¿OTRA PEQUEÑA EDAD DEL HIELO?
Por Eric Omaña
EL CONTEXTO
En 2021 escribí una nota en este
Blog que titulé también con interrogante ¿Se aproxima otra Pequeña Edad del Hielo?
y empezaba definiendo lo que se conoce en el mundo científico como la Pequeña
Edad del Hielo, que fue un período muy
frío que abarcó desde comienzos del siglo XIV, en el año 1303 aproximadamente,
hasta mediados del XIX, con tres momentos de mínimas temperaturas
correspondiente a los años 1650, 1770 y 1850 que causaron sequías, hambrunas,
desplazamientos, enfermedades entre ellas la peste, muerte y desolación.
En todo el hemisferio norte se
sintió esa baja de las temperaturas, siendo Europa la región del mundo más
afectada, de la cual se tenga noticia por supuesto, aunque esas bajas
temperaturas tuvieron afectos en lugares
tan lejanos como en el sur de América del Sur y China. Acá en Suramérica se
conoce del desplazamiento de los pueblos ancestrales hacia la zona ecuatorial,
ante las sequías que dejaron a las poblaciones sin comida, mucho antes de llegar
los saqueadores europeos.
Los científicos consideran que
tan extenso frío fue causado por un cambio en la radiación solar que incide
sobre la Tierra y por la actividad volcánica del llamado Cinturón de Fuego del
Pacífico, eventos que impactaron el sistema de interacción océano-atmósfera.
Unos 5.000 años antes, una situación similar produjo la conversión del inmenso
bosque del Sahara en lo que es hoy en día, el desierto más grande del mundo,
Hontey (2019).
Esta interacción océano-atmósfera
se manifiesta en lo que se conoce por sus siglas en inglés AMOC (Atlantic
Meridional Overturning Circulation) y en nuestro idioma como la Corriente del Atlántico, y también la
“corredera”, porque simula una especie de “cinta” transportadora que traslada
las aguas cálidas del trópico hacia el polo norte por la parte superficial y
por la parte profunda, devuelve aguas gélidas hacia el trópico, de esa manera
se establece el clima tanto en la parte oriental (Europa y el oeste de África)
como en la parte occidental, de todo el continente americano. En la llamada
Pequeña Edad de Hielo, por los eventos citados se rompió el equilibrio, y se
generaron esas bajas temperaturas ya mencionadas.
Ceaser & et al (2021) reconstruyeron
el comportamiento de esta “cinta” transportadora del Atlántico y del clima desde el año 400 de nuestra era,
para llegar a la conclusión que en las últimas décadas se viene presentado un
nuevo impacto en esa corriente del Atlántico que amenaza, cada vez más, con un
período similar, de varios siglos, de una alteración impredecible del clima,
porque se nos está vendiendo por todos lo mass media, abundante información
sobre el calentamiento, y más calentamiento, y solo calentamiento, y ahora
gracias a estos estudiosos de los oceanógrafos del Irlanda, Alemania e
Inglaterra, nos conseguimos otra variable, que no entra en lo que se difunde en
esos medios.
Es como para pensar ingenuamente,
que ese frío por venir, se compensará con ese calor ciento por ciento de origen
antropogénico. Pero lo real y verdadero es que la crisis no es solo de calentamiento
sino que es una crisis planetaria, que amenaza cada vez con más intensidad
acabar con las especies vivas, la humana entre ellas. La última extinción
masiva de especies, de las cinco que han podido ser evaluadas en los últimos
540 millones de años, ocurrió hace 65 millones de años, se considera producto
de un meteorito que al impactar la superficie terrestre causó una nube de polvo
que envolvió a todo el planeta impidiendo que la energía solar llegara a la
superficie de la Tierra, el resultado fue la extinción del 76% de todas las
especies, entre ellas la especie dominante: los dinosaurios.
Ceaser & et al (2021) indican
que la velocidad de esa “cinta” transportadora se ha venido desacelerando con
más intensidad en los últimos años, y
hay evidencia que en pocas décadas alcanzaría su punto más bajo de los últimos 1.000
años, con efectos similares a los que se apreciaron en esa Pequeña Edad del Hielo
que duró cinco siglos, provocando un descenso de las temperaturas en el norte
de Europa, un aumento del calentamiento en el trópico, tormentas más fuertes
que las vistas hasta ahora en la costa este de América del Norte y sequías en Sudamérica, con un previsible impacto en la selva del Amazonas.
Entre lo que sabe, que se
difunde, asociado al calentamiento global es el deshielo en región cercana a
Groenlandia, y a los polos, al punto que todos los glaciares del mundo, quizás
salvo el Perito Moreno en el sur de Argentina, se están derritiendo a pasos
agigantados, por lo que se debe tomar como lanzar dinero a un hueco sin fondo,
el intento de la gobernación de Mérida en nuestro país, de impedir que el
Glaciar del Pico Humbolt, el último glaciar de Venezuela, no termine desaparecer, usando unos materiales que tal
vez lo que harán es contaminar más las llamadas 5 águilas blancas de la
Cordillera Andina en Venezuela.
