ALGUNOS HITOS DE LAS SUSTANCIAS, MATERIALES Y DESECHOS PELIGROSOS

Eric Omaña
Contextualización

Según la Ley de Materiales, Sustancias y Desechos Peligrosos, aplicamos esa definición a toda sustancia que podría dañar a la salud y la vida humana y así como la salud y la vida de cualquier otra especie, a la naturaleza en general y a la propiedad, en el argot prevencionista se usa la unión de abreviaturas MATPEL, que viene de las palabras materiales peligrosos. Cuando se trata de un producto, material, sustancia, solución, mezcla u objeto para los cuales no se prevé un destino inmediato luego de su uso y deba ser eliminado o dispuesto en forma permanente, se le llama desecho peligroso. Así toda sustancia química no usada, una vez que pierde las propiedades físico-químicas para lo cual fue fabricada, es un desecho peligroso.

Naciones Unidas (NN.UU.)  hace esta clasificación general por clases de MATPEL: Clase 1 Explosivos, Clase 2 Gases, Clase 3 Líquidos inflamables, Clase 4 Sólidos inflamables, Clase 5 Materiales oxidantes, Clase 6 Materiales venenosos, Clase 7 Materiales radioactivos, Clase 8 Materiales corrosivos y Clase 9 Otros materiales regulados. En cada una de estas clases hay otras subcategorías. No pretendo inventariar cada una de estas categorías, pero si expongo este directorio para establecer de que estamos tratando en estas notas.

Para hacernos una idea de la magnitud del problema, sólo en el área química de los MATPEL veamos que según Cortinas (2000) existen 12 millones de sustancias químicas conocidas, se comercializan 100.000, pero sólo existen regulaciones para 8.000, de ellas 3.000 se consumen en una cantidad superior a una tonelada, a pesar que sobre 600 sustancias pesan prohibiciones, como el DDT que lo siguen produciendo los industriales de los países “desarrollados” y, en algunos países como Venezuela, entra de contrabando desde los países vecinos que no lo tiene prohibido; a los efectos de salud ocupacional solo la tercera parte de esas sustancias, es decir, 200, cuentan con un valor umbral de daño (TLV en EE.UU, NTRE en Venezuela), y solo 12, léase bien, sólo 12 de estas sustancias están sujetas a controles internacionales de exportación.

Así que la tarea para conquistar un planeta verde es cuesta arriba, no solo por la calidad y cantidad de MATPEL, sino por las omisiones de las agencias de ambiente, salud, alimentación y agricultura de NN.UU. que han sido tomadas por las transnacionales corporativas, a través de funcionarios que miran para otro lado ante los problemas sociales que acarrea la contaminación, y obviamente por la falta de interés político de muchos de los gobernantes de los casi dos centenares de países que integran la comunidad mundial.

Alguna data histórica a nivel mundial

El origen de los materiales peligrosos sin duda tiene que ver mucho con las guerras que los gobernantes de unos pueblos, a través de la historia, han librado para la conquista, la destrucción del otro y la apropiación de sus recursos. Una breve revisión de textos, disponibles en internet, trae estos datos:

Muy temprano, en la antigüedad, los guerreros aplicaron a las puntas de las flechas sustancias tóxicas que ya se conocían, y cuyo estudio llevó a la toxicología, como describe Pérez Barly et al (2014), conocimiento que devino de la caza.

En 424 entes de nuestra era, en la Guerra del Peloponeso, se estrenó un lanzallamas que permitía rociar al enemigo con aserrín de pino, azufre y brea ardiendo.

En 668 de nuestra era, el ingeniero Calínico inventó el «fuego griego», un precursor del napalm que posiblemente empleaba cal viva, con el cual las naves del Imperio Bizantino pudieron derrotar a las fuerzas musulmanas mayores en número; lo más interesante del invento es que se complementó el uso de mezclas incendiarias, fue la utilización de sifones presurizados para lanzar el líquido a a las naves enemigas.

