pero es interesante, como este hecho, que cumplirá 85 años, ahora en noviembre de 2024, nos pone en la ruta de investigar desde cuando en Venezuela empezamos a hablar de Seguridad Industrial, y ya sabemos que antes de 1939 no. Bueno, tenemos un punto de partida.
REFERENCIAS
Croes, H. El movimiento obrero venezolano (elementos para su historia). Disponible en https://prensapcv.files.wordpress.com/2014/04/el-movimiento-obrero-venezolano-libro.pdf
Hispanic American Historical Review Venezuela (HAHR). Oil Fire. El incendio y destrucción de Lagunillas de Aguas en 1939. [Video]. Disponible en https://hahr-online.com/venezuela-oil-fire-el-incendio-y-destruccion-de-lagunillas-en-1939/
«El incendio de Lagunillas de Aguas: De las versiones y el nacimiento de Ciudad Ojeda». Primera Edición COL. 14 de noviembre de 2022. Disponible en https://primeraedicioncol.com/el-incendio-de-lagunillas-de-aguas-de-las-versiones-y-el-nacimiento-de-ciudad-ojeda/
Luis J. González, L. & Hernández, A. (2020). Lagunillas: historia de la destrucción de dos pueblos zulianos. Boletín de la Academia de Historia del Estado Zulia N° 58. Julio- Diciembre 2020. pp. 34 - 47. Disponible en https://www.academia.edu/45510628/Lagunillas_historia_de_la_destrucci%C3%B3n_de_dos_pueblos_zulianos_Art%C3%ADculo_en_coautor%C3%ADa_con_Ana_G_Hern%C3%A1ndez_Castro_
Taborda, M. (2016). Petróleo y clase obrera. Orígenes de la clase obrera venezolana. Disponible en https://biblioteca.clacso.edu.ar/Venezuela/ceshc-unermb/20160721032438/TABORDA.pdf
Saludos profesor, siempre agradecido por el gran aporte para difundir la historia laboral de Venezuela. Lo de Lagunillas realmente fue terrible, así como cuando PDVSA se mudó de sede sabiendo del fenómeno de subsidencia en la zona.
ResponderBorrarExcelente dato histórico...que pone de manifiesto cómo el capital procede a la hora de defender sus intereses sin importar la vida del prójimo...
ResponderBorrarExcelente, el acontecer histórico es de vital importancia para el desarrollo cognitivo de los avances investigativos.
ResponderBorrarSaludos cordiales estimados, es lamentable e indignante conocer los secretos de la historia, ya que la información la manejaban a su antojo y a conveniencia, es por eso felicitó a personas como usted profesor que se dedican y preocupan en investigar y dar a conocer la verdadera historia y sus verdaderas consecuencias.
ResponderBorrarSaludos estimado Eric. Excelente información que nos ilustra no solo sobre el punto de partida de la seguridad industrial en Venezuela, sino sobre la estrategia lamentable y perversa de ocultar o manipular los hechos, a favor de las empresas y grupos de poder económios, sin importar para nada la vida de las víctimas y sus familiares. Gracias por documentar está valiosa información.
ResponderBorrarEl articulo ofrece una reflexión profunda y crítica acerca de la historia de la Seguridad Industrial en Venezuela, vinculándola a un caso emblemático: el grave accidente en Lagunillas de Aguas en 1939. La esencia del texto destaca la falta de regulación y la indiferencia de las empresas petroleras hacia la seguridad de sus trabajadores y las comunidades locales, lo que sienta las bases para comprender la evolución de la disciplina de la Seguridad Industrial en el país.
ResponderBorrarEl profesor Eric Omaña establece una conexión entre la falta de una aproximación histórica a la Seguridad Industrial y el tema de la Medicina del Trabajo y la Higiene Ocupacional. Esto es relevante, ya que resalta la importancia de documentar y entender los antecedentes de la seguridad en el trabajo en un contexto industrial, sobre todo en una nación cuya economía depende en gran medida del petróleo.
