LA ILUMINACIÓN TAMBIÉN ES UN PELIGRO PARA LA SALUD Y LA VIDA


Por Eric Omaña

INTRODUCCIÓN

Siempre hemos considerado los daños por la falta o exceso de iluminación como algo fundamentalmente relacionado con el trabajo, pero en esta revisión encontraremos que el problema va mucho más allá y envuelve a toda las comunidades humanas y no humanas.

La iluminación puede ser artificial o natural. Antropométricamente se trata de un proceso que tiene como propósito adecuar el nivel de luz de un ambiente a los requerimientos de las personas que hagan uso del mismo, teniendo en el caso ocupacional especificidades por la demanda visual que requieren algunas tareas.

En la antigüedad se usó la leña, aceites vegetales y posiblemente el mene fue usado por los pueblos originarios de Venezuela. Luego se usaron grasas animales, lo que condujo a la destrucción de las comunidades de ballenas y hacia finales del siglo XIX se introdujo el muy ineficiente bombillo eléctrico.

El bombillo nace cuando Tomás Alba Edison innovó sobre los experimentos del británico Humphry Davy con la pila batería de Volta. Davy desarrolló unos arcos eléctricos en los cuales se producía la incandescencia de un fino hilo de platino en el aire al hacer pasar una corriente a través de él. Edison repetiría el experimento, pero con un hilo fino de carbono.

La demanda de iluminación del capitalismo en la Este Global, para llevar las horas de trabajo a la noche oscura y con ello crear el turno nocturno, iluminar ciudades y viviendas, con la presencia del bombillo, el aprovechamiento de la energía del vapor para producir electricidad, hicieron que no sólo la humanidad entrara en la etapa del calentamiento global, porque el vapor procedía de la quema de carbón, sino que entrara también en la etapa de contaminación lumínica, de la cual se ha empezado a hablar en la última década por el aumento de las evidencias de los daños sobre la vida.

GENERACIÓN DE ENERGÍA ELÉCTRICA

En el siglo XVIII se desarrollaron los primeros equipos para generar electricidad, denominados generadores estáticos, que convertían el trabajo mecánico en energía eléctrica, en los cuales se busca que se depositen cargas opuestas en dos conductores, utilizando únicamente fuerza eléctrica y trabajando sobre la base del movimiento de placas, tambores o correas para llevar la carga al electrodo de alto potencial. Estos dispositivos desconocían la presencia de los campos magnéticos que se generan con el flujo eléctrico.

Partiendo de este principio, Michael Faraday desarrolló su famosa ley de inducción electromagnética, que cuantifica la relación entre un campo magnético cambiante y el campo eléctrico que genera. Faraday observó que, al desplazar un imán en el interior de una espiral de alambre, se generaba una corriente eléctrica en el conductor. Con base a este principio desarrolló el primer dispositivo de generación de electricidad, pero fue tan ineficiente que no tuvo mayor impacto, pero si esa ley de Faraday, que ha permitido todo el desarrollo posterior de la ingeniería.

El viejo principio de la conservación de la energía conectó las innovaciones de los generadores eléctricos con las fuentes de energía disponibles, primero fue la quema del carbón, luego el aprovechamiento de las caídas de agua y casi paralelamente la quema de hidrocarburos, y hasta el aprovechamiento de la energía atómica, que ha sido fuente de generación de electricidad (y de la contaminación global).

LA VISIÓN

El sentido de la visión nos permite conocer y apreciar el mundo que nos rodea, a tal punto que se dice que hasta que llegamos casi a la adolescencia, la mayor parte de la información y el conocimiento de las cosas que nos rodean la obtenemos gracias a que la vista se puede apreciar una parte del campo electromagnético, aquel comprendido entre 380 a 780 nanómetros (nm).

Y es, en esa infinitamente parte del espectro que se aprecian los colores, por su longitud de onda, y obviamente la intensidad de la iluminación. Por eso, en el diseño de ambientes lumínicos de oficinas, comercios, ambientes académicos y de salud, el tema del cromatismo visual juega un papel importante, así como el nivel de la luz, que está determinado por tipo de actividad realizada. Fisiológicamente, esto se explica porque en el ojo están presentes dos tipos de células foto-receptoras: los bastones, que permiten la visión periférica, así como la visión nocturna, y los conos, que son células cuya característica es ser muy sensible a la gama de colores de la luz.