Pero todo no fueron sustancias químicas, ya que en 1346 los mongoles lanzaron cadáveres con peste negra en el sitio de Kaffa en Crimea. Se adelantaron así a lo que ingleses y españoles harían durante la conquista y colonización del continente americano, al usar sus enfermedades para las cuales contaban con anticuerpos, y así acabar con la vida de no menos de 60 millones de pobladores ancestrales americanos, algo así como el 10% de toda la población del planeta en ese momento, el mayor de los genocidios de toda la historia de la humanidad.

En el siglo XIX, con el desarrollo industrial, despega la producción de sustancias químicas de toda índole. Pero también en las guerras tendrán su uso, desde la aplicación de cianuro en las puntas de las bayonetas de asalto, como ordenó Napoleón III en la Guerra Franco-Prusiana, antes de caer con todo su ejército en Rusia, vencido por el general “invierno” y la tenacidad del pueblo ruso, como lo había sido Napoleón I y como lo serían un siglo más tarde, las tropas nazis de Adolfo Hitler, en el mismo territorio.

La actividad química como tal se cuenta a partir de la extracción de compuestos aromáticos como el benceno, tolueno, xilenos y fenol (contenidos en el alquitrán de carbón, residuo de la coquificación) como materia prima básica de la industria textil, casi desde los inicios de la revolución industrial occidental. En esos años, Nicolás Le Blanc (1742-1886), descubre el proceso de producción de carbonato de sodio. La industria textil dependía de los colorantes naturales, por lo que hubo una carrera de inventores de colorantes artificiales que la ganó William Perkin, un joven 18 años que llega por accidente el colorante violeta (colorante de Perkin), el primer colorante sintético, en 1856.

Alemania llegó tarde al reparto, que de los países del resto del mundo ya se habían hecho Inglaterra, Francia, España, Holanda, Italia, Bélgica y Portugal, sin contar que EE.UU. siempre se consideró el dueño de esta parte del mundo, y hasta una doctrina desarrolló, llamada Monroe. 

Pero Alemania va a tener un vigoroso desarrollo industrial, especialmente de la industria química. Así en 1865 se funda la empresa BASF, siendo actualmente una de las empresas químicas más grande del mundo, a la que siguió Bayer. Pese a ser las proveedoras del arsenal químico con el cual los nazis aniquilaron a millones de personas, la mayoría judía, pero también a gitanos, comunistas polacos y de demás regiones eslavas y a  homosexuales, las directivas de esas empresas fueron protegidas por el gobierno de EE.UU. que las pusieron a producir a su favor.

Como es de imaginar, las dos guerras mundiales del siglo XX fueron prolijas en el uso de sustancias peligrosas, pero el récord lo lleva la aviación de EE.UU. que sin ningún remordimiento, en 1945 lanzó dos bombas atómicas, destruyendo dos ciudades indefensas y acabando con la vida de casi 200.000 personas en forma inmediata, en segundos, y miles más por los efectos de la radiación, la máxima eficiencia conocida en el mundo militar, hecho que desde entonces tiene al planeta Tierra en vilo, porque hoy en día se sabe que una guerra atómica, así sea entre potencias menores, como pueden ser India y Pakistán, o Israel e Irán, sumergiría a todo el planeta en un invierno nuclear, del cual solo algunas especies invertebradas pudieran sobrevivir, del resto, todas las especies animales y vegetales se extinguirían, entre esas, la que llamamos Homo Sapiens, nosotros y nosotras.

Unos años más tarde, entre 1961 a 1971, esa misma aviación de EE.UU. lanzó sobre la República Democrática de Viet Nam más 80.000.000 de litros de productos químicos tóxicos, de los cuales el 61 por ciento era el Agente Naranja, que contenía 366 kilogramos de dioxina, sobre más de tres millones de hectáreas de tierras en el sur de Vietnam, afectando en forma directa a más de 4,8 millones de vietnamitas, ya que fueron expuestos a esa sustancia química, mientras que otros tres millones, que son sus hijos, nietos e incluso bisnietos, todavía sufren las afectaciones a pesar de que la guerra acabó hace más medio siglo, como este escribidor lo reporta  en el sitio https://naturaytrabajo.blogspot.com/2021/07/disruptores-endocrinos.html