La reconstrucción del evento trágico en 1939 es inquietante y emotiva. El relato del accidente genera un impacto al presentar no solo las cifras de víctimas potenciales, sino también las luchas y sufrimientos de las comunidades afectadas. La perspectiva del testigo, Jesús Farías, es crucial. Sus recuerdos no solo aportan un testimonio humano y emocional, sino que también desafían la narrativa oficial que minimiza la tragedia, subrayando el desdén por la vida humana que a menudo acompaña a las dinámicas empresariales en contextos de explotación de recursos naturales.
Una crítica constructiva la hago respecto a la postura del autor al afirmar que el accidente fue un "acto premeditado". Aunque la narrativa plantea un argumento convincente sobre la indiferencia de las compañías, sería valioso incluir más fuentes o evidencias que sostengan esta afirmación, para fortalecer la argumentación y evitar caer en la tentación de una interpretación exclusivamente conspirativa.
Un aspecto importante de la lectura es su intento de reivindicar la historia de las comunidades indígenas y su forma de vida antes de ser devastadas por la llegada de la industria petrolera. Es comprender la pérdida cultural y ambiental que conlleva el desarrollo industrial, así como la necesidad de abordar la seguridad no solo desde una perspectiva técnica, sino también desde una ética que respete y valore la vida humana y el entorno.
Gracias colega Freddy, tu crítica que sin duda es constructiva, me permite puntualizar pq considero que esto fue un acto premeditado de lo que luego serían Shell y Exxon: 1) la opinión de Jesús Farías, testigo presencial de la falta de respuesta de las compañías ante el derrame y mucho más de la autoridad gubernamental de la época, opinión debidamente sistematizada y registrada, se trata de uno de los pilares del socialismo venezolano, que cito en el texto; 2) el contenido del trabajo de González & Hernández (2020) que apunta en esa dirección, donde se registra la intención previa de las petroleras de mudar a toda esa comunidad, lo cual no fue atendido por las autoridades locales; y 3) voces relacionadas como la de nuestra Profesora Nilia Rodríguez, quien nació al año siguiente de la tragedia en Lagunillas de Tierra, y que al leer el texto recordó la voz de su padre, testigo de todo aquello, quien acusaba a las petroleras de la tragedia, pq a lo mero mexicano, requerían escalar la producción en todo el campo Lagunillas, y la presencia del poblado indígena lo impedía.
BorrarEl Prof. Eric Omaña, siempre acertado y oportuno con sus escritos, producto de su sapienza y experiencia, como él dice: “….. antes de que se me olvide……”, más aún, cuando recientemente meses atrás en mi proceso de elaboración del Anteproyecto de Tesis de Postgrado de Higiene Ocupacional me tomé el atrevimiento de escribir sobre la Seguridad Industrial en Nivel internacional, nacional y en nuestra Universidad Central de Venezuela, yo creo que voy a tener revisar nuevamente y seguro corregir algunos elementos, pues, hice uso de conceptos de la Medicina del Trabajo y la Higiene Industrial para referirme a los elementos históricos legales de la Seguridad Industrial.
ResponderBorrarLos elementos históricos son esenciales para determinar de dónde venimos y visualizar hacia donde debemos ir, he allí la expresión: “…Quien olvida su historia está condenado a repetirla….” del filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana que siempre saco a relucir cuando veo de manera descarada como sectores “poderosos” y con intereses ocultos no están interesados en poner al relieve la verdadera realidad de los acontecimientos históricos ocurridos como queriendo borrar nuestra cultura, raíces que hacen de nuestro país y sus instituciones asumir su defensa por el sentido de pertenencia inculcado desde nuestros ancestros a las nuevas generaciones.