El tema del cromatismo merece un punto aparte. Ramón (2022) analiza la película “Vértigo” de Alfred Hitchcock (1958), donde el director usa el color para identificar a los personajes y sus enfermedades. Colores como el rojo, azul y amarillo se corresponden con el vértigo, el mareo, la acrofobia, y la limerencia, así como trastornos del sueño; mientras que colores como el verde y el gris se asocian con los trastornos de la personalidad y conductas autodestructoras directas o conscientes.

DAÑOS AL SENTIDO DE LA VISIÓN

El exceso o la deficiencia de la intensidad luminosa causa daños a la salud física y mental. El Padre de la Salud Ocupacional en Venezuela, Emigdio Cañizales, señalaba que correspondió a Cristóbal Colón sufrir de una queratitis hemorrágica producto de la sobre-exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar, lo cual dedujo revisando los textos y diarios escritos por el navegante que se encontró con el continente americano cuando buscaba una ruta alterna para llegar a las Indias orientales. Los daños por esta causa no sólo se consiguen en la gente que trabaja en el mar, sino también en quienes trabajan la tierra, o pasan largas jornadas expuestos a la luz solar, fuente de daños muy conocidos en la piel de las personas.

Pero hay más daños como: daño térmico que se relaciona con el uso del rayo láser, fotofobia y blefaroespasmo, y sobre todo la astenopia o fatiga visual. Como enfermedad ocupacional solo está considerada en la bibliografía la conocida como Nistagmus de los mineros que se presenta en los trabajadores de las minas de carbón.

 EVALUACIÓN, NORMATIVAS TÉCNICAS Y LEGALES

Para evaluar la iluminación en un puesto de trabajo se recurre a un instrumento muy sencillo, el luxómetro, el cual está por conformado por una fotocélula que convierte la energía luminosa en energía eléctrica, y un micro amperímetro, el cual mide la corriente que fluye a través de la fotocélula. Se expresa en lux. También se suele usar el medidor de brillo, que mide la luz que sale de un objeto o superficie. La medida se realiza en lúmenes/m2.

Son numerosas las profesiones que demandan niveles de intensidad lumínica superiores especiales, quizás el caso extremo sean los cirujanos, quienes operan bajo una lámpara llamada cielítica, que proporciona entre 140.000 a 160.000 lux. Quienes realizan actividad de inspección delicada y montajes muy precisos demanda 1.500 lux. Para trabajar con máquinas herramientas como tornos y fresadoras, corrección de pruebas e inspección general, el nivel de iluminación debe estar en 700 lux.

En puestos de trabajo de la mayoría de las fábricas, montajes en general y en tipografía, el nivel de iluminación requerido debe estar en 400 lux. En las estaciones de trabajo de oficinas el nivel estará en 300 lux. En el embalaje de mercancías, depósitos y salas sanitarias se recomiendan 200 lux. El nivel más bajo observable en las normas es de 50 lux para pasillos.

En Venezuela la normativa al respecto está contemplada en el Capítulo VI, Título II del Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo y en la Norma COVENIN 2249-93. Iluminancias en tareas y áreas de trabajo. También se dispone de la Norma COVENIN 1472-2000: Lámparas de Emergencia.

Los procedimientos para hacer las mediciones de la iluminación están contemplados tanto en las normas indicadas como en las instrucciones de los fabricantes de los equipos de medición, por ejemplo: para valoraciones diurnas se toman mediciones con la luz eléctrica y la luz el día combinado; luego se apagan las luces y se hacen las mediciones con la luz del día solamente. En una instalación fluorescente se debe esperar por lo menos media hora antes de hacer las mediciones para que las lámparas se calienten y puedan llegar al punto de máxima emisión luminosa.

Para mejorar la iluminación de un puesto de trabajo se deben considerar aspectos como los contrastes, las sombras, el cromatismo, el encandilamiento y por supuesto la salud visual de los usuarios, que en el área laboral forma debe ser una parte de los exámenes de salud pre-empleo y periódicos.

LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA

Se considera que la luz natural acompasa los biorritmos circadianos, permite el contacto visual con el exterior, cuenta el nivel de estimulación sensorial, posibilita y mejora la relajación visual, y que su déficit conduce al llamado desorden afectivo estacional, tristeza, ansiedad, irritabilidad, somnolencia, que se aprecia más en los países que cuentan con las 4 estaciones. Quizás por esta última razón, quienes vivimos en el Trópico seamos gentes por naturaleza alegre.