El tema de los materiales peligrosos aparece con fuerza luego del accidente que en 1921 produjo más 500 fatalidades en planta de BASF en Oppau, Alemania, con la explosión de una torre que almacenaba 4.500 TM Sulfato de Amonio y Nitrato. Un caso similar ocurrió en 2020, cuando más de 200 personas perdieron la vida en el puerto de Beirut, Líbano, en lo que se sospecha fue un acto terrorista de la inteligencia sionista del gobierno israelí, que aprovechó el desorden de las autoridades libaneses para eliminar una potencial materia prima para la fabricación de bombas que pudieran ser usados por los colectivos militares de la región contra la ocupación sionista en la zona. Al igual que en Alemania, se trató de la explosión de un depósito con Nitrato de Amonio.

A principios del siglo XX se instaló en Casale Monferrato, una ciudad de 30.000 habitantes en Piamonte, norte de Italia, la fábrica de asbesto Eternit, a la que los pobladores llamaron la fábrica de cáncer, porque luego de 80 años de funcionamiento, el balance era que 2.969 personas resultaron afectadas por enfermedades directamente relacionadas por inhalación de fibras de amianto, mesotelioma pleural y otras, lo más grave era el hecho que esas personas, un total de 482 nunca entraron a la empresa.

El caso más estruendoso con materiales peligrosos es sin duda Bophal, (India, 1984), cuando se produjo una fuga de isocianato de metilo que acabó una noche decembrina con la vida de más de 5.000 personas y con el transcurso de los años se ha contabilizado más de 25.000 víctimas. La fuga se produjo en una planta de plaguicidas, que para entonces se le usaba realmente como depósito de ese peligroso químico. Una película descargable de youtube narra en forma excelente este hecho, la recomiendo: "A Prayer for Rain" (Una oración por la lluvia). Le estadounidense Union Carbide, dueña de la planta, lavó su imagen al vender sus acciones a la también estadounidense Dow Chemical.

La primera regulación de los MATPEL obviamente surgió asociada al tema militar, como indica Pita (2008), cuando el Zar Alejandro II de Rusia promovió la «Declaración Internacional sobre las leyes y costumbres de la guerra», que en su artículo 13 prohibía «(a) El empleo de tóxicos o armas tóxicas [...]; (e) El empleo de armas, proyectiles o materiales diseñados deliberadamente para causar sufrimiento innecesario», que se firmó en Bruselas el 27 de julio 1874 por delegaciones de 15 países. Luego en 1899, el Zar Nicolás III de Rusia promovió en La Haya, la revisión de la declaración para prohibir los «proyectiles cargados con explosivos que dispersen gases asfixiantes y deletéreos».

La Declaración de La Haya fue firmada por Alemania, Francia y Rusia, entre otros países. Votaron en contra EE.UU. y el Reino Unido —aunque este último accedió en 1907—. Dice Pita (2008) que “Curiosamente, EE.UU. no firmaría la Declaración final porque no estaba convencida de que el uso de armas químicas fuese inhumano”. Con un pensamiento así por parte de delegación de EE.UU. uno se explica que recurrieran a la bomba atómica, cuando ya había concluida la II Guerra Mundial, y solo se negociaban las condiciones para la rendición incondicional del Imperio Japonés. Obviamente, EE.UU. cometió tal acto de lesa humanidad (dolet humanitate) para mostrar su poderío al resto del mundo, en especial a la Unión Soviética

Alguna data en Venezuela sobre MATPEL

En la década de 1970 ingresan al Puerto de La Guaira cientos de barriles con sustancias sin clasificación para supuestamente uso agro-industria, fertilizantes y plaguicidas, que fueron distribuidos en diversos galpones del puerto y abandonados hasta que en 2015, el gobierno nacional logró la repatriación a sus países de origen de 100 toneladas de estos tóxicos usando para ello el Convenio de Basilea

La contaminación de la naturaleza es a diario, en algunos casos no es fácil la investigación del evento, sobre todo si están involucradas sustancias químicas en el problema, cuyo grado de reacción generalmente se desconoce una vez liberado fuera de las condiciones del laboratorio.