Para algunos autores, como Xianyao & Tung (2024), así como integrantes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático falta evidencia para predecir cuándo sería el colapso de la Corriente del Atlántico, algunos la estiman en algún momento entre 2025 (el año que viene) y el fin del siglo XXI. Pero Boers en un debate científico realizado en la misma revista donde publicaron Xianyao & Tung rebate esos argumentos.
Se estima que un colapso de la Circulación Meridional de Retorno del
Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), tendría graves repercusiones en el
sistema climático mundial y en otros componentes del sistema terrestre, aunque las estimaciones del punto crítico de
transición, es decir, el punto de no retorno, están solo en el campo de las
probabilidades. Hay señales significativas de alerta temprana en ocho índices
independientes de AMOC, basados en datos observacionales de temperatura y
salinidad de la superficie del mar de toda la cuenca del Océano Atlántico. Estos
resultados revelan evidencia empírica espacialmente consistente de que, en el
transcurso del último siglo, la AMOC puede haber evolucionado desde condiciones
relativamente estables hasta un punto cercano a una transición crítica, según
Boers (2024).
CONCLUSIÓN
Nada sencillo la crisis
planetaria que estamos viviendo, la que vamos a dejar sin duda escalada para
las próximas generaciones. Los discursos sobre el control de las causas del
cambio climático y del calentamiento global (que son dos cosas diferentes, pero
forman parte de la crisis planetaria) se han vuelto sal con mucha agua. El
intento de suplantar las energías fósiles por energías alternativas es solo un
recurso para que el capital se vea aumentado creando la falsa sensación de que
hay una salida por ahí.
Hoy estamos claros que el balance
de energía, usando energías alternativas apenas se ve levemente modificada con
relación a los combustibles fósiles. En eso no hay nada que criticarle a los
negacionistas, como Donald Trump, quien siendo Presidente de Estados Unidos,
retiró a su país del Convenio sobre Calentamiento Global, a sabiendas que no
hay ninguna alternativa, (para el capital, no para los pueblos), que seguir
usando petróleo, al menos hasta que llegue el colapso final.
¿Cuándo sería esto? Ya los
investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (IMT por sus siglas
en inglés) en su trabajo para el Club de Roma presentado en Estocolmo en 1972
predecía que sería hacia el 2072, pero como hemos escrito otras veces, las
ecuaciones predictivas han sido afinadas, las variables han sido actualizadas,
nuevas situaciones han sido incorporadas, de tal modo que el punto de no
retorno puede ocurrir entre 30 y 50 años antes.
No pensar en eso, es actuar como
el avestruz. Militantes ecológicos, de sólida formación científica, algunos de
ellos enjuiciados por intentar poner estos temas en el tapete social, en contra
de los deseos de los negacionistas que controlan los mass media, como Jorge
Richman en España, quien fue invitado especial cuando al Ministerio del
Ambiente se le cambio el nombre por Ministerio de Ecosocialismo, proponen que
de inmediato la humanidad se baje de sus medios de comunicación (automotores,
aviones, barcos) y deje de consumir carne para aminorar la emisión de los gases
autores del problema ambiental que nos amenaza. Y para los que no saben de la
relación de esos gases con la carne, les invito a leer cuanto monóxido de
carbono (CO) se desprende de las millones de hectáreas usadas para los
sembradíos con que se alimentan esos animales, y la cantidad de metano (CH4)
que se desprende de sus heces y orinas, porque estamos hablando de una población
de animales que es similar a la población humana del planeta, pero multiplicada por
ocho (8).
REFERENCIAS
Boers, N. (2024). Reply to:
Evidence lacking for a pending collapse of the Atlantic Meridional Overturning
Circulation. Nature Climate Change volume 14, pages 43–47. Disponible en https://www.nature.com/articles/s41558-023-01878-z
Caesar, L., McCarthy, G. D.,
Thornalley, D. J. R., Cahill, N. & Rahmstorf, S. (2021). Current Atlantic Meridional Overturning
Circulation weakest in last millennium. Nature Geoscience. https://sci-hub.se/10.1038/s41561-021-00699-z
Honty, G. (2019). Una historia
social del cambio climático. Rebelion.
Disponible en https://rebelion.org/una-historia-social-del-cambio-climatico/
Omaña, E. (2021). ¿Se aproxima
otra pequeña edad del hielo? Blog
Naturaleza y Trabajo. Disponible
en https://naturaytrabajo.blogspot.com/2021/08/se-aproxima-otra-pequena-edad-de-hielo.html
Xianyao, C. & Tung, K-K.
(2024). Evidence lacking for a pending collapse of the Atlantic Meridional
Overturning Circulation. Nature Climate Change volume 14, pages 40–42.
Disponible en https://www.nature.com/articles/s41558-023-01877-0
Excelente artículo estimado Eric. Aborda el tema de la crisis planetaria generada por el cambio climático, pero considerando la revisión bibliográfica sobre investigaciones realizadas recientemente sobre la posibilidad de ocurrencia de otra pequeña edad de hielo. En tal sentido no solo estamos en presencia de un calentamiento global, sino también la posibilidad cercana de un evento de bajas temperaturas. El panorama climático sin duda es bastante complejo y estas nuevas investigaciones aportan información altamente valiosa para evaluar todos los posibles escenarios que se puedan desarrollar en los próximos años.
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