La falta o exceso de iluminación no sólo es un problema en los lugares de trabajo de miles de millones en el mundo, sino que ha pasado a ser otro componente más de la crisis global ambiental que poco a poco conduce silenciosamente a la extinción de las especies. Son relativamente difundidos aspectos como el calentamiento global, la contaminación del aire, del agua y del suelo, la pérdida de diversidad biológica y del efecto invernadero, la acidificación de las aguas de lagos, mares y océanos, que se han relacionado con nuestro estilo de vida.

A todo esto, vienen a unirse la contaminación lumínica, que según Falbi (2016) tiene consecuencias ecológicas, impactando a la salud pública, contribuyendo a la crisis planetaria por el derroche de energía e incluso en los aspectos socioculturales, relacionados con los cielos del 80% del mundo, y en el caso de la población estadounidense y europea, el 99% que viven bajo cielos contaminados por luz. La Vía Láctea está oculta a más de un tercio de la humanidad. En Venezuela solo vemos la Vía Láctea en el LLano profundo, en el sur del Amazonas y en la Gran Sabana.

Pelegrina (2016), que recopila en su obra numerosa evidencias científicas sobre el impacto de la luz artificial en la vida de los seres humanos y de las especies animales, considera que la luz artificial es un agente contaminante muy peligroso para nuestra salud. Reporta que la contaminación lumínica creció en 50% en los últimos 25 años, mientras que la intensidad del brillo artificial del cielo nocturno crece en torno 2,2% anual.

La revista de la Sociedad de Cardiología de Estados Unidos, relaciona una mayor exposición a la luz artificial, brillante y exterior nocturna, provenientes de fuentes de luz fluorescentes, incandescentes y LED, con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. La melatonina, que ejerce funciones claves en nuestro organismo, solo se segrega durante la noche, ya que requiere de condiciones de oscuridad (Peligrina, 2016).

La melatonina, es producida por la glándula pineal, su secreción se realiza en la noche y se conoce porque contribuye a regular el reloj biológico del cuerpo, ya que es el disparador de una gran cantidad de actividades biológicas, como la reducción nocturna de la producción de estrógeno. Se ha comprobado que los niveles de melatonina descienden súbita y dramáticamente en presencia de la luz artificial o natural.

Un estudio realizado por Richard Stevens en 164 países, citado por Spivey (2011) puso en evidencia que niveles elevados de iluminación artificial están asociados con una mayor incidencia de cáncer de mama, estando el riesgo, entre 30 al 50% de incremento de esta etiología mayor en los países del occidente global (Estados Unidos, Europa) en relación con los países con menor capacidad financiera y económica. El estudio no encontró este tipo de asociación de la iluminación artificial con la incidencia en mujeres de cánceres de pulmón, colorrectal o de laringe, que no dependen de hormonas.

Los impactos sobre la flora y la fauna están más documentados que los estudios en seres humanos, por ejemplo, los efectos ecológicos de la luz artificial han sido bien documentados. Se ha demostrado que la contaminación lumínica afecta a la flora y a la fauna. En su sistematización de la información disponible, Chepesiuk (2010) cita el ejemplo de como la luz artificial excesiva impide que muchos árboles se ajusten a las variaciones estacionales revisando el libro Ecological Consequences of Artificial Night Lighting de Winslow Briggs, (2006).

Pero no es solo la flora, numerosas investigaciones sobre insectos, tortugas, aves, peces, reptiles y otras especies demuestran que la contaminación lumínica puede alterar los comportamientos de estas especies, sus áreas de caza y recolección, así como los ciclos de reproducción, no sólo en los centros urbanos sino también en las áreas rurales.

Como ejemplo dramático del impacto de la luz artificial, cita Chepesiuk (2010) a las tortugas marinas, que al acudir las hembras a desovar en las playas donde nacieron, y estar excesivamente iluminadas se desorientan, corriendo el riesgo de perderse y de exponerse al tráfico vehicular.

La luz natural no solo se relaciona con salud y vida, también tiene un profundo impacto en la especie humana, la cual a través de la historia conocida ha podido estudiar en los cielos el curso de sus componentes, observación que fue determinante para el desarrollo de la navegación por mar o para precisar el inicio de la época de siembra en las sociedades agrícolas; ha permitido también conocer la posición de la Tierra en la galaxia o descubrir que compartimos composición química con las estrellas.