Últimamente, he notado que el tema de la seguridad laboral se ha vuelto “un poco ligera” en su tratamiento y ejecución por parte de organizaciones privadas y públicas de nuestro país, así como, la ocurrencia de accidentes laborales cada día en ascenso sin que se tomen lo correctivos pertinentes y oportunos desde las instituciones. Recientemente, ante una pregunta de nuestro colega Freddy Bravo, en una de las clases del Postgrado de Higiene Ocupacional, en donde como debía ser la estrategia para abordar desde nuestros puestos de trabajo la solución de situaciones surgidas de los procesos peligrosos que pudiesen colocar en peligro la salud de los trabajadores, la respuesta de nuestro mentor fue: “saber plantear y dar la lucha”, he aquí, una herramienta fundamental que nos permite complementar ese sabio consejo es, conocer y multiplicar la difusión de nuestra Historia por cualquier medio de este período de la modernidad sino como nuestros ancestros indígenas y afrodescendientes en forma de comunicacional a través de manifestaciones culturales, tradiciones orales, etc…
Gracias, Gracias, Gracias Profesor Omaña por este legado que está construyendo para las generaciones futuras……!!!!
Ing. Ramón Urbáez
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ResponderBorrarBuenas Noches Profesor, le cuento que lo planteado por Ud, en su blogs me parece muy interesante, ya que esa información que nos hace llegar, nunca la había escuchado desde mis estudios como Técnico en el área de seguridad industrial, ni por mis abuelos, padres o habitantes de ese municipio, donde nací y crecí en Cabimas (Edo Zulia). Pues, bien, revisando material sobre el mismo me encontré con poca información.
ResponderBorrarTanto así, que mi resumen del origen del incendio se considera dudoso, aunque se sabe que fue mal controlado por los organismos, lo que contribuyó a su rápida propagación arrasando con el pueblo Lagunillas de Aguas, ubicadas en la costa oriental, que había creado una capa aceitosa sobre el lago, la cual se incrementó, provocando la muerte de aproximadamente 1000 personas, aunque inicialmente se reportaron más víctimas según los medios de comunicación, tal como cuenta Jesús Farías, un testigo de excepción de ese día 14 de noviembre.
Para las autoridades y la empresa en ese tiempo prohibieron la reconstrucción del pueblo, ya que se consideraba una "trampa de fuego" debido a su construcción en palafitos, lo que lo hacía especialmente vulnerable a este tipo de desastres. Tras el incendio, los sobrevivientes fueron reubicados en Ciudad Ojeda, una nueva localidad creada para albergar a los habitantes de Lagunillas.
Por lo antes expuesto, considero que para la fecha las empresas petroleras antes los derrames del oro negro no tomaban las medidas de seguridad, como en la actualidad que existen en el lago de Maracaibo con los derrames de petróleo y ni las autoridades estadales ni Gobierno Central, es un problema que viene desde allí profesor, donde incumplen con la Ley penal del ambiente y Ley de Minas, promulgada en 1909, donde marcó el inicio de la regulación en materia de higiene y seguridad industrial en Venezuela. Esta ley fue fundamental para establecer un marco legal que buscaba proteger a los trabajadores en el sector minero, aunque la implementación de medidas de seguridad efectivas tardó en desarrollarse.
Aun así para el año 1939, la seguridad industrial en Venezuela estaba en un proceso de desarrollo significativo. Aunque la legislación sobre prevención de accidentes laborales era limitado en el marco legal emergente y una conciencia creciente sobre la importancia de la protección laboral, aunque aún enfrentaba desafíos significativos debido a la estructura económica del país.
Sin embargo, el desastre subrayó la necesidad urgente de mejorar las condiciones de trabajo y la seguridad en las industrias, especialmente en el sector petrolero, que era y sigue siendo crucial para la economía venezolana. Esto incluyó la creación de normativas específicas para la industria, que se convirtió en un sector prioritario para la regulación de la seguridad laboral. Creciendo la conciencia sobre la importancia de la seguridad en el trabajo, y se establecieron protocolos más estrictos para prevenir accidentes similares en el futuro
Este evento no solo fue un accidente trágico, sino que también tuvo un impacto significativo en la comunidad, cambiando su estructura y forma de vida para siempre, y también sirvió como un catalizador para la evolución de la seguridad industrial.
Ing Luis Valero Covis