Por eso es que la mortandad de peces, estimada en 100 toneladas en la Bahía de Carenero del estado Miranda en el año de 1982 nunca fue esclarecida. Participé en esa investigación y estimamos que la causa pudo estar en las descargas de los químicos usados en las piscinas cercanas a los canales y a la disminución del oxígeno disuelto. En otros casos se ha podido investigar más en detalle casos de mortandad de peces, como en el río Escalante del estado Zulia, donde se estimó en 35 toneladas el peso total de estos animales. En esa oportunidad se llegó a la presunción de que la causa de la mortandad fue la descarga de plaguicidas al río realizada en las zonas agropecuarias del sur del estado Mérida.

En abril 24 de 1987, el buque italiano Carrara descargó sin inspección por parte de las autoridades de Puerto Cabello, la cantidad de 10.876 barriles de desechos tóxicos, supuestamente adquiridos por una empresa nacional que se encargaría de su eliminación utilizando la técnica de pirolisis, que no se realiza en Venezuela, ni nunca se ha hecho, por no disponer de la respectiva instalación. La empresa y los importadores eran de maletín. Ninguna autoridad del puerto fue sancionada. El caso no pasó de las consabidas acusaciones de la oposición al gobierno de turno en el antiguo Congreso Nacional, pero si obligo a producir la primera normativa, en forma de Decreto Presidencial sobre sustancias, materiales y desechos peligrosos, que finalmente llegó a ser ley en el 2001. El gobierno italiano hizo como si el asunto no fuera con ellos.

Parte de esos pipotes de la muerte, como se les conoció, fueron dispersados en varios lugares de Venezuela, entre ellos, las cercanías del embalse de Camatagua, que surte a la ciudad de Caracas, y en la propia ciudad de Maracay, al lado de un centro educativo. Recuerdo la foto de un ministro del gobierno de turno montado arriba de esos pipotes tratando de dar la idea ante la prensa que allí no había ningún peligro.

Otro caso reseñado en la prensa, ocurrió en 1993 por un accidente de tránsito, cuando un camión que transportaba 3.000 kg de plaguicidas, cayó de la Trasandina, a la altura de Escaguey en el estado Mérida, produciendo 78 personas muy afectadas y 700 más expuestos nube de humo.

En septiembre de 1995 las poblaciones barloventeñas de Chirimena, Puerto Francés y Caracolito sufrieron los efectos de la contaminación química cuando más de un centenar de personas fueron atendidas en las medicaturas y hospitales de la zona presentando importantes reacciones alérgicas y respiratorias. Al igual que en Carenero la causa nunca fue totalmente establecida. Se sospechó de la existencia de envases conteniendo tóxicos en el lecho marino y también de descargas incontroladas de los solventes empleados para la limpieza de los tanqueros petroleros. En octubre del mismo año se presentaron 15 casos más de intoxicación entre turistas y pescadores de la zona.

En 1998, producto de una intensa producción de normativas técnicas, se crean sobre materiales peligrosos en COVENIN, las Directrices para la atención de emergencias y en 2001, se promulga la ley 55 o Ley Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos. En las referencias incorporo el listado actual de esas normas.

En 2009, exactamente el 16 de septiembre, ocurre el accidente de carretera con más impacto en esta materia cuando en la cercanía de la población de Clarines, un camión que transporta 16 cilindros de gas cloro a ser usado en Cumaná por la institución de aguas potables de Sucre, por no llevar su carga dentro de las barandas protectores que este caso amerita, sino aseguradas con cinchas, en una curva colisiona con otro camión que llevaba perfiles metálicos, produciéndose el corte de las cinchas, la caída de los cilindros y el escape de gas de 3 de ellos. El chofer se puso el EPP y huyó del lugar. 