REVERTIR LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA

Parece algo casi imposible, el capitalismo requiere estimular el consumo, y para ellos sirven desde las luces hasta las redes, y las paredes, con propaganda que se vea de día y de noche. La inseguridad en el barrio lleva al uso excesivo de las fuentes de luz. Y mientras más recursos económicos tienen los países, mayor será el uso de la iluminación artificial. En los países petroleros se quema parte de los derivados del crudo extraído del subsuelo en iluminación artificial, con la paradoja de que siendo en su mayoría, países “pobres” en recursos económicos, tienen estándares de vida, cualitativos,  como los del Este Global.

Pero no podemos cruzarnos de brazo a esperar que llegue la extinción de todas las especies, en la cual, la contaminación lumínica global, pone su roca, para no decir, su granito de arena. Como he escrito en otras partes de este Blog, lo primero que se debe hacer es naturalizar el problema, apropiarnos de él. Casi nadie en Venezuela está hablando de los efectos en la salud humana de la excesiva iluminación artificial, ni siquiera en los ecosistemas. Poca gente conoce esto de la glándula pineal, la melatonina, la relación con el cáncer, etc.

Por supuesto, hay muchas cosas que se pueden hacer para mitigar el impacto de la iluminación no natural, pero empieza por reconocer el tema como problema, su complejidad y profunidad. La Comunidad Europea (2023) ha desarrollado un manual que comienza con una cita de Katja Emen, profesora de la Faculty of Criminal Justice and Security en la University of Maribor de Slovenia:

“La iluminación artificial puede causar contaminación lumínica, reconocida como una de las las formas de degradación ambiental más complejas del siglo XXI. A pesar de la necesidad de iluminación nocturna, la contaminación lumínica presenta un grave problema para el medio ambiente y la humanidad. Puede tener efectos adversos sobre las personas, la astronomía y la salud de la vida silvestre, y resulta en un uso ineficiente de energía y otros daños ambientales (por ejemplo, emisiones de dióxido de carbono, calentamiento global), crimen y desorden”.

 Entre las medidas mencionadas en ese texto de los europeos, se incluyen aspectos de políticas públicas, pero hace más hincapié en los aspectos técnicos de luces, como blindaje, atenuación y temporizadores, así como los impacto de diferentes espectros de color.

Donde conviven diversas especies animales, la solución por supuesto, es no utilizar luz artificial en la noche y mantener a oscuras las áreas naturalmente oscuras, para proteger las especies presentes en estos hábitats. Sin embargo, cuando se necesita iluminación para la actividad humana en un espacio al aire libre, entonces se debe utilizar lo mínimo: iluminar sólo el área necesaria, con la mínima cantidad de luz necesaria para garantizar la visibilidad para el usuario. Al identificar dónde estas áreas, los mayores niveles de iluminación están justificados, siempre que la direccionalidad del haz luminoso no se devuelva hacia los cielos.

REFERENCIAS

Chepesiuk, Ron. (2010). Extrañando la oscuridad: los efectos de la contaminación lumínica sobre la salud. Salud Pública de México, 52(5), 470-477.  http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342010000500015&lng=es&tlng=es

COVENIN. Norma 2249-93. Iluminancias en tareas y áreas de trabajo.

COVENIN. Norma 1472-2000: Lámparas de Emergencia.

European Commission. (2023). Future Brief: Light Pollution: Mitigation measures for environmental protection. https://environment.ec.europa.eu/publications/future-brief-light-pollution-mitigation-measures-environmental-protection-issue-28_en

Falbi, F.; Cinzano, P.; Duriscoe, D.; Kyba, C.; Christopher, C.; Baugh, K.; Portnov, B.; Rybnikova, N. & Furgoni. R. (2016). The new world atlas of artificial night sky brightness. Science Advances. 10 Jun 2016. Vol 2, Issue 6. DOI:10.1126/sciadv.1600377

Pelegrina, A. (2022). La contaminación lumínica. Ed. Catarata, España. https://digital.csic.es/handle/10261/307475

Ramón-Fernández, F. (2022). Vértigo (1958) de Hitchcock: la utilización del cromatismo en la descripción de patologías médicas de los personajes. Revista de Medicina y Cine, 18(2), 145-158. https://dx.doi.org/10.14201/rmc.27195

Spivey, A. (2011). La luz nocturna y el cáncer de mama en el mundo. Salud Pública de México, 53(2), 187-188. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0036-36342011000200012&lng=es&tlng=es

Venezuela. Reglamento de las Condiciones de Higiene y Seguridad en el Trabajo.

 

 

 


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