El incidente en Clarines causó 14 muertos, 84 heridos con patologías y 800 heridos con problemas respiratorios. En 2013, el diario El Tiempo, titulaba “10 Años de prisión le dieron a chofer por caso de gas cloro”, pero él no era el propietario del camión, es decir, no podía tener el camión con las estructuras que demanda la norma, así que la justicia apuntó como siempre hacia el más débil, y se cumplió una vez más la impunidad del empresario.

Un par de décadas anteriores había ocurrido un accidente con un camión que llevaba para las minas de oro de El Callao nada menos que cianuro, no hubo derrame del material, pero si se estableció un cordón de seguridad que obligó por varios días a tomar la carretera de los llanos a todo vehículo que circulara hacia o desde el oriente del país.

También se ha conocido eventos con gasolinas, así en 2011, en la Carretera Caracas-Los Teques se produjo el volcamiento de un cisterna que trasladaba 45.000 litros de gasolina. La imprudencia de un conductor de una camioneta de pasajeros, pese a las acciones de control implementadas por el conductor de la cisterna, produjo 13 fatalidades.

Como vemos en todas estas situaciones, a nivel nacional e internacional, estamos en presencia de un asunto muy grave, que viene a sumarse a toda la crisis planetaria que amenaza cada vez, con más potencia y precisión, con acabar con la vida en el planeta. Por eso es deber de cada quien, vencer el linchamiento de noticias que tienen los medios de comunicación con todo este tipo de problema, porque solo las grandes mayorías, cuando estén convencidas que corremos a mil por hora hacia el precipicio, podrán parar esta carrera loca al encuentro de un destino peligroso, la extinción de nuestra especie.

Referencias

Cortinas, C (2000). Comunicación de riesgos para el manejo de sustancias peligrosas con énfasis en residuos peligrosos. Instituto Nacional de Ecología, México. Disponible en https://cristinacortinas.org/sustentabilidad/download/libros/comunicacion_de_riesgos.pdf

Ministerio de Transporte de Canadá, Departamento de Transporte de Estados Unidos, Secretaría de Comunicaciones y Transportes de México & Centro de Información Química para Emergencias de Argentina (2020.) Guía de Respuesta en Caso de Emergencias. Disponible en https://www.phmsa.dot.gov/sites/phmsa.dot.gov/files/2020-07/GRE2020-WEB.pdf

Normas Técnicas COVENIN. 3058: 2002. Materiales Peligrosos. Guía de respuesta a emergencias que debe acompañar la guía de despacho del transportista.

______ 3060:2002. Materiales Peligrosos. Clasificación, símbolos y dimensiones de señales de identificación.

______ 3402: 2002. Materiales Peligrosos. Directrices para la atención de incidentes y emergencias.

______ 2239-1. Materiales Inflamables y Combustibles. Almacenamiento y manipulación. Parte I. Líquidos.

______ 2670. Materiales Peligrosos. Guía de respuestas de emergencias a incidentes o accidente

Pita, René, 2008. Armas químicas: la ciencia en manos del mal. Introducción disponible en https://www.plazayvaldes.es/upload/ficheros/texto_introduccion.pdf

Pérez Barly et al (2014). Origen e historia de la Toxicología. Revista Cubana de Medicina Militar. 2014; 43 (4):499-514 Disponible en http://scielo.sld.cu/pdf/mil/v43n4/mil09414.pdf

Venezuela. Decreto con Rango y Fuerza de Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos. Gaceta Oficial N°36 793 de fecha 23 de septiembre de 1999

Venezuela. Ley de Sustancias, Materias y Desechos Peligrosos. Gaceta Oficial Nº 5.554 del 13 de noviembre de 2001.

Venezuela. Normas para el Control de la Recuperación de Materiales Peligrosos y el Manejo de los Desechos Peligrosos. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. Resolución N° 5.245 del 22 de Julio de 1998.

Venezuela. Requisitos para el Registro y Autorización de Manejadores de Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos. Gaceta Oficial. Resolución Nº 40.483 del 25 de agosto de 2014.

Venezuela. Requisitos para el Registro y Autorización de Manejadores de Sustancias, Materiales y Desechos Peligrosos. Gaceta Oficial. Resolución Nº 40.483 del 25 de agosto de 2014